Estudio de la UNAM critica el manejo de la crisis financiera en 90 ciudades del país

La respuesta frente a la crisis económica mundial de las 90 ciudades más importantes de México “es limitada y desalentadora”. La mayoría no tiene propuestas bien diseñadas e innovadoras, carece de objetivos a mediano y largo plazos, y las pocas que han emprendido acciones no atienden las causas originales del problema financiero y sólo presentan soluciones de tipo coyuntural y asistencialista, que no impulsa cambios estructurales en el aparato productivo y las políticas económicas locales, revela un análisis de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Investigadores enviaron una encuesta a los secretarios de Desarrollo Económico de estas 90 ciudades, que concentran más de 80 por ciento del producto intern bruto, a fin de conocer las estrategias emprendidas para enfrentar la crisis; de éstas, sólo contestaron 35. Para analizar a las 55 restantes accedieron a las páginas oficiales de Internet y en sólo seis hallaron un programa de acciones contra la crisis.

Las 90 urbes consideradas en la investigación concentran más de 65 millones de habitantes, 62.59 por ciento del total nacional. De éstas, 61 se consideraron como ciudades medias, pues tienen de 100 mil a 500 mil habitantes; 20 intermedias, con una población entre 500 mil y un millón de personas; ocho grandes ciudades, de un millón a 5 millones de pobladores, y una megaciudad de más de 10 millones de habitantes.

El resultado de la investigación es “preocupante”: las dos terceras partes de las 90 ciudades más importantes del país no han formulado una política encaminada a resolver los problemas ocasionados por la crisis, por lo que las ciudades alcanzaron niveles de desocupación cercanos a 5 por ciento en el primer trimestre de este año, redujeron la demanda de bienes y servicios, cerraron empresas y registraron una caída de la inversión y el crédito al consumo.

Sólo el Distrito Federal, Ciudad Juárez, Matamoros, Manzanillo, Tula, Puerto Vallarta y Celaya han formulado estrategias adecuadas que promueven de manera efectiva una nueva forma de intervención en el territorio y que a mediano y largo plazos constituyen medidas de cambio estructural que reposicionarán a estas urbes tanto a escala regional como global.

Manuel Perló, Fernando Paredes y Armando González, investigadores del Instituto de Investigaciones Sociales y del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, advierten que, aunque la crisis ha tenido efectos negativos en todo el país, algunas ciudades lo han resentido más que otras. Sostienen que las urbes con una estructura económica más diversificada resentirán con menor virulencia los efectos de la crisis, en tanto que las altamente especializadas y dependientes del sector exportador serán las más afectadas.

El estudio, efectuado entre el 12 de marzo y el 8 de abril, describe 11 indicadores de impacto negativo que las metrópolis están resintiendo, aunque en diferente magnitud. El desempleo es el problema más generalizado en las 35 ciudades que respondieron a la encuesta; 19 presentaron disminución en la demanda de bienes y servicios; el cierre de empresas se dio en 15 urbes; 11 con contracción del crédito a la inversión y al consumo; en 10 se presentaron impactos en el mercado inmobiliario y reducción del turismo; la afectación en el suministro de servicios públicos y reducción en la inversión extranjera directa se ha dado en seis ciudades; en cinco hay reducción de obra pública; en tres caída en el envío de remesas desde el extranjero, y en una hay afectación del sector agropecuario.

Las ciudades que acumularon entre cinco y seis problemas son consideradas como de “alto impacto negativo”, pues en estos sitios se mantiene un alto grado de especialización económica y una gran vinculación al comercio exterior. En este grupo destacan urbes del norte del país: Ciudad Juárez, Reynosa, Matamoros, Chihuahua, Nogales, Ciudad Acuña y Hermosillo, así como San Luis Potosí, en el centro.

Las ciudades de impacto medio son las que acumularon entre tres y cuatro factores negativos, se ven afectadas por la pérdida de empleos, caída del consumo interno, reducción del turismo y cierre de microempresas. Guanajuato, Moroleón-Uriangato, Irapuato, Morelia, Celaya. Las tres grandes metrópolis del país –Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey– están en esta categoría.

El grupo de impacto negativo bajo lo conforman ciudades en las que se presentaron entre uno y dos problemas derivados de la crisis. Orizaba, Córdoba, Oaxaca, Coatzacoalcos, Acayucan, Villahermosa y Tuxtla Gutiérrez han manifestado pérdidas ligeras de empleo en rubros como comercio al menudeo, caída en las remesas y la contracción en la demanda de bienes y servicios.

Frente a esta “desalentadora” perspectiva, los investigadores proponen, entre otras medidas, celebrar una reunión nacional de ciudades en la que se discutan y acuerden estrategias; formular un programa nacional urbano frente a la crisis, en el que haya cooperación entre las urbes; elaborar y aplicar un programa de proyectos de infraestructura urbana para el siglo XXI; que los gobiernos locales amplíen su margen de acción y dejen de depender de las decisiones federales; fortalecer los órganos de representación ciudadana en los municipios; revisar la Ley de Coordinación Fiscal para otorgar más recursos a estados y municipios, y diseñar un proyecto estratégico de desarrollo económico con participación del gobierno y los sectores privados y científico-tecnológico del país.
Emir Olivares Alonso, La Jornada, 22 de junio.

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