Opacan inseguridad y crisis económica “logros” panistas

Aunque la dirigencia nacional del PAN cifra sus esperanzas de alcanzar la mayoría en el Congreso en los “logros” que en dos años de gobierno ha conseguido Felipe Calderón, principalmente por los grandes decomisos de droga, armas y dinero, así como la Operación Limpieza en todas las áreas encargadas de la lucha contra el crimen organizado, para las dirigencias del PRI y del PRD esos “logros” se han visto rebasados por la creciente inseguridad y la crisis económica, por lo que, consideran, los votos no tendrán para el blanquiazul la tendencia que este partido espera.

Mencionan que una prueba de la preocupación que tienen los panistas respecto de sus posibilidades en el proceso para renovar la Cámara de Diputados el año próximo es la designación de César Nava, ex secretario particular de Felipe Calderón, como responsable de la estrategia electoral del blanquiazul, partido que desde 2006 no ha conseguido una sola victoria en los procesos relevantes de renovación de gubernaturas, alcaldías o congresos locales en estos dos años.

En 2009 se renuevan la Cámara de Diputados y seis gubernaturas: las de Sonora, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Campeche y Colima. De acuerdo con diversos ejercicios elaborados por los propios institutos políticos y empresas privadas, en este momento las preferencias las encabeza el PRI, con 42 por ciento de la intención del voto, lo que le garantizaría la mayoría en San Lázaro, además de cuatro de las gubernaturas en juego y serias posibilidades de recuperar Querétaro, actualmente gobernado por el PAN.

Los panistas repetirían el porcentaje de votos que han logrado históricamente en elecciones intermedias, con alrededor de 34 por ciento de las preferencias, además de asegurarse la gubernatura de San Luis Potosí, la que, de acuerdo con la dirigencia del blanquiazul, “es más fácil ganarla que perderla”. Sostienen también que, al igual que San Luis Potosí, retendrán el gobierno de Querétaro, y entre sus mediciones aspiran a arrebatarle al tricolor la gubernatura de Nuevo León, Colima o Sonora.

El escenario para el PRD es menos halagüeño. De acuerdo con los estudios preliminares, el partido del sol azteca no tiene siquiera asegurado el porcentaje de votos que registró en los años anteriores al proceso presidencial de 2006, de alrededor de 18 por ciento, sino que el desgastante proceso de renovación de su dirigencia y la designación final de Jesús Ortega como presidente nacional de este partido, desestabilizaron las frágiles estructuras perredistas y motivaron que las diversas corrientes se planteen, al menos en las bases, si tiene caso continuar con este proyecto.

De mantenerse esta tendencia, el PRD obtendría cerca de 12 por ciento de los sufragios, que lo colocarían en un lejano tercer lugar entre las tres principales fuerzas políticas, mientras crecerían otros institutos políticos como Convergencia o Partido del Trabajo, hacia quienes se dirigirían los seis puntos porcentuales que perdería el PRD.

Si bien la balanza en los procesos de elección de diputados federales marcó desde la 57 Legislatura un resultado favorable a AN, a partir de 2006 hay una clara caída en las preferencias ciudadanas de los candidatos del blanquiazul en lo que se refiere a alcaldías, gubernaturas y congresos locales, hecho que se podría repetir en 2009 y ubicar a los panistas lejos de sus pretensiones de una mayoría en la Cámara de Diputados.

En la 57 Legislatura los panistas llegaron a tener 121 diputados federales, pasaron a 203 en la 58, en la 59 alcanzaron apenas 144 curules y en la actual cuentan con un bloque de 207, lo cual indica que en las últimas dos jornadas de elección presidencial obtuvieron el mayor número de legisladores en su historia, mientras en los comicios intermedios, como los que tendrán lugar el año próximo, reducen alrededor de 50 por ciento su eficiencia electoral.

Ciro Pérez Silva, La Jornada, 2 de enero.


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