El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) anticipó que la economía mexicana tendrá un deterioro mayor en el segundo semestre del año y no será extraño que caiga a un ritmo superior al 8.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Reiteró que el país requiere una serie de ajustes estructurales que, de concretarse en este año, contribuirían a preparar el terreno para incrementar significativamente el ritmo de crecimiento, y no solo seguir dependiendo del avance inercial de la economía.
La situación es complicada para lo que resta del año, aunque ahora la pregunta es cuanto más podría caer la actividad productiva del país en los siguientes trimestres, añadió el organismo en su publicación "Análisis económico ejecutivo".
Aunque se habla de algunas señales de que la crisis comienza a tocar fondo, esto no implica que habrá una recuperación inmediata, incluso es más factible que se sigan observando resultados negativos y posiblemente más pronunciados, advirtió.
Recordó que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre resultó 8.2 por ciento menor respecto al del mismo lapso del año pasado, lo que representó su mayor caída desde 1995.
Subrayó que los cambios en diversos frentes no pueden esperar más, ya que éstos pueden hacer la diferencia entre un país con tasas de crecimiento mediocre o uno con avance importante y sostenido que mejore significativamente el nivel de vida de la población.
Estos cambios son: Una reforma fiscal que estimule los ingresos y haga mucho más eficiente la asignación de recursos; un sistema educativo y de seguridad social de calidad; un estado de derecho pleno y eficiente y un entorno de negocios amigable, entre otros.
Comentó que aunque ya se anticipaba que la economía cayera fuertemente en el primer trimestre del año, los resultados dados a conocer superaron todas las expectativas y corroboraron la rapidez y fuerza con que incidió el debilitamiento de la economía mundial.
Reiteró que el país requiere una serie de ajustes estructurales que, de concretarse en este año, contribuirían a preparar el terreno para incrementar significativamente el ritmo de crecimiento, y no solo seguir dependiendo del avance inercial de la economía.
La situación es complicada para lo que resta del año, aunque ahora la pregunta es cuanto más podría caer la actividad productiva del país en los siguientes trimestres, añadió el organismo en su publicación "Análisis económico ejecutivo".
Aunque se habla de algunas señales de que la crisis comienza a tocar fondo, esto no implica que habrá una recuperación inmediata, incluso es más factible que se sigan observando resultados negativos y posiblemente más pronunciados, advirtió.
Recordó que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre resultó 8.2 por ciento menor respecto al del mismo lapso del año pasado, lo que representó su mayor caída desde 1995.
Subrayó que los cambios en diversos frentes no pueden esperar más, ya que éstos pueden hacer la diferencia entre un país con tasas de crecimiento mediocre o uno con avance importante y sostenido que mejore significativamente el nivel de vida de la población.
Estos cambios son: Una reforma fiscal que estimule los ingresos y haga mucho más eficiente la asignación de recursos; un sistema educativo y de seguridad social de calidad; un estado de derecho pleno y eficiente y un entorno de negocios amigable, entre otros.
Comentó que aunque ya se anticipaba que la economía cayera fuertemente en el primer trimestre del año, los resultados dados a conocer superaron todas las expectativas y corroboraron la rapidez y fuerza con que incidió el debilitamiento de la economía mundial.
Margarita Jasso, Crónica, 25 de mayo.
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