Una de la high, en campaña a ras de piso

Se contonea al caminar con sus zapatos negros de tacón para alcanzar a Víctor Romo, candidato a diputado local, al que acompaña a pedir el voto de los ciudadanos a favor del Partido de la Revolución Democrática, el próximo 5 de julio. Es de izquierda, clase alta, madre, esposa, escritora, editorialista; es una novata en la política, así es Guadalupe Loaeza, una “niña bien” haciendo campaña.

“¿En qué consiste ser niña bien? Las hay de varias categorías, a saber...” relata la candidata a diputada federal por el distrito 10 del Distrito Federal —que abarca la delegación Miguel Hidalgo— en su libro favorito Las niñas bien, que escribió en 1982. Ahí retrata al sector más adinerado de la sociedad mexicana: viajes al extranjero, costosas prendas de vestir, casas espectaculares. Nada de esto vio en la colonia Tlaxpana, perteneciente a la demarcación que busca representar en el Congreso de la Unión.

Llega tarde, una hora después, pero no lo hizo sola, viene con Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD, partido que le ofreció a Loaeza una candidatura desde el 2000, “pero no la acepté”, asegura ella.

—¿Y ahora por qué sí la aceptó?

—Porque tengo mucha energía, muchas fuerzas; me siento con más ganas de representar a los vecinos, porque siento que hay una crisis de credibilidad.

—¿Por qué deben de confiar los ciudadanos en una “niña bien”?

—¡Ah! Yo escribí ese texto en 1982, estamos en 2009, en ese año era otro México, no había esta pluralidad tan vital, entonces ahora sólo soy una ciudadana de bien.

La rubia candidata platicaba cuando un señor se le acerca, le cuenta de una coladera tapada desde hace años, asunto que la hace desbordarse contra su archirrival: “Gabriela Cuevas es como Salinas”.

—He recorrido muchos mercados, muchas colonias, nunca me había enfrentado con la trayectoria de un político tan mermado, salvo con el desprestigio de Salinas. Para mí que Gabriela tiene el mismo desprestigio que él, tiene tantos negativos, por eso ya perdió, perdió la posibilidad de gobernar, perdió credibilidad, y no me explico cómo una política tan joven ha sembrado tanto odio en la Miguel Hidalgo. Ha dividido, ha creado un encono como jamás yo he percibido, y eso que llevo 27 años escribiendo, observando a los políticos.

Y Guadalupe sigue con su campaña, se presenta con los que no la conocen. Recorre un mercado, visita las casas por fuera, se pasea en decenas de puestos ambulantes.

Anda con Víctor Romo, Javier Hidalgo y González Garza. Se da tiempo hasta para plantar jacarandas en el jardín Diana.

Todo en busca del voto, ya que cree que pocos saldrán el 5 de julio.

—Existe el temor de que la gente no asista a votar el 5 de julio, ¿por qué?

—Porque ya no creen en los partidos, ya no creen en los políticos, hay un hartazgo, un escepticismo. Yo creo que, al contrario, nos tienen que dar una oportunidad a aquellos candidatos que somos ciudadanos, como es el caso de Laura Esquivel, Ana Gabriela Guevara. Que tenemos esta voluntad de llevar su voz al Congreso, a la delegación…

Y en eso está.
Gustavo Sánchez, Milenio, 24 de mayo.

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