Washington y La Habana reanudan diálogo migratorio tras seis años de interrupción

Nueva York, 14 de julio. En lo que es la primera reunión oficial bilateral en seis años, representantes de los gobiernos de Cuba y Estados Unidos iniciaron pláticas cara a cara en esta ciudad sobre un acuerdo migratorio.

Con ello se renueva un diálogo oficial suspendido por el gobierno de George W. Bush después de la última ronda en 2003, y se cumple de manera inicial con las recientes expresiones de voluntad de los gobiernos cubano y estadunidense para proceder hacia una nueva relación bilateral.

El acuerdo establecido por ambos países en 1995 autorizó la repatriación de migrantes cubanos capturados en el mar por autoridades estadunidenses, mientras Cuba se comprometió a no tomar represalias contra éstos al regresar. Además, para promover la migración legal, Estados Unidos aceptó emitir 20 mil visas anuales. Hubo una serie de reuniones bilaterales para evaluar el acuerdo hasta que Bush, acusando que los cubanos no estaban cumpliendo con su parte, suspendió estos encuentros diplomáticos.

El gobierno de Obama propuso a finales de mayo reanudar de las pláticas sobre migración, y anunció pocos días después que Cuba había aceptado,

Aunque el único tema sobre la mesa hoy fue el migratorio, tal vez el hecho más importante que un acuerdo sobre ese asunto es el simple cambio de dinámica entre La Habana y Washington, observaron analistas.

Según un comunicado emitido por el gobierno de la isla en esta ciudad, “Cuba ratificó su compromiso inequívoco con los acuerdos migratorios vigentes entre los dos países y presentó a la parte estadunidense una propuesta de nuevo acuerdo, con el objetivo de garantizar una emigración legal, segura y ordenada entre los dos países y cooperar de forma más efectiva en el enfrentamiento del tráfico ilícito de personas”.

El jefe de la delegación cubana, Dagoberto Rodríguez, viceministro de Relaciones Exteriores, declaró que “hemos tenido una sesión de trabajo fructífera que valida la utilidad del mecanismo de estas rondas para evaluar la marcha de los acuerdos migratorios”. Agregó que “avanzamos en la identificación de áreas en las que ambas partes debemos trabajar y cooperar para garantizar el cumplimiento de estos acuerdos y propusimos alcanzar un nuevo acuerdo en materia migratoria”.

Los cubanos reiteraron que es difícil garantizar una emigración desde su país “legal, segura y ordenada” mientras existan leyes y políticas estadunidenses que ofrecen un trato diferenciado a los cubanos que llegan de manera ilegal a este país de los que se aplican para casi todo otro país (la llamada política de “pies secos/pies mojados” por la que cualquier cubano que pise territorio estadunidense se le otorga permiso para permanecer en el país de manera legal, entre otras).

La delegación cubana propuso realizar la próxima ronda de negociaciones sobre migración en diciembre en La Habana.

La delegación estadunidense, encabezada por el subsecretario asistente de Estado del buró de asuntos del hemisferio occidental Craig Kelly, expresó su preocupación de buscar mecanismos de transporte para asegurar el retorno de migrantes como también para confirmar su “bienestar”. Además, se insistió en el punto de que Cuba acepte la repatriación de migrantes que han cometido delitos en Estados Unidos y a los que por eso no se les puede otorgar ciudadanía, según informó el Departamento de Estado y la agencia Reuters.

En declaraciones de Ian Kelly, vocero del Departamento de Estado, las pláticas subrayan “nuestro interés en promover discusiones constructivas con el gobierno de Cuba para avanzar los intereses estadunidenses sobre temas de mutua preocupación”. Agregó que “Estados Unidos ve a estas pláticas como una avenida para lograr resultados prácticos y positivos que contribuyen a la plena implementación de los acuerdos y la seguridad de nuestros ciudadanos”.

No fue sorprendente que legisladores de origen cubano expresaran su desaprobación a la reanudación de las conversaciones, y consideraron el hecho como una “recompensa”, como lo pusó el senador Mel Martínez, al régimen de Raúl Castro, mientras que la representante Ileana Ros-Lehtinen dijo que los cubanos habían fracasado en cumplir con sus compromisos anteriores.

Pero con los republicanos, y sobre todo los cubanoestadunidenses conservadores, tal vez en su punto políticamente más débil en años, las pláticas, a pesar de ser de un nivel medio, representan un giro en las relaciones. Sarah Stephens, directora ejecutiva del Center for Democracy in the Americas y experta en la relación bilateral, caracterizó la reanudación de pláticas como algo “bienvenido ya que los dos gobiernos están hablando, porque la migración afecta ambos, y porque esto puede ser el punto de partida para discusiones sobre drogas, ambiente, y finalmente, diplomacia y política”, en entrevista con el Miami Herald.

Además, para algunos, esta iniciativa demuestra un paso hacia lo que el presidente Obama había indicado en declaraciones durante la Cumbre de las Américas en abril, cuando afirmó que Estados Unidos busca “un nuevo comienzo” con Cuba, y donde poco antes, la secretaria de Estado Hillary Clinton había calificado la política anterior hacia Cuba como “un fracaso” y dio la bienvenida al ofrecimiento de Raúl Castro de abrir vías de diálogo. Esto después de que Obama, en marzo, había anulado las restricciones sobre viajes y remesas a Cuba para cubanoestadunidenses con familiares en la isla.
David Brooks, La Jornada, 15 de julio.

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