Televisa vs. Univisión en la guerra de las telenovelas

LOS ÁNGELES.- Un nuevo drama televisivo debutó aquí el martes. No se trata de una telenovela, sino de una batalla corporativa que podría cambiar el panorama de los medios de comunicación en español en Estados Unidos.

En una disputa que data de 2005, el conglomerado mexicano Grupo Televisa SA busca romper un acuerdo de programación de 25 años con Univision Communications Inc. Televisa proporciona a Univisión telenovelas y otros programas populares. La pérdida de ese contenido podría poner en riesgo la posición de Univisión como la principal cadena en español de EE.UU.

La disputa llegó a un tribunal de distrito en Los Ángeles en un momento en que Univisión enfrenta una montaña de deuda relacionada con su compra en 2006 por parte de varios grupos de inversión. "Este es sin duda un hito para la televisión en español", dice José Cancela, ex ejecutivo de Univisión y consultor de marketing. "El contenido es el rey y ya no está claro quién tendrá en sus manos el mejor contenido de la televisión en español".

Televisa, que sostiene que hubo un incumplimiento importante del contrato relacionado con el pago de regalías, quiere trasladar su contenido a otro lugar. Univisión dice que le ha pagado a Televisa más de US$1.000 millones en regalías desde 1992 y que Televisa podría obtener otros US$2.000 millones antes de que el contrato expire en 2017. "Univisión siempre ha cumplido los términos de sus acuerdos con Televisa", dice John Keker, un abogado que representa a Univisión. "Estamos convencidos de que cuando el jurado escuche las pruebas nos entenderán y ganaremos el juicio". El juicio civil, que enfrenta a Emilio Azcárraga Jean, el magnate de Televisa de 40 años, contra los propietarios de Univisión, que incluyen al multimillonario de Los Ángeles Haim Saban, podría durar varias semanas.

Varios grupos de inversión, incluyendo Saban Capital Group y Madison Dearborn Partners, adquirieron Univisión en 2006 por US$12.300 millones en un acuerdo muy apalancado. En el trimestre que finalizó el 30 de septiembre, el último del cual hay datos disponibles, Univisión registró una pérdida neta de US$2.900 millones, lo que refleja una rebaja contable de US$3.700 millones ligada a la caída en el valor de sus negocios de televisión, radio e Internet.

A pesar de contar con niveles de audiencia que son la envidia de muchas de las principales cadenas en inglés, Univisión tiene una deuda de US$9.900 millones en medio de un deterioro de la publicidad. Su principal segmento demográfico, inmigrantes hispanos de clase obrera y latinos bilingües, ha resultado muy afectado por la crisis económica. La empresa dice que debe realizar un pago de US$350 millones de su deuda en marzo.

Univisión y Televisa han mantenido una larga relación que se agrió en los últimos años. En los años 70, la familia Azcárraga empezó un negocio que se convirtió en Univisión, pero en los años 80 tuvo que ceder el control mayoritario debido a la ley estadounidense, que limita el control extranjero de los medios de comunicación. En 1992, el padre de Azcárraga Jean llegó a un acuerdo con el ex presidente de Univisión, Jerrold Perenchio, y se gestó el acuerdo de exclusividad de programación.

La hostilidad salió a la luz pública en 2005, cuando Perenchio instaló a un protegido, Ray Rodríguez, como presidente de Univisión sin hacer una búsqueda formal. Azcárraga abandonó la junta directiva de Univisión. Pocos meses después, Televisa entabló una demanda acusando a Univisión de no hacer algunos pagos de regalías. Después de que Univisión se pusiera en venta, Televisa aumentó la tensión en 2006, alegando también una violación significativa del contrato que justificaría su abandono completo.

Televisa dice que Univisión le debe US$118 millones en regalías. Hasta ahora, Univisión ha pagado unos US$20 millones. La mayoría de la compensación que demanda Televisa está relacionada con espacio televisivo comercial no vendido y usado por subsidiarias de Univisión. Una fuente cercana a Televisa dijo que el conglomerado ha perdido la confianza en la gerencia de Univisión y quiere llevar su programación a otro lugar.

"Nuestro cliente espera una resolución final de estas diferencias para que se puedan solucionar de una vez por todas las preguntas en relación al supuesto incumplimiento del acuerdo de licencia de programación", dijo Marshall Grossman, abogado de Televisa.

Si Televisa gana, "Univisión tendría que modificar radicalmente su modelo de negocios de agregador de programas a productor de programas, algo que sería caro y no necesariamente exitoso", dice el consultor de medios hispanos Julio Rumbaut.

Miriam Jordan, Reforma, 7 de enero.


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