No hubo reclamos, pero sí una retahíla de halagos. Y es que el nuevo líder del Congreso del Trabajo, Joaquín Gamboa Pascoe, prometía al presidente Felipe Calderón: que no lo van a dejar “mal”, aunque les “quede la tripa a medio comer”.
En la toma de protesta de la directiva del Congreso del Trabajo, a Gamboa le faltaban los calificativos para referirse al Mandatario por su lucha contra el crimen organizado. Y no sólo lo calificó de tener una actitud “viril”, sino hasta de poseer “calidad de hombre”.
Mientras Calderón lo observaba sonrojado, el también cetemista volteaba la mirada y se alejaba del micrófono, por lo que apenas si se alcanzaban a escuchar sus palabras en el Salón Adolfo López Mateos, que todavía décadas atrás en eventos como éstos reunía a todo el gabinete.
A diferencia de los tiempos priístas, ahora sólo estaba el secretario del Trabajo, Javier Lozano.
Pero algunos vicios continuaban, como los “apapachos”.
Gamboa hablaba de la “situación de peligro y agresividad que se ha soltado en México” con los vendedores de droga “chiquitos y grandotes”.
Y hasta se aventuraba a decir que los trabajadores que representa quieren emular al Presidente, porque están dando “clase de buen Presidente, de valiente”.
En la toma de protesta de la directiva del Congreso del Trabajo, a Gamboa le faltaban los calificativos para referirse al Mandatario por su lucha contra el crimen organizado. Y no sólo lo calificó de tener una actitud “viril”, sino hasta de poseer “calidad de hombre”.
Mientras Calderón lo observaba sonrojado, el también cetemista volteaba la mirada y se alejaba del micrófono, por lo que apenas si se alcanzaban a escuchar sus palabras en el Salón Adolfo López Mateos, que todavía décadas atrás en eventos como éstos reunía a todo el gabinete.
A diferencia de los tiempos priístas, ahora sólo estaba el secretario del Trabajo, Javier Lozano.
Pero algunos vicios continuaban, como los “apapachos”.
Gamboa hablaba de la “situación de peligro y agresividad que se ha soltado en México” con los vendedores de droga “chiquitos y grandotes”.
Y hasta se aventuraba a decir que los trabajadores que representa quieren emular al Presidente, porque están dando “clase de buen Presidente, de valiente”.
Laura Vega, El Economista, 19 de febrero.
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