Sarukhán: no se espera mucho de Obama en migración

México, insatisfecho con algunas medidas de la administración de George W. Bush, espera insistir de "manera fundamental" ante el nuevo presidente Barack Obama en que Estados Unidos cumpla sus propias leyes y cierre el paso de armas ilegales por la frontera hacia el sur, dijo el embajador mexicano ante la Casa Blanca, Arturo Sarukhán.

El diplomático declaró también que el gobierno del presidente Felipe Calderón "esperaría ver alguna acción" de Obama en su primer año, en cuanto a la reforma de inmigración, que legalizaría a más de 8 millones de mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos, pero reconoció que es "muy realista" y no espera mucho.

"Es un tema muy polarizante", declaró en una mesa redonda con reporteros de The Associated Press. "Las coaliciones que se habían articulado en torno a la reforma integral en 2006 y 2007 tendrán que reconstruirse y esto no ocurre de manera fácil, requiere de un trabajo político".

Sobre si México tenía alguna decepción con el gobierno de Bush, Sarukhán dijo que a su país "nunca le gustó" el muro de 700 millas (1,200 kilómetros) construido en un tercio de la frontera.

También mencionó que Bush tuvo poco éxito para abrir el paso de camiones mexicanos a territorio estadunidense, ante la resistencia de sindicatos y legisladores, pese a que ese tránsito es una provisión del TLCAN vigente hace 15 años. Actualmente, la carga mexicana es transbordada a camiones estadunidenses en la frontera o viceversa, con un costo promedio de 80 dólares por camión, algo que implicaría una erogación anual de unos dos mil 160 millones de dólares a las empresas.

Además, Bush habría mostrado falta de visión para "construir sinergias" sobre las realidades de "un México de abundante mano de obra y un Estados Unidos de abundante capital", según Sarukhán.

México desearía ahora de "manera fundamental", afirmó Sarukhán, que Obama cierre el paso de las armas que van a grupos criminales en territorio mexicano. La violencia del narcotráfico, según varios informes de la administración Bush, amenazaba a México con volverlo un "estado fallido".

"Esa caracterización es absolutamente errónea", dijo Sarukhán, quien explicó que el gobierno mexicano tiene control de su población y territorio, y carece de otros aspectos que precondicionan un estado fallido.



"México de ninguna manera cae dentro de esas características".

Hizo notar más bien que ninguno de los informes de la era Bush mencionaba que la violencia en México estaba produciéndose "dentro de un vacío" generado por la falta de acción de Estados Unidos para cortar el tráfico de armas, los flujos de dinero y otros recursos del crimen organizado.

"A menos que entendamos que éste es un reto bilateral, que es un tema que requiere políticas realistas, vamos a fracasar", aseguró. "Si México fracasa, Estados Unidos también fracasa".

Precisó que México no está contra la II Enmienda de la constitución estadounidense que señala como derecho tener y portar un arma de fuego.

"Nuestro argumento es asegurarnos que las leyes de Estados Unidos se cumplan en Estados Unidos", explicó refiriéndose a que existían, por ejemplo, leyes que impiden vender o exportar armas prohibidas, como las mayores a las de calibre .22 que circulan ilegalmente en México.

Según Sarukhán, inmigración para México "en un contexto mucho mayor" es no solamente hacer que la gente cruce la frontera de una manera legal, ordenada y segura, sino que se detenga ese cruce.

"Estamos perdiendo capital humano y necesitamos ese capital para asegurar nuestro crecimiento", destacó.

Explicó que cualquier reforma de inmigración debe contemplar formas de promover el desarrollo económico en México para mitigar la presión que lleva a la gente a abandonar el país, "lo cual ciertamente no será resuelto en un año o cutro años, pero necesitamos empezar a discutir".
AP, Crónica, 27 de enero.

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