Según consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), los comicios federales de julio próximo tienen un alto riesgo de controversia debido al cúmulo de impugnaciones que podrían suscitarse por la contabilización del “doble voto”, que será válido para el caso de las coaliciones.
Cuando una persona vote dos veces por un candidato postulado por dos partidos coaligados, no se declarará el voto nulo. Pero al término del cómputo, requerirá una interpretación aritmética para determinar a qué instituto político se le acredita ese sufragio.
Este extraño sistema se adoptó, tras la reforma electoral de 2007, que se complica aún más luego del reciente fallo del Tribunal Electoral que prohíbe al IFE usar emblemas o símbolos de partidos para capacitar a los funcionarios de casilla para contar y validar boletas.
Esto, advirtió el consejero Marco Antonio Baños, podría convertirse en uno de los principales problemas durante la jornada electoral del próximo 5 de julio.
“La capacitación electoral impone un desafío pedagógico de elevado nivel de complejidad, que consiste en cerrar la brecha a partir de una estrategia de capacitación intensa y de corta duración.”
Los errores por parte de los funcionarios de casilla en el escrutinio y cómputo de los votos podrían convertirse en el principal riesgo, dijo, debido a la complejidad del acto mismo de clasificar entre votos válidos y votos nulos.
Hay una gran diferencia, dijo, entre las competencias del funcionario de casilla ideal que conoce y aplica a la perfección los criterios legales de clasificación de los votos en el llenado de los formatos de la documentación electoral y el perfil promedio real de las competencias de los funcionarios reclutados por insaculación.
Por ello, se llegó al diseño de los manuales y cuadernos de ejercicios aprobados por la Comisión de Capacitación, pero el Tribunal prohibió el empleo de distintivos gráficos que representen la votación en favor de partidos políticos o coaliciones contendientes.
Es un hecho que una de las habilidades indispensables en los funcionarios de casilla estriba en lograr una identificación pronta de los partidos que integran cada coalición y la forma en que se puede marcar un voto para candidato de coalición.
La sentencia del Tribunal coloca al IFE en un contrasentido con la acción pedagógica, que reclama la debida operación de las 140 mil casillas que habrán de instalarse el 5 de julio.
En medio de reproches al Tribunal Electoral, los consejeros del IFE le recordaron que no serán los partidos, sino los ciudadanos los que cuentan los votos; tenemos que producir materiales que les permitan apropiarse, de buena manera, de la función que tendrán que emprender, pero ahora hay riesgos de confusión.
El consejero Alfredo Figueroa advirtió tajante: “Se acatará la decisión de la Sala Superior, pero no se puede compartir que el criterio que se emplee para construir los materiales sea la de una pretendida equidad que no favorece la comprensión de los ciudadanos que habrán de ser autoridad.
El consejero Arturo Sánchez añadió: “Eso que nosotros queríamos y que el Tribunal no quiso, tenía un objeto muy claro: la intención de considerar maduros a los ciudadanos que son representantes de la sociedad y que van a recibir los votos”. Pero acatamos la decisión, aunque no se reconozca la madurez de la ciudadanía.
“Hay un costo y francamente no veo el beneficio en introducir esta modificación”, sentenció a su vez el consejero Benito Nacif.
Marco Baños insistió en que de ninguna manera hay la pretensión, ni mucho menos la consecuencia posible o probable de que de ellos incidan en las preferencias partidistas, más aún, es de señalar que los materiales didácticos están dirigidos a un universo aproximado de un millón de ciudadanos, no a los 78.1 millones de ciudadanos del padrón.
Por el contrario, con esta decisión, sin lugar a dudas, se pone en peligro el proceso de la capacitación electoral y la gestión debida del capital humano que se requiere para garantizar el buen funcionamiento de las casillas electorales.
“Vamos a usar en lugar de los emblemas que todos conocemos y los ciudadanos conocen de los partidos políticos, símbolos para que no quede la menor duda de que estuviéramos intentando inducir un voto”, acotó Arturo Sánchez.
Sin embargo, resulta curioso que quisiéramos inducir un voto, porque estos documentos no iban dirigidos a la ciudadanía en general, sino iban dirigidos exclusivamente a los funcionarios que iban a ser previamente capacitados.
Por tanto, “trabajaremos para que traten de entender con símbolos, con letras, con abstracciones, que hay dos coaliciones, porque no podemos decirle en los manuales de mérito que esas coaliciones existen y tienen nombres, y es importante que los conozcan, para que no se pueda eventualmente confundir un voto nulo con un voto válido para una coalición”, sentenció Figueroa.
Jorge Octavio Ochoa, El Universal, 10 de abril.
Cuando una persona vote dos veces por un candidato postulado por dos partidos coaligados, no se declarará el voto nulo. Pero al término del cómputo, requerirá una interpretación aritmética para determinar a qué instituto político se le acredita ese sufragio.
Este extraño sistema se adoptó, tras la reforma electoral de 2007, que se complica aún más luego del reciente fallo del Tribunal Electoral que prohíbe al IFE usar emblemas o símbolos de partidos para capacitar a los funcionarios de casilla para contar y validar boletas.
Esto, advirtió el consejero Marco Antonio Baños, podría convertirse en uno de los principales problemas durante la jornada electoral del próximo 5 de julio.
“La capacitación electoral impone un desafío pedagógico de elevado nivel de complejidad, que consiste en cerrar la brecha a partir de una estrategia de capacitación intensa y de corta duración.”
Los errores por parte de los funcionarios de casilla en el escrutinio y cómputo de los votos podrían convertirse en el principal riesgo, dijo, debido a la complejidad del acto mismo de clasificar entre votos válidos y votos nulos.
Hay una gran diferencia, dijo, entre las competencias del funcionario de casilla ideal que conoce y aplica a la perfección los criterios legales de clasificación de los votos en el llenado de los formatos de la documentación electoral y el perfil promedio real de las competencias de los funcionarios reclutados por insaculación.
Por ello, se llegó al diseño de los manuales y cuadernos de ejercicios aprobados por la Comisión de Capacitación, pero el Tribunal prohibió el empleo de distintivos gráficos que representen la votación en favor de partidos políticos o coaliciones contendientes.
Es un hecho que una de las habilidades indispensables en los funcionarios de casilla estriba en lograr una identificación pronta de los partidos que integran cada coalición y la forma en que se puede marcar un voto para candidato de coalición.
La sentencia del Tribunal coloca al IFE en un contrasentido con la acción pedagógica, que reclama la debida operación de las 140 mil casillas que habrán de instalarse el 5 de julio.
En medio de reproches al Tribunal Electoral, los consejeros del IFE le recordaron que no serán los partidos, sino los ciudadanos los que cuentan los votos; tenemos que producir materiales que les permitan apropiarse, de buena manera, de la función que tendrán que emprender, pero ahora hay riesgos de confusión.
El consejero Alfredo Figueroa advirtió tajante: “Se acatará la decisión de la Sala Superior, pero no se puede compartir que el criterio que se emplee para construir los materiales sea la de una pretendida equidad que no favorece la comprensión de los ciudadanos que habrán de ser autoridad.
El consejero Arturo Sánchez añadió: “Eso que nosotros queríamos y que el Tribunal no quiso, tenía un objeto muy claro: la intención de considerar maduros a los ciudadanos que son representantes de la sociedad y que van a recibir los votos”. Pero acatamos la decisión, aunque no se reconozca la madurez de la ciudadanía.
“Hay un costo y francamente no veo el beneficio en introducir esta modificación”, sentenció a su vez el consejero Benito Nacif.
Marco Baños insistió en que de ninguna manera hay la pretensión, ni mucho menos la consecuencia posible o probable de que de ellos incidan en las preferencias partidistas, más aún, es de señalar que los materiales didácticos están dirigidos a un universo aproximado de un millón de ciudadanos, no a los 78.1 millones de ciudadanos del padrón.
Por el contrario, con esta decisión, sin lugar a dudas, se pone en peligro el proceso de la capacitación electoral y la gestión debida del capital humano que se requiere para garantizar el buen funcionamiento de las casillas electorales.
“Vamos a usar en lugar de los emblemas que todos conocemos y los ciudadanos conocen de los partidos políticos, símbolos para que no quede la menor duda de que estuviéramos intentando inducir un voto”, acotó Arturo Sánchez.
Sin embargo, resulta curioso que quisiéramos inducir un voto, porque estos documentos no iban dirigidos a la ciudadanía en general, sino iban dirigidos exclusivamente a los funcionarios que iban a ser previamente capacitados.
Por tanto, “trabajaremos para que traten de entender con símbolos, con letras, con abstracciones, que hay dos coaliciones, porque no podemos decirle en los manuales de mérito que esas coaliciones existen y tienen nombres, y es importante que los conozcan, para que no se pueda eventualmente confundir un voto nulo con un voto válido para una coalición”, sentenció Figueroa.
Jorge Octavio Ochoa, El Universal, 10 de abril.
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