Enviar conscriptos a narcozonas, “aberrante”

El envío de conscriptos a zonas de producción de enervantes en varias regiones del país “es una medida desesperada, que habla del nivel de improvisación en el combate al narcotráfico emprendido por la administración de Felipe Calderón”, afirmaron diputados de PRI, PRD, Convergencia y PSD.

El diputado perredista Humberto Zazueta reprobó esa determinación, porque representa un grave riesgo para la integridad física y emocional de los jóvenes. La decisión, sostuvo, envía un mensaje claro a la delincuencia sobre el estado de indefensión de las instituciones encargadas de combatir el flagelo de las drogas.

Con el paso del tiempo “los ciudadanos hemos topado con pared al corroborar que la guerra de papel de Felipe Calderón es la mayor burla a la nación. Llevamos más muertos, proporcionalmente, que en cualquier país donde se haya librado una guerra civil. El costo cultural y social es incalculable, porque después de los muertos sobrevendrá una operación cicatriz; esto, en caso de que las bandas de delincuentes sean derrotadas. Además, los recursos económicos que deberían destinarse a impulsar el crecimiento económico y fomentar el empleo se desviaron a un conflicto al que no se le ve fin.

“Ahora, dada la imposibilidad de que se incorpore nuevo personal al Ejército Mexicano, por los irrisorios sueldos que se ofrecen, los panistas y su gobierno proponen llevar al matadero a jóvenes que sólo quieren cumplir con un requisito burocrático, como es el servicio militar obligatorio”, expuso Zazueta.

El legislador priísta Samuel Aguilar calificó de inaceptable la “invitación” a los conscriptos, porque “la obligación del Estado es responder, en todos sus ámbitos, a la necesidad de seguridad de los mexicanos, y con esto lo único que Calderón manifiesta es un enorme desprecio por la sociedad y los estratos más pobres porque, a quiénes va dirigido un programa como éste si no a los hijos de los desempleados y de las familias que viven en condiciones de pobreza”.

Marina Arvizu, del Panal, sostuvo que la situación es muy grave “en términos de que se está echando mano de jóvenes inexpertos y sin preparación para hacer frente a requerimientos precisos y riesgosos, como ir a destruir drogas como mariguana y amapola. Esto muestra que el Ejército trata de colocar a sus mandos y soldados en posiciones más serias y riesgosas en su guerra contra el narcotráfico”.

–¿Qué mensaje se envía con una decisión como ésta?

–Si el Ejercito está desplazando soldados a las ciudades y regiones más permeadas por el narcotráfico, y envía, con un pago de por medio, a conscriptos, que son jóvenes, casi niños, a combatir los plantíos de drogas, se está enviado un mensaje de pesimismo, porque nos dice que no tiene personal.

“Es muy grave, porque se coloca en riesgo a los jóvenes que por ingenuidad o por aventura se anotarían para participar en esos ejercicios. Esta aberración es resultado de la improvisación y de la pobreza de ideas en el nivel más alto del poder político panista. Desde el Congreso, deseamos que el tema del combate al narcotráfico regrese a la esfera de la seguridad pública y se le borre el sesgo que Felipe Calderón le dio al calificarlo de seguridad nacional.”
Roberto Garduño y Enrique Méndez, La Jornada, 19 de junio.

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