NAIGUATA, Venezuela (Reuters).— En el inicio del curso escolar, el presidente venezolano Hugo Chávez dejó claras sus primeras lecciones para los alumnos: ser rico es malo y sólo el socialismo hará libres a los hombres.
Tras una década en el poder, el popular mandatario ha logrado avanzar en la consolidación de su proyecto ideológico, pero todavía sondeos muestran que el respaldo al socialismo no va más allá de 30% y sus propuestas más radicales —como las expropiaciones— son rechazadas por una amplia mayoría.
Así que el jueves, cuando millones de niños de entre 4 y 17 años se incorporaron a clases en medio de la polémica generada por una nueva ley de educación que otorga al Estado mayor control sobre escuelas, Chávez visitó una en Naiguata, en la costa caribeña. Y desde ahí, dijo: “Vamos a darle una pita (abucheo) a los escuálidos: ¡Uhhh! Fracasaron (en sabotear el inicio de las clases)”.
Después, concluyó, ante la mirada atenta de los escolares: “Los ricos no quieren que los hijos de los pobres, los hijos del pueblo, tengan laboratorio, tengan computadoras. Porque los ricos quieren que sus hijos, así como ellos explotaron a los pobres, los sigan explotando en el mundo. Ser rico es malo”.
Las declaraciones no pasaron inadvertidas para la oposición, que ya de por sí había denunciado que el proyecto educativo de Chávez no es más que un instrumento legal para ideologizar a los jóvenes. El gobierno afirma que nada impedirá que se implante un nuevo estilo de educación “liberadora, bolivariana y revolucionaria”.
En otros asuntos, Chávez dijo ayer que está estudiando derribar los aviones del “narcotráfico” que atraviesen el espacio aéreo venezolano, un día después de que EU acusara a su gobierno de no hacer lo suficiente para combatir ese delito. “A mí no me gusta la idea, pero la estoy pensando. Sepan los narcotraficantes de Colombia y los yanquis (...) que estoy estudiando con toda calma el asunto”, dijo.
Tras una década en el poder, el popular mandatario ha logrado avanzar en la consolidación de su proyecto ideológico, pero todavía sondeos muestran que el respaldo al socialismo no va más allá de 30% y sus propuestas más radicales —como las expropiaciones— son rechazadas por una amplia mayoría.
Así que el jueves, cuando millones de niños de entre 4 y 17 años se incorporaron a clases en medio de la polémica generada por una nueva ley de educación que otorga al Estado mayor control sobre escuelas, Chávez visitó una en Naiguata, en la costa caribeña. Y desde ahí, dijo: “Vamos a darle una pita (abucheo) a los escuálidos: ¡Uhhh! Fracasaron (en sabotear el inicio de las clases)”.
Después, concluyó, ante la mirada atenta de los escolares: “Los ricos no quieren que los hijos de los pobres, los hijos del pueblo, tengan laboratorio, tengan computadoras. Porque los ricos quieren que sus hijos, así como ellos explotaron a los pobres, los sigan explotando en el mundo. Ser rico es malo”.
Las declaraciones no pasaron inadvertidas para la oposición, que ya de por sí había denunciado que el proyecto educativo de Chávez no es más que un instrumento legal para ideologizar a los jóvenes. El gobierno afirma que nada impedirá que se implante un nuevo estilo de educación “liberadora, bolivariana y revolucionaria”.
En otros asuntos, Chávez dijo ayer que está estudiando derribar los aviones del “narcotráfico” que atraviesen el espacio aéreo venezolano, un día después de que EU acusara a su gobierno de no hacer lo suficiente para combatir ese delito. “A mí no me gusta la idea, pero la estoy pensando. Sepan los narcotraficantes de Colombia y los yanquis (...) que estoy estudiando con toda calma el asunto”, dijo.
El Universal, 18 de septiembre.
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