Ingresan para librar la crisis

Fabián y Raúl tienen algo en común: la crisis los llevó al Ejército.

En el Metro Toreo, Fabián Herrera, de 23 años ya dejó sus datos a la milicia. En su paso por la estación encontró que en la Primera Zona Militar, el Regimiento de Infantería, tiene vacantes.

Comenta que tendrá que hacer un curso de 10 semanas de capacitación para lograr ser un militar.

"Me dijeron que después de la capacitación me dan rango de acuerdo con mis estudios. Tengo el Bachillerato, pero por falta de dinero ya no puedo seguir estudiando, pero ser soldado creo que es bueno, ahorita se necesitan por eso del narco", dice.

Fabián, de brazos corpulentos, manos callosas y voz ronca, porta sus documentos arrugados y en desorden. Pero cuenta con todos.

Según el Reglamento de Reclutamiento una vez reunidos los requisitos, los comandantes de Unidad, directores y jefes integrarán el expediente de cada aspirante a causar alta como soldado de Arma o Servicio.

Fabián quiere estar uniformado de militar y con fusil en mano. "No me veo de cocinero o de enfermero, si se trata de entrarle le voy a entrar bien, lo que cueste, ser soldado es eso, entrarle", se engalla.

Raúl Gómez, un egresado en Administración, no consigue trabajo desde que dejó las aulas. No está muy seguro, pero al menos ya tiene una oportunidad de ganar dinero en tiempos difíciles, en caso de que se reclute.

En sus viajes por el Metro, encontró en la estación Pino Suárez que la Primera Brigada Blindada del Segundo Regimiento Mecánico, cuenta con vacantes.

Las Brigadas Blindadas realizan tareas de reconocimiento y de asalto en vehículos Panhard que tienen una ametralladora de 12.7 mm con visores infrarrojos. Realizan modernización de vehículos motores Detroit Diesel 6V-53T, muchos de ellos para vehículos antimotines.

Esa explicación dejó fascinado a Raúl y se interesó por formar parte del Ejército.

"Me imagino que será un buen esfuerzo y que se tienen perspectivas de desarrollo", dice Raúl.

El desempleado es un joven flaco que mide 1.75 de estatura. No tiene tatuajes y tampoco, asegura, ha probado drogas.

"Creo que sí me aceptarían, ahora a ver que pasa, la crisis orilló a esto", dice temeroso.

Otros varones se interesan por el anuncio de la Sedena, pero al final siguen su camino.

"Se ve que están desesperados, en mis tiempos el requisito era contar con 1.70 de estatura, ahora les piden 1.63", dijo un señor canoso a los militares, luego de leer la manta donde están los requisitos para causar alta.

La promoción para reclutarse al Ejército continúa. Hay muchos curiosos, pero pocos interesados.
Benito Jiménez, Reforma, 7 de febrero.

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