Las elecciones internas del PRD para designar candidatos a jefes delegacionales, diputados locales y federales, nuevamente estuvieron plagadas de irregularidades.
Los casos se suscitaron principalmente en el Distrito Federal, donde se registraron la compra de votos, acarreos, reparto de despensas y conatos de violencia.
El dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, minimizó los hechos y dijo que sólo se presentaron casos aislados. Rechazó que se hubiera dado otro “cochinero”, como el registrado el año pasado en el proceso interno para elegir a la dirigencia nacional del partido.
El senador René Arce, de la corriente Nueva Izquierda, no descartó impugnaciones por las anomalías presentadas en la justa electoral.
“Si los compañeros encuentran agravantes, delitos electorales o violaciones a la ley, podrán presentar los recursos legales, aunque no es lo mejor para el PRD”, declaró Arce.
El senador Carlos Navarrete aseguró que no hubo irregularidades, y sí, dijo, un proceso apasionante propio de la vida democrática que se vive en el partido.
El pacto de civilidad firmado por las corrientes Nueva Izquierda e Izquierda Unida quedó en el olvido, pues militantes perredistas se acusaron mutuamente de haber hecho trampa en el proceso interno, principalmente en Iztapalapa, Álvaro Obregón, Coyoacán y Cuauhtémoc.
Ortega insistió en que se trató de una elección limpia, transparente y con alta participación.
Para el proceso perredista se instalaron 2 mil 245 casillas, aunque seis no se colocaron por no haber condiciones.
Los perredistas Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador no acudieron a votar.
Los casos se suscitaron principalmente en el Distrito Federal, donde se registraron la compra de votos, acarreos, reparto de despensas y conatos de violencia.
El dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, minimizó los hechos y dijo que sólo se presentaron casos aislados. Rechazó que se hubiera dado otro “cochinero”, como el registrado el año pasado en el proceso interno para elegir a la dirigencia nacional del partido.
El senador René Arce, de la corriente Nueva Izquierda, no descartó impugnaciones por las anomalías presentadas en la justa electoral.
“Si los compañeros encuentran agravantes, delitos electorales o violaciones a la ley, podrán presentar los recursos legales, aunque no es lo mejor para el PRD”, declaró Arce.
El senador Carlos Navarrete aseguró que no hubo irregularidades, y sí, dijo, un proceso apasionante propio de la vida democrática que se vive en el partido.
El pacto de civilidad firmado por las corrientes Nueva Izquierda e Izquierda Unida quedó en el olvido, pues militantes perredistas se acusaron mutuamente de haber hecho trampa en el proceso interno, principalmente en Iztapalapa, Álvaro Obregón, Coyoacán y Cuauhtémoc.
Ortega insistió en que se trató de una elección limpia, transparente y con alta participación.
Para el proceso perredista se instalaron 2 mil 245 casillas, aunque seis no se colocaron por no haber condiciones.
Los perredistas Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador no acudieron a votar.
El Universal, 22 de enero.
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