'Ya no supe más de él'

La primera vez que su hijo, José Aníbal Hernández, cruzó a Estados Unidos, fue de la mano de Cindy McCain, la esposa del ex candidato presidencial John McCain.

Era el año de 1992; José tenía 11 años y una enfermedad del corazón. McCain llegó a El Salvador con la organización American Voluntary Medical Team, que ella fundó, para dar auxilio médico a zonas devastadas por las guerras.

Milagros Hernández se enteró de la visita por los periódicos locales y llevó al niño de cabello liso, ojos negros y cuerpo debilucho.

El diagnóstico fue grave: José tenía que ser trasladado a Phoenix para realizarle una cirugía a corazón abierto.

Cuando José tenía 19 años los problemas del corazón volvieron. Milagros intentó conseguirle una visa para que lo atendieran de nuevo los doctores voluntarios.

Llevó la visa médica anterior, el certificado de la operación y hasta las notas periodísticas del viaje. No tuvo suerte.

"Quería yo una visa médica para que me lo revisaran, para que me lo operaran en Estados Unidos, yo quería que los mismos médicos me lo volvieran a ver", recuerda Milagros.

Ella habla desde un teléfono que le prestaron en Tapachula, donde llegó el lunes por la noche con la 'Caravana de la Esperanza'.

El muchacho, cuyo pecho cruza la cicatriz de la cirugía, una línea de 20 centímetros, decidió cruzar de manera ilegal México y Estados Unidos para volver a Phoenix, ver a los médicos y quedarse a trabajar.

"Se vino con un coyote para acá (les cobró 3 mil dólares) y cuando cruzaron el río (Bravo) se les perdió. Y ya no supe más de él.

"El 24 de mayo del 2000 cruzaron el río", dice la mujer de 50 años que llegó a México acompañada de su esposo.

La última vez que Milagros habló con su hijo fue el 10 de mayo de ese año.

Le llamó para felicitarla y decirle que estaban en una casa muy pobre en Matamoros, listos para cruzar el río.

Esta es la primera vez que Milagros sale de su País.

En El Salvador la espera otro hijo, de 23 años, quien tampoco ha dejado su tierra porque si lo hace, ella terminaría de morir.

"Vine a buscar a mi hijo. Vengo realmente en busca de mi hijo, (quiero) que me ayuden a buscarlo, una esperanza de saber algo de él (...) siquiera que sienta que nos están acompañando".

José Aníbal, su hijo, tiene ahora 27 años y cumplirá 28 en abril.

"Tiene", dice Milagros, porque no pierde la esperanza. Por eso está aquí.
Daniela Rea, Reforma, 11 de febrero.

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