Jesús Ortega Martínez, presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), consideró una “traición” a los principios de este instituto político el llamado de Andrés Manuel López Obrador a votar por el candidato del Partido del Trabajo a delegado de Iztapalapa, Rafael Acosta.
Al dar lectura a una declaración política, consideró que la actitud del ex candidato presidencial refleja un “extremismo de izquierda” que favorece a la derecha priísta y panista, y aunque señaló que el caso tendrá que ser analizado por las instancias partidistas pasadas las elecciones del 5 de julio, no se atrevió a hablar de expulsión o adelantar sanción alguna contra López Obrador.
En su declaración política sentenció que el futuro del país, del PRD y de la izquierda mexicana “no lo va a dictar una persona o un grupo, por más importante que sea o pretenda serlo”.
Rechazó que lo ocurrido refleje pérdida de control sobre algún comité directivo perredista. La Comisión Política Nacional “tiene el control y el mando del partido en su conjunto”, aseguró. Y desde luego, afirmó, “hay autoridad y el presidente del partido está cumpliendo con sus obligaciones estatutarias y ejerciendo esas facultades en congruencia con los principios del PRD”.
Se mostró seguro de que saldrán adelante y “ningún interés particular o individual se colocará por encima de los millones de compañeras y de compañeros que estamos comprometidos con el proyecto de renovación democrática del país”.
Llamó a los militantes de la izquierda, y especialmente a los perredistas, a votar por los candidatos de su partido, porque todos, sin excepción, “estamos obligados a apoyar a nuestra candidata en Iztapalapa (Silvia Oliva) y a todos los demás postulados por el PRD”.
Quienes son militantes perredistas y llaman a votar por los candidatos de otro partido “no actúan congruentemente, y en realidad traicionan sus principios y pretenden engañar a los ciudadanos que militan, simpatizan y trabajan con el PRD”, resaltó Ortega.
Negó compartir la idea de que para avanzar en el logro de objetivos hay que mandar al diablo a las instituciones, “como postulan tanto los extremistas de derecha, como los de izquierda”.
Cuando los extremos se juntan, dijo, “unos intolerantes afirman que su opinión es la verdad absoluta y en el fondo desprecian la opinión y la voluntad ciudadana: te ordeno por quién votes y finalmente yo decido quién gobierna”. Eso, sentenció, “no es solamente descabellado, sino absolutamente antidemocrático”.
Al dar lectura a una declaración política, consideró que la actitud del ex candidato presidencial refleja un “extremismo de izquierda” que favorece a la derecha priísta y panista, y aunque señaló que el caso tendrá que ser analizado por las instancias partidistas pasadas las elecciones del 5 de julio, no se atrevió a hablar de expulsión o adelantar sanción alguna contra López Obrador.
En su declaración política sentenció que el futuro del país, del PRD y de la izquierda mexicana “no lo va a dictar una persona o un grupo, por más importante que sea o pretenda serlo”.
Rechazó que lo ocurrido refleje pérdida de control sobre algún comité directivo perredista. La Comisión Política Nacional “tiene el control y el mando del partido en su conjunto”, aseguró. Y desde luego, afirmó, “hay autoridad y el presidente del partido está cumpliendo con sus obligaciones estatutarias y ejerciendo esas facultades en congruencia con los principios del PRD”.
Se mostró seguro de que saldrán adelante y “ningún interés particular o individual se colocará por encima de los millones de compañeras y de compañeros que estamos comprometidos con el proyecto de renovación democrática del país”.
Llamó a los militantes de la izquierda, y especialmente a los perredistas, a votar por los candidatos de su partido, porque todos, sin excepción, “estamos obligados a apoyar a nuestra candidata en Iztapalapa (Silvia Oliva) y a todos los demás postulados por el PRD”.
Quienes son militantes perredistas y llaman a votar por los candidatos de otro partido “no actúan congruentemente, y en realidad traicionan sus principios y pretenden engañar a los ciudadanos que militan, simpatizan y trabajan con el PRD”, resaltó Ortega.
Negó compartir la idea de que para avanzar en el logro de objetivos hay que mandar al diablo a las instituciones, “como postulan tanto los extremistas de derecha, como los de izquierda”.
Cuando los extremos se juntan, dijo, “unos intolerantes afirman que su opinión es la verdad absoluta y en el fondo desprecian la opinión y la voluntad ciudadana: te ordeno por quién votes y finalmente yo decido quién gobierna”. Eso, sentenció, “no es solamente descabellado, sino absolutamente antidemocrático”.
Alma Muñoz, La Jornada, 18 de junio.
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