A pesar de la guerra sucia y de acusaciones mutuas de elección de Estado entre PRI y PAN, la geografía político electoral se mantendrá casi intacta después de los comicios del 5 de julio, en los que estarán en juego mil 608 cargos de elección popular.
Las seis entidades en que habrá elecciones de gobernador se definirán únicamente entre PRI y PAN y, de acuerdo con las encuestas que se han dado a conocer, las posibilidades de alternancia son casi nulas, mientras el desgaste de la guerra sucia sólo sirvió para dañar la convivencia futura, pues el poder seguirá igual.
Este año también estarán en juego diputaciones locales y alcaldías en otras siete entidades, así como las 300 diputaciones federales de mayoría y 200 plurinominales.
De acuerdo con las tendencias que se han manejado, la gran transformación será en la Cámara de Diputados, donde el PRI pasará de ser la tercera fuerza a la primera. Esto mantendrá los contrapesos políticos actuales, ya que dicho partido ha sido determinante en los primeros tres años de Felipe Calderón.
Quizá suceda lo mismo en algunas alcaldías importantes, donde la competencia se ha cerrado como Monterrey, Nuevo León; Naucalpan y Ecatepec, Estado de México, y León, Guanajuato.
Según las preferencias, las más competidas de las elecciones estatales serán San Luis Potosí y Sonora. La primera porque la campaña inició con un fuerte enfrentamiento entre el gobernador panista, Marcelo de los Santos, y el candidato de su partido, Alejandro Zapata Perogordo, e incluso se decía que el propio mandatario había impuesto al aspirante priista Fernando Toranzo Fernández, quien fue su secretario de Salud.
Sin embargo, panistas y priistas aseguran que De los Santos cerró filas en torno al aspirante albiazul.
En Sonora, donde la votación se ha ido cerrando históricamente, a tal grado que Eduardo Bours ganó sólo por 1.2 por ciento, el candidato priista Alfonso Elías Serrano estaba muy bien posicionado y conjuntó importantes apoyos, empezando por el del gobernador, además del senador Manlio Fabio Beltrones y de Elba Esther Gordillo.
Sin embargo, el pasado 5 de junio, no obstante, ocurrió una de las peores desgracias en la historia de México: el incendio en la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, que puede tener un impacto negativo en las preferencias electorales en favor del tricolor.
El PRD, por su lado, es una fuerza totalmente desdibujada en las contiendas por la silla estatal. En las elecciones de gobernador de 2003 tuvo resultados marginales. En Sonora, por ejemplo, obtuvo 6.4; Nuevo León, 1; Campeche 1.6; Querétaro, 6.6; San Luis Potosí, 15, y en la extraordinaria de Colima, cuando se eligió al actual gobernador, ni siquiera contendió.
Además la campaña de Andrés Manuel López Obrador en favor del PT ha dividido al PRD, como ocurrió en Querétaro, donde disidentes de ese partido, denominados históricos, renunciaron y se incorporaron al petismo, luego de acusar a los chuchos de vividores.
En esta contienda que se lleva a cabo con el nuevo Código Electoral y que impide a los partidos comprar tiempos en medios electrónicos, así como transmitir publicidad en la que se denoste a los contrincantes, la guerra sucia pasó a internet.
Ha tenido su máxima expresión en Nuevo León, donde se mostraron videos en que supuestamente Mauricio Fernández Garza, candidato a alcalde de Garza García reconoció que es necesario pactar con bandas narcotráfico, pues en ese municipio viven algunos capos.
Además el PAN acusó al PRI de manipular declaraciones de su candidato a la gubernatura de Nuevo León, Fernando Elizondo, lo que provocó Germán Martínez, acompañado del propio abanderado albiazul, arribara a las escalinatas del Palacio de Gobierno donde exigieron al gobernador Natividad González Parás que se mantenga al margen del proceso electoral.
Las seis entidades en que habrá elecciones de gobernador se definirán únicamente entre PRI y PAN y, de acuerdo con las encuestas que se han dado a conocer, las posibilidades de alternancia son casi nulas, mientras el desgaste de la guerra sucia sólo sirvió para dañar la convivencia futura, pues el poder seguirá igual.
Este año también estarán en juego diputaciones locales y alcaldías en otras siete entidades, así como las 300 diputaciones federales de mayoría y 200 plurinominales.
De acuerdo con las tendencias que se han manejado, la gran transformación será en la Cámara de Diputados, donde el PRI pasará de ser la tercera fuerza a la primera. Esto mantendrá los contrapesos políticos actuales, ya que dicho partido ha sido determinante en los primeros tres años de Felipe Calderón.
Quizá suceda lo mismo en algunas alcaldías importantes, donde la competencia se ha cerrado como Monterrey, Nuevo León; Naucalpan y Ecatepec, Estado de México, y León, Guanajuato.
Según las preferencias, las más competidas de las elecciones estatales serán San Luis Potosí y Sonora. La primera porque la campaña inició con un fuerte enfrentamiento entre el gobernador panista, Marcelo de los Santos, y el candidato de su partido, Alejandro Zapata Perogordo, e incluso se decía que el propio mandatario había impuesto al aspirante priista Fernando Toranzo Fernández, quien fue su secretario de Salud.
Sin embargo, panistas y priistas aseguran que De los Santos cerró filas en torno al aspirante albiazul.
En Sonora, donde la votación se ha ido cerrando históricamente, a tal grado que Eduardo Bours ganó sólo por 1.2 por ciento, el candidato priista Alfonso Elías Serrano estaba muy bien posicionado y conjuntó importantes apoyos, empezando por el del gobernador, además del senador Manlio Fabio Beltrones y de Elba Esther Gordillo.
Sin embargo, el pasado 5 de junio, no obstante, ocurrió una de las peores desgracias en la historia de México: el incendio en la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, que puede tener un impacto negativo en las preferencias electorales en favor del tricolor.
El PRD, por su lado, es una fuerza totalmente desdibujada en las contiendas por la silla estatal. En las elecciones de gobernador de 2003 tuvo resultados marginales. En Sonora, por ejemplo, obtuvo 6.4; Nuevo León, 1; Campeche 1.6; Querétaro, 6.6; San Luis Potosí, 15, y en la extraordinaria de Colima, cuando se eligió al actual gobernador, ni siquiera contendió.
Además la campaña de Andrés Manuel López Obrador en favor del PT ha dividido al PRD, como ocurrió en Querétaro, donde disidentes de ese partido, denominados históricos, renunciaron y se incorporaron al petismo, luego de acusar a los chuchos de vividores.
En esta contienda que se lleva a cabo con el nuevo Código Electoral y que impide a los partidos comprar tiempos en medios electrónicos, así como transmitir publicidad en la que se denoste a los contrincantes, la guerra sucia pasó a internet.
Ha tenido su máxima expresión en Nuevo León, donde se mostraron videos en que supuestamente Mauricio Fernández Garza, candidato a alcalde de Garza García reconoció que es necesario pactar con bandas narcotráfico, pues en ese municipio viven algunos capos.
Además el PAN acusó al PRI de manipular declaraciones de su candidato a la gubernatura de Nuevo León, Fernando Elizondo, lo que provocó Germán Martínez, acompañado del propio abanderado albiazul, arribara a las escalinatas del Palacio de Gobierno donde exigieron al gobernador Natividad González Parás que se mantenga al margen del proceso electoral.
Georgina Morett y Humberto Ríos Navarrete, Milenio, 23 de junio.
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