José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), señaló que en México ya se han empezado a instrumentar estrategias para salir de la crisis con políticas estructurales, pero “debe vigilarse que la deuda no crezca mucho, porque sólo hay tres formas de reducirla: mayores impuestos, bajar el gasto o una mezcla de los dos”.
Mientras más fácil sea la administración de un impuesto “tiene uno menos agujeros por donde le hagan a uno trucos, yo fui secretario de Hacienda y lo viví en carne propia”, por lo que el tema de la fiscalidad y las políticas estructurales, no hay que perderlas de vista en el mediano y largo plazos, porque se paga un precio muy alto.
Por su parte Jorge Sicilia, economista en jefe para Norteamérica de BBVA-Bancomer, destacó que en nuestro país es necesaria una reforma fiscal para que la actividad económica no siga en descenso, además que técnicamente es viable la aplicación de impuestos en alimentos y medicinas.
Por separado Héctor Hernández, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (Canainca), también avaló la posibilidad de que se graven con el Impuesto al Valor Agregado (IVA), alimentos y medicinas a fin de incrementar la recaudación fiscal, ya que, abundó, “ante la caída de los ingresos petroleros se requieren cada vez más recursos provenientes del fisco”.
Gurría Treviño recordó que para México fue muy difícil salvarse del golpe de la crisis económica y financiera mundial, “que fue la más severa que hemos tenido en nuestras vidas (porque) nunca los países de la OCDE habían estado en recesión al mismo tiempo”.
Además, añadió, México exporta manufacturas y sobre todo a Estados Unidos que son de los primeros sectores que sufren disminución en su demanda en una recesión, “aunque ya hemos pasado lo peor y podemos pensar en un 2010 que será de crecimiento positivo, mientras en muchos países dentro de la OCDE todavía tendrán crecimientos negativos”.
Y aunque la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano será importante en el promedio anual, la principal caída ya fue en el primer trimestre, por lo que habrá que enfrentar la situación con innovación, educación, productividad, investigación y desarrollo y buenas políticas públicas.
El economista Jorge Sicilia consideró que una verdadera reforma tributaria no debe centrarse en aumentar las cargas fiscales a los contribuyentes ya cautivos, por lo que antes de presentar cualquier iniciativa de reforma fiscal, el gobierno federal está obligado a presentar cuentas claras y eficientar el gasto.
Asimismo, destacó que el área de estudios económicos de Bancomer estimó que el PIB caerá 8% a 8.5% en el segundo trimestre de este año, debido a los efectos negativos de la influenza A/H1N1, para iniciar su proceso de recuperación de julio en adelante y para todo el año, la estimación sobre el comportamiento de la economía pasó de una caída de 4.5% a 6.3%, superior a la proyectada por el Banco de México (Banxico) de 5.5 por ciento.
En su oportunidad, el presidente de la Canainca aceptó que un IVA generalizado en alimentos y medicinas repercutiría en el precio final al consumidor, y ocasionaría efectos inmediatos en el volumen de ventas, “pero serían por una sola vez, y se traduciría en beneficios inmediatos para la economía con mayores ingresos fiscales y generación de empleos”.
Mientras más fácil sea la administración de un impuesto “tiene uno menos agujeros por donde le hagan a uno trucos, yo fui secretario de Hacienda y lo viví en carne propia”, por lo que el tema de la fiscalidad y las políticas estructurales, no hay que perderlas de vista en el mediano y largo plazos, porque se paga un precio muy alto.
Por su parte Jorge Sicilia, economista en jefe para Norteamérica de BBVA-Bancomer, destacó que en nuestro país es necesaria una reforma fiscal para que la actividad económica no siga en descenso, además que técnicamente es viable la aplicación de impuestos en alimentos y medicinas.
Por separado Héctor Hernández, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (Canainca), también avaló la posibilidad de que se graven con el Impuesto al Valor Agregado (IVA), alimentos y medicinas a fin de incrementar la recaudación fiscal, ya que, abundó, “ante la caída de los ingresos petroleros se requieren cada vez más recursos provenientes del fisco”.
Gurría Treviño recordó que para México fue muy difícil salvarse del golpe de la crisis económica y financiera mundial, “que fue la más severa que hemos tenido en nuestras vidas (porque) nunca los países de la OCDE habían estado en recesión al mismo tiempo”.
Además, añadió, México exporta manufacturas y sobre todo a Estados Unidos que son de los primeros sectores que sufren disminución en su demanda en una recesión, “aunque ya hemos pasado lo peor y podemos pensar en un 2010 que será de crecimiento positivo, mientras en muchos países dentro de la OCDE todavía tendrán crecimientos negativos”.
Y aunque la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano será importante en el promedio anual, la principal caída ya fue en el primer trimestre, por lo que habrá que enfrentar la situación con innovación, educación, productividad, investigación y desarrollo y buenas políticas públicas.
El economista Jorge Sicilia consideró que una verdadera reforma tributaria no debe centrarse en aumentar las cargas fiscales a los contribuyentes ya cautivos, por lo que antes de presentar cualquier iniciativa de reforma fiscal, el gobierno federal está obligado a presentar cuentas claras y eficientar el gasto.
Asimismo, destacó que el área de estudios económicos de Bancomer estimó que el PIB caerá 8% a 8.5% en el segundo trimestre de este año, debido a los efectos negativos de la influenza A/H1N1, para iniciar su proceso de recuperación de julio en adelante y para todo el año, la estimación sobre el comportamiento de la economía pasó de una caída de 4.5% a 6.3%, superior a la proyectada por el Banco de México (Banxico) de 5.5 por ciento.
En su oportunidad, el presidente de la Canainca aceptó que un IVA generalizado en alimentos y medicinas repercutiría en el precio final al consumidor, y ocasionaría efectos inmediatos en el volumen de ventas, “pero serían por una sola vez, y se traduciría en beneficios inmediatos para la economía con mayores ingresos fiscales y generación de empleos”.
Cecilia Higuera, Crónica, 17 de junio.
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