Las declaraciones del presidente venezolano Hugo Chávez, durante su encuentro el martes con su homólogo Luiz Inácio Lula da Silva, en las que confirmó que “Venezuela atraviesa una fase de nacionalizaciones, salvo de empresas brasileñas”, no han gustado nada en Argentina.
Ayer, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) rechazó “toda discriminación” por parte del gobierno de Venezuela a inversiones argentinas en ese país respecto de las provenientes de otros países latinoamericanos, en alusión a las de sus rivales brasileños.
La entidad empresarial señaló en un comunicado que “toda economía cuya estrategia consista en la estatización de empresas privadas es incompatible con un proceso de integración económica genuino”, como el que se construye “en Argentina y los otros países hermanos de esta región”.
Las declaraciones de Chávez coinciden, además, con el anuncio de su intención de nacionalizar tres empresas participadas por el grupo siderúrgico argentino Techint.
El malestar de los empresarios argentinos obligó ayer a la presidenta Cristina Fernández a llamar a su aliado venezolano para pedirle explicaciones.
Chávez negó este favoritismo y le dijo que habló “en tono de broma”. Pero la presidenta argentina, muy criticada en su país por su falta de dureza ante las nacionalizaciones anunciadas por Chávez, le pidió un desmentido público.
Dicho desmentido llegó en forma de comunicado de la cancillería, en el que se denuncia un intento de “manipulación” de esas palabras de Chávez.
Satisfechos. Posteriormente, el gobierno argentino se mostró “conforme” con la respuesta de Chávez.
“El comunicado dejó todo claro”, afirmó el ministro del Interior, Florencio Randazzo, aunque admitió que las declaraciones del venezolano “dejaron confusión”.
Ayer, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) rechazó “toda discriminación” por parte del gobierno de Venezuela a inversiones argentinas en ese país respecto de las provenientes de otros países latinoamericanos, en alusión a las de sus rivales brasileños.
La entidad empresarial señaló en un comunicado que “toda economía cuya estrategia consista en la estatización de empresas privadas es incompatible con un proceso de integración económica genuino”, como el que se construye “en Argentina y los otros países hermanos de esta región”.
Las declaraciones de Chávez coinciden, además, con el anuncio de su intención de nacionalizar tres empresas participadas por el grupo siderúrgico argentino Techint.
El malestar de los empresarios argentinos obligó ayer a la presidenta Cristina Fernández a llamar a su aliado venezolano para pedirle explicaciones.
Chávez negó este favoritismo y le dijo que habló “en tono de broma”. Pero la presidenta argentina, muy criticada en su país por su falta de dureza ante las nacionalizaciones anunciadas por Chávez, le pidió un desmentido público.
Dicho desmentido llegó en forma de comunicado de la cancillería, en el que se denuncia un intento de “manipulación” de esas palabras de Chávez.
Satisfechos. Posteriormente, el gobierno argentino se mostró “conforme” con la respuesta de Chávez.
“El comunicado dejó todo claro”, afirmó el ministro del Interior, Florencio Randazzo, aunque admitió que las declaraciones del venezolano “dejaron confusión”.
Agencias en Buenos Aires y Caracas, Crónica, 28 de mayo.
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