Mauricio Farah, candidato a la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), afirmó que falta mucho por hacer en materia de leyes, políticas, actitudes y cultura para desterrar prejuicios y discriminación, abuso, violencia, corrupción e impunidad en el país.
Al acudir al Senado a registrar su candidatura, Mauricio Farah se pronunció por impulsar la modernización de la CNDH y buscar que haya una mayor transparencia y una efectiva rendición de cuentas por parte del organismo.
Como parte de la documentación, Mauricio Farah entregó en la Oficialía de Partes del Senado cartas de apoyo de 173 organizaciones y de personalidades como la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y el relator especial para las migraciones de la ONU, Jorge Bustamante, entre otras.
Entre las organizaciones no gubernamentales que respaldan la candidatura de Farah están el Albergue del Buen Pastor, dirigido por Olga Sánchez, y Dimensión de la Pastoral de la Movilidad Humana encabezado por la religiosa Leticia Gutiérrez Valderrama.
En entrevista, Farah dijo confiar en que el proceso para elegir al sucesor de José Luis Soberanes será llevado de manera transparente “por una institución como lo es el Senado”.
Explicó que su proyecto de trabajo está basado en una mezcla de innovación y experiencia y en torno a tres ejes fundamentales: modernización administrativa al interior de la CNDH, transparencia en los procesos de queja que recibe la Comisión, y rendición de cuentas tanto a las victimas como a la ciudadanía.
La CNDH, dijo es patrimonio de la población; se paga con los recursos de los contribuyentes, y por eso es importante su modernización y el transparentar sus procesos.
Mauricio Farah, quien hace una semana renunció al cargo que tenía como quinto visitador general de la CNDH para contender por la presidencia del organismo, afirmó que su participación como candidato obedece a la confianza que tiene en que el proceso se llevará “de manera pulcra y transparente”.
Y agregó: “como quinto visitador general aprendí que no hay mayor reto y satisfacción que contribuir a que la dignidad humana de una mujer migrante indocumentada, sea respetada y apreciada.
“Que un niño escape al infierno de la trata; que un periodista ejerza su valiosa labor sin miedo al hostigamiento y a la muerte; en definitiva, que los seres humanos pueda vivir en paz y con esperanza”.
Hoy más que nunca, dijo, la CNDH debe ganarse un lugar de vanguardia en el esfuerzo conjunto de la ciudadanía y del Estado para abrir a México y a sus habitantes las puertas del aprecio a los derechos humanos, es decir, las puertas a un futuro mejor, un futuro más justo.
De ahí que quien resulte electa o electo para presidir la CNDH deba ejercer incuestionable autonomía en su labor, y como fruto de ella, reconocida capacidad de diálogo y acuerdo con distintos actores institucionales y sociales, enfatizó.
Y añadió: “estoy plenamente convencido de que cuento con la sensibilidad humana y la capacidad profesional para cumplir con ese gran reto y esa honrosa misión”.
Al acudir al Senado a registrar su candidatura, Mauricio Farah se pronunció por impulsar la modernización de la CNDH y buscar que haya una mayor transparencia y una efectiva rendición de cuentas por parte del organismo.
Como parte de la documentación, Mauricio Farah entregó en la Oficialía de Partes del Senado cartas de apoyo de 173 organizaciones y de personalidades como la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y el relator especial para las migraciones de la ONU, Jorge Bustamante, entre otras.
Entre las organizaciones no gubernamentales que respaldan la candidatura de Farah están el Albergue del Buen Pastor, dirigido por Olga Sánchez, y Dimensión de la Pastoral de la Movilidad Humana encabezado por la religiosa Leticia Gutiérrez Valderrama.
En entrevista, Farah dijo confiar en que el proceso para elegir al sucesor de José Luis Soberanes será llevado de manera transparente “por una institución como lo es el Senado”.
Explicó que su proyecto de trabajo está basado en una mezcla de innovación y experiencia y en torno a tres ejes fundamentales: modernización administrativa al interior de la CNDH, transparencia en los procesos de queja que recibe la Comisión, y rendición de cuentas tanto a las victimas como a la ciudadanía.
La CNDH, dijo es patrimonio de la población; se paga con los recursos de los contribuyentes, y por eso es importante su modernización y el transparentar sus procesos.
Mauricio Farah, quien hace una semana renunció al cargo que tenía como quinto visitador general de la CNDH para contender por la presidencia del organismo, afirmó que su participación como candidato obedece a la confianza que tiene en que el proceso se llevará “de manera pulcra y transparente”.
Y agregó: “como quinto visitador general aprendí que no hay mayor reto y satisfacción que contribuir a que la dignidad humana de una mujer migrante indocumentada, sea respetada y apreciada.
“Que un niño escape al infierno de la trata; que un periodista ejerza su valiosa labor sin miedo al hostigamiento y a la muerte; en definitiva, que los seres humanos pueda vivir en paz y con esperanza”.
Hoy más que nunca, dijo, la CNDH debe ganarse un lugar de vanguardia en el esfuerzo conjunto de la ciudadanía y del Estado para abrir a México y a sus habitantes las puertas del aprecio a los derechos humanos, es decir, las puertas a un futuro mejor, un futuro más justo.
De ahí que quien resulte electa o electo para presidir la CNDH deba ejercer incuestionable autonomía en su labor, y como fruto de ella, reconocida capacidad de diálogo y acuerdo con distintos actores institucionales y sociales, enfatizó.
Y añadió: “estoy plenamente convencido de que cuento con la sensibilidad humana y la capacidad profesional para cumplir con ese gran reto y esa honrosa misión”.
José Contreras, Crónica, 9 de octubre.
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