MORELIA.- En Michoacán, la principal preocupación de los policías federales desplegados es cuidarse a sí mismos. Ellos han sido el blanco del grupo criminal "La Familia" que ha asesinado a 15 agentes y se le atribuyen 17 ataques contra distintas instalaciones de la corporación.
Todos sus movimientos los hacen en grupo. En sus descansos, no salen de sus hoteles; los arribos de más elementos que han llegado procedentes del Distrito Federal, han sido vigilados por el Ejército y, en los desplazamientos de los jefes que están al mando del operativo, se movilizan hasta 40 elementos para garantizar su seguridad.
"Para la maña somos tiro al blanco. Nosotros estamos uniformados y ellos no, esa es una ventaja que tienen. En todos lados tenemos que cuidarnos, pero aquí más, porque los ataques son directos contra nosotros", admitió un agente federal mientras espera que su mando salga de la 21 Zona Militar, a donde acudió para una reunión de coordinación.
Durante sus recorridos por la ciudad, no detienen a nadie; no supervisan vehículos, sólo hacen presencia en medio de una tensión que se les refleja: observan todos los autos con desconfianza; no pierden la atención en los cuatro puntos cardinales y, a pesar del sol y la fatiga, no dejan de empuñar sus rifles.
Los agentes encargados de vigilar las carreteras federales y quienes fueron objeto de la mayoría de las agresiones con granadas y fusiles de asalto, siguen acuartelados y con la orden de no salir a realizar patrullajes.
"Todos seguimos aquí, la orden es que sean las Fuerzas Federales las que realicen los patrullajes, tanto en la ciudad, como en las carreteras", indicó un mando de la Comisaría de Región en esta ciudad.
Las instalaciones de esa Comisaría, ubicada en la Colonia Jardines de Guadalupe, fueron atacadas el 11 de julio para intentar rescatar a Arnoldo Rueda Medina, "La Minsa", considerado uno de los principales operadores de "La Familia" y quien había sido capturado esa madrugada.
Los cuatro hoteles donde están hospedados los agentes, unos en la zona centro y otros en la periferia, son resguardados por grupos de federales, quienes vigilan el lobby, el estacionamiento y el restaurante.
Prácticamente sólo están alojados ellos, pues los turistas que se percatan de su presencia prefieren instalarse en otro establecimiento.
"Pensábamos quedarnos aquí porque es barato, pero no vamos a dormir tranquilos, mejor vamos a buscar otro hotelito, no vaya a ser la de malas y se desate una balacera o alguna otra cosa", comentó Miguel Romero a las afueras del hotel San Miguel, a donde llegó con su familia procedente de Guanajuato.
Pasado el mediodía, un mando acudió a almorzar a un restaurante, 10 de los policías que iban con él se desplegaron alrededor del establecimiento y aguardaron ahí hasta que terminara con sus alimentos.
Y es que a partir del 11 de julio, cuando "La Familia" inició sus ataques contra la corporación, el riesgo lo traen en el uniforme y si no se cuidan entre ellos, como se pregunta un agente entrevistado, ¿quién?
Todos sus movimientos los hacen en grupo. En sus descansos, no salen de sus hoteles; los arribos de más elementos que han llegado procedentes del Distrito Federal, han sido vigilados por el Ejército y, en los desplazamientos de los jefes que están al mando del operativo, se movilizan hasta 40 elementos para garantizar su seguridad.
"Para la maña somos tiro al blanco. Nosotros estamos uniformados y ellos no, esa es una ventaja que tienen. En todos lados tenemos que cuidarnos, pero aquí más, porque los ataques son directos contra nosotros", admitió un agente federal mientras espera que su mando salga de la 21 Zona Militar, a donde acudió para una reunión de coordinación.
Durante sus recorridos por la ciudad, no detienen a nadie; no supervisan vehículos, sólo hacen presencia en medio de una tensión que se les refleja: observan todos los autos con desconfianza; no pierden la atención en los cuatro puntos cardinales y, a pesar del sol y la fatiga, no dejan de empuñar sus rifles.
Los agentes encargados de vigilar las carreteras federales y quienes fueron objeto de la mayoría de las agresiones con granadas y fusiles de asalto, siguen acuartelados y con la orden de no salir a realizar patrullajes.
"Todos seguimos aquí, la orden es que sean las Fuerzas Federales las que realicen los patrullajes, tanto en la ciudad, como en las carreteras", indicó un mando de la Comisaría de Región en esta ciudad.
Las instalaciones de esa Comisaría, ubicada en la Colonia Jardines de Guadalupe, fueron atacadas el 11 de julio para intentar rescatar a Arnoldo Rueda Medina, "La Minsa", considerado uno de los principales operadores de "La Familia" y quien había sido capturado esa madrugada.
Los cuatro hoteles donde están hospedados los agentes, unos en la zona centro y otros en la periferia, son resguardados por grupos de federales, quienes vigilan el lobby, el estacionamiento y el restaurante.
Prácticamente sólo están alojados ellos, pues los turistas que se percatan de su presencia prefieren instalarse en otro establecimiento.
"Pensábamos quedarnos aquí porque es barato, pero no vamos a dormir tranquilos, mejor vamos a buscar otro hotelito, no vaya a ser la de malas y se desate una balacera o alguna otra cosa", comentó Miguel Romero a las afueras del hotel San Miguel, a donde llegó con su familia procedente de Guanajuato.
Pasado el mediodía, un mando acudió a almorzar a un restaurante, 10 de los policías que iban con él se desplegaron alrededor del establecimiento y aguardaron ahí hasta que terminara con sus alimentos.
Y es que a partir del 11 de julio, cuando "La Familia" inició sus ataques contra la corporación, el riesgo lo traen en el uniforme y si no se cuidan entre ellos, como se pregunta un agente entrevistado, ¿quién?
Rolando Herrera, Reforma, 19 de julio.
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