Se alinean las políticas fiscal y monetaria

Por primera vez desde que se agudizó la crisis financiera y económica global, en México habrá una coordinación entre las políticas fiscal y monetaria, que servirá para que surtan mayor efecto las medidas contracíclicas que se han instrumentado desde el 2007 para mitigar los efectos de la recesión.

El Banco de México decidió el viernes bajar en 50 puntos base la tasa de interés de referencia, para dejarla en 7.75 por ciento.

Este nivel de fondeo bancario no se veía desde junio del 2008, cuando la Junta de Gobierno del banco central inició el periodo de alzas por tres meses consecutivos, hasta dejarla en 8.25 por ciento.

Lo anterior, destacaron analistas, fue posible con el congelamiento de los precios de la gasolina que tomó el gobierno como parte del Acuerdo Nacional en Favor de la Economía y el Empleo.

El alza del combustible por medio del desliz que estaba aplicando el gobierno para cerrar el diferencial de precios con el exterior, detallan los especialistas, se convirtió en una presión para la inflación local, impidiendo que el Banco de México tuviera margen de maniobra para relajar la política monetaria.

Para Luis Flores, economista senior de Ixe, ahora sí se dio un mensaje de que hay una conexión entre las acciones en materia de gasto público y la reducción de las tasas de interés para estimular la deprimida economía.

“Es una señal positiva”, asegura al resaltar que ambas autoridades han tomado medidas acertadas. Aunque enfatiza que los resultados para la economía seguirán siendo negativos.

Banamex, por su parte, explica que ya hay una congruencia entre el complicado panorama económico y la expectativa de descenso en la inflación.

A pesar de esa coordinación, Mario Correo, especialista de Scotiabank, cree que el banco central hizo una apuesta arriesgada para el futuro de la economía.

“Se busca darle algo de impulso a la economía en el corto plazo, pero el costo puede ser una mayor inflación y menor crecimiento en los próximos tres o cuatro años”, advierte.

Panorama complicado

Al dar a conocer el anuncio de política monetaria el viernes pasado, el Banco de México explicó que su decisión obedeció a que la crisis global se intensificó en las últimas semanas, profundizando los efectos negativos sobre la actividad económica.

Destacó que la fuerte recesión que ya se advierte en los países industrializados está afectando significativamente los mercados financieros y el desempeño de las economías emergentes.

“El comercio internacional se está reduciendo, y todo apunta a que probablemente la economía mundial experimente la contracción más profunda desde la década de los cuarenta”, argumentó.

Lo anterior hizo que el balance de riesgos se haya deteriorado más en la parte económica que en lo tocante a la inflación, dijo en su comunicado.

Ciclo de relajamiento

La decisión que superó a la estimada por el mercado de un recorte de 25 puntos base, fue interpretada por analistas como el comienzo de una etapa de menor restricción.

“El comunicado acentúa la preocupación sobre la recesión mundial y en consecuencia la valoración sobre la actividad económica en México es también más negativa”, opinó Ociel Hernández, analista de BBA-Bancomer.

El Banco de México sugiere que éste es el inicio de un ciclo de relajamiento monetario y el balance seguramente lo justificará en los próximos meses.

Joel Virge, analista de Banamex, dijo que al final la autoridad monetaria optó por alejarse de su perfil conservador al mostrar un sesgo por las preocupaciones del entorno económico local.

Pero también condicionó las acciones adicionales de política monetaria al cumplimiento de la trayectoria prevista de la inflación, con lo cual podría llevar la tasa de referencia a 6% en el verano.

Leonor Flores, El Economista, 19 de enero.

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