“Positivo, pero mínimo”, el gesto de Obama: Fidel

Fidel Castro calificó ayer de “positiva, aunque mínima” la primera movida de fichas hecha el lunes por el presidente Barack Obama, en busca de un cambio en la política tradicional de Estados Unidos hacia la isla.

En dos artículos de prensa en menos de 24 horas, Castro elogió la decisión de eliminar “las odiosas restricciones” que impedían que los cubano-americanos viajaran y enviaran libremente remesas a la isla, y en tono conciliador dijo que Cuba “no culpa a Obama de las atrocidades cometidas por otros gobiernos” estadunidenses.

“El juego acaba de comenzar y va para largo”, comentaron analistas al evaluar los pronunciamientos de Fidel, quien obvió referirse a otro aspecto de la decisión de Obama. Pese al bloqueo, el presidente autorizó también el lunes a empresas estadunidenses a establecer contratos con la isla en telefonía, fibra óptica y televisión satelital, con lo cual puso al gobierno cubano ante la disyuntiva de hacer negocios o rechazarlos. En Cuba esos servicios están bajo control estatal y el gobierno considera “fuente de penetración ideológica” todo acceso individual a las trasmisiones de televisión que se originan en EU.

“Para Castro, esa es la parte ácida de la oferta de Obama”, dijo un diplomático latinoamericano, al poner en duda “cualquier apertura cubana en telecomunicaciones”. No obstante, y mientras el presidente Raúl Castro mantiene su disposición a dialogar con la Casa Blanca, Fidel sugirió que “están creadas las condiciones para que Obama emplee su talento en una política constructiva que ponga fin a la que ha fracasado (el embargo) durante casi medio siglo”.

Para los cubanos “no hay duda” de que a los 82 años y desde su convalecencia, Castro “está marcando la estrategia que seguirá el gobierno” en cualquier hipotético diálogo con Washington, “dejándole a Raúl su aplicación”. De ahí la afirmación de que “no deseamos lastimar a Obama en lo más mínimo” y hasta el avance de lo que pudieran ser objetivos del gobierno en un diálogo con Washington: “autocrítica del poderoso país” por la invasión de Bahía de Cochinos (1961), “garantía de que nunca volverá a producirse” y eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, que favorece la migración ilegal.

Con la autorización a que los cubano-americanos viajen libremente al país, el gobierno espera un aumento de su liquidez, en momentos en que padece los efectos de la crisis financiera global y arrastra pérdidas de casi 10 mil millones adicionales por los golpes de tres huracanes a finales de 2008. Entre analistas aquí, sin embargo, no hay consenso en cuanto a si “el liderazgo cubano estaría dispuesto a llegar hasta el final en el camino de la normalización de relaciones” con la Unión Americana. Después de Obama, puede llegar a la Casa Blanca “otro igual o peor que su antecesor” George W, Bush, consideró Castro ayer.

En ese contexto, este martes se confirmó que Raúl Castro se reunirá mañana jueves en Venezuela con los gobernantes Hugo Chávez, Daniel Ortega, de Nicaragua; José Manuel Zelaya, de Honduras; y eventualmente con el presidente boliviano, Evo Morales, para afinar posiciones ante la Cumbre de las Américas el viernes, en Trinidad y Tobago, considerada el debut regional de Obama.

Ortega y la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien se reunió con Castro en febrero, tienen previsto hablar en la apertura de la cumbre. El tema cubano no figura en la agenda, pero tanto Ortega como Fernández han dicho ser partidarios de un cambio de la política de EU hacia la mayor isla del Caribe.

De otra parte, un grupo de altos militares retirados estadunidenses instó a Obama a “apoyar y firmar” una ley para acabar con la prohibición de viajar a Cuba de todos los estadunidenses, argumentando que el embargo contra la isla no sirve a los propósitos políticos y de seguridad de Washington. “El embargo ha provocado un significativo movimiento diplomático contra la política estadunidense”, advierten los doce altos oficiales retirados, entre ellos el “zar de las drogas” durante la presidencia de Bill Clinton, Barry McCaffrey, y el ex jefe del Estado Mayor de Colin Powell Lawrence B. Wilkerson, en una carta dada a conocer ayer en Washington.
Manuel Juan Somoza en La Habana, Milenio, 15 de abril.

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