PANAMÁ.— México, Colombia, Guatemala y Panamá sentaron ayer las bases para alcanzar una nueva etapa en el combate a bandas del narcotráfico, a las cuales atribuyeron un mayor nivel de organización que el que existe actualmente entre los países afectados.
Reunidos en una cumbre que duró cuatro horas, los mandatarios de México, Felipe Calderón; de Colombia, Álvaro Uribe; de Guatemala, Álvaro Colom, y de Panamá, Martín Torrijos, señalaron que el crimen organizado representa un riesgo para la estabilidad social y la gobernabilidad democrática.
Ante ese panorama, determinaron recopilar los acuerdos bilaterales y multilaterales existentes para enfrentar al crimen y, en un futuro próximo, “concretar la suscripción de un instrumento jurídico único y abierto a la firma de otros países de la región”.
Entre las medidas adoptadas en el encuentro, las cuatro naciones involucradas pactaron agilizar el intercambio de información y estrechar la cooperación para una más efectiva judicialización de los delitos.
También se propuso aprovechar las infraestructuras y programas de capacitación para entrenamiento de personal encargado del combate a la delincuencia y colaborar en el establecimiento de sistemas de control de confianza.
En las conclusiones, determinaron promover la colaboración en materia de migración con el fin de desarrollar mejores controles de identidad.
En su discurso, Calderón aseguró que la principal dificultad “es que aún a nivel continental, la criminalidad está, como su nombre lo indica, organizada, y los estados miembros de esta comunidad continental aún no lo estamos entre nosotros mismos”.
Agregó que habrá éxito si se enfrenta al crimen de manera integral y bajo el principio de corresponsabilidad en el problema que representa la delincuencia organizada.
Calderón y Colom admitieron, al igual que Uribe y Torrijos, que esta guerra no se gana de manera individual, sino con una estrategia común contra un flagelo que no reconoce fronteras.
Reunidos en una cumbre que duró cuatro horas, los mandatarios de México, Felipe Calderón; de Colombia, Álvaro Uribe; de Guatemala, Álvaro Colom, y de Panamá, Martín Torrijos, señalaron que el crimen organizado representa un riesgo para la estabilidad social y la gobernabilidad democrática.
Ante ese panorama, determinaron recopilar los acuerdos bilaterales y multilaterales existentes para enfrentar al crimen y, en un futuro próximo, “concretar la suscripción de un instrumento jurídico único y abierto a la firma de otros países de la región”.
Entre las medidas adoptadas en el encuentro, las cuatro naciones involucradas pactaron agilizar el intercambio de información y estrechar la cooperación para una más efectiva judicialización de los delitos.
También se propuso aprovechar las infraestructuras y programas de capacitación para entrenamiento de personal encargado del combate a la delincuencia y colaborar en el establecimiento de sistemas de control de confianza.
En las conclusiones, determinaron promover la colaboración en materia de migración con el fin de desarrollar mejores controles de identidad.
En su discurso, Calderón aseguró que la principal dificultad “es que aún a nivel continental, la criminalidad está, como su nombre lo indica, organizada, y los estados miembros de esta comunidad continental aún no lo estamos entre nosotros mismos”.
Agregó que habrá éxito si se enfrenta al crimen de manera integral y bajo el principio de corresponsabilidad en el problema que representa la delincuencia organizada.
Calderón y Colom admitieron, al igual que Uribe y Torrijos, que esta guerra no se gana de manera individual, sino con una estrategia común contra un flagelo que no reconoce fronteras.
Sergio Javier Jiménez enviado, El Universal, 17 de enero.
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