Buscan oportunidades y encuentran la muerte

Las palabras de Arnold Schwarzenegger parecieron salir del corazón el día que asistió a los funerales de María Isabel Vázquez Jiménez, una joven de 17 años originaria de Oaxaca, quien murió insolada a mediados de mayo de 2008 mientras trabajaba en un campo agrícola de Lodi.

“Esta tierra nos ofrece oportunidades, pero en esta ocasión brindó la muerte y debemos asegurarnos de que esto no vuelva a suceder”, dijo el gobernador de California, aparentemente conmovido.


Con su muerte, Vázquez suscitó una de las más grandes movilizaciones de organizaciones agrícolas de Estados Unidos, que pugnan por mejores condiciones laborales para campesinos indocumentados. El deceso sintetizaba la manera inhumana en que agroindustriales y contratistas tratan a los campesinos, valiéndose de múltiples atajos y vacíos legales.


El supervisor del viñedo en el que trabajaba, prohibió a Vázquez beber agua y tomarse un descanso cuando ella comenzó a perder el conocimiento, alrededor de las 10.30 horas del miércoles 14 de mayo. El registro de temperatura de esa mañana alcanzó 95 grados Fahrenheit. La adolescente cubría apenas su tercer día de trabajo, tras haber arribado de su estado natal en febrero de ese mismo año.


Vázquez quedó sin sentido a mitad del campo. El supervisor ordenó entonces que trataran de reanimarla con alcohol, y al ver que ello no dio resultado concedió permiso al novio de la muchacha para que la llevaran a la clínica del poblado.


“El auto en el que iba no tenía aire acondicionado. Estaba a 100 grados [Fahrenheit] y adentro del carro la temperatura sube otros tantos grados. La llevaron a una clínica. Les dijeron que no la podían atender y de ahí la llevaron a un hospital y murió dos días después, sin haber recuperado el conocimiento”, dice Lauro Barajas, de la Unión de Campesinos de América.
Lo que descubrió la muerte, agrega, no fue solamente la falta de criterio de los supervisores, sino “el hecho de que la vida de un humano valía poco”.


Promesas que nada cambian


Desde 2005, Schwarzenegger dispuso de fuertes regulaciones que obligaban tanto a empresarios agrícolas como a empresas contratistas a disponer de áreas sombreadas y agua potable cerca de donde estén los trabajadores, a fin de evitar deshidrataciones y, en casos extremos, muertes por insolación. La ley, sin embargo, se viola cada día desde entonces, afirman líderes de organizaciones campesinas.

“El año pasado murieron seis o siete personas, tan sólo en el área de Madera, como consecuencia de la insolación. El calor es bastante fuerte en esas áreas. El verano es horrible. Y estos contratistas traen a la gente trabajando sin tenerles agua cerca”, dice Silvia Berrones, la representante en la región de Mujeres Campesinas de California.

“La ley dice que deben tener agua limpia y vasitos desechables, que los usas una sola vez y los tiras porque no deben haber vasos comunes. Pero los trabajadores murieron después de pedir ayuda y habérseles negado por parte del mayordomo o del supervisor. Si un trabajador está enfermo dentro del campo de trabajo, ellos tienen que llevarlo al doctor por cuenta y costo de quien lo empleó. Con ninguno de los que murieron lo hicieron”, sostiene.

La Unión de Campesinos de América se movilizó de inmediato, tras la muerte de Vázquez. Organizó ruedas de prensa en cada ciudad importante del estado y, al final, una marcha inmensa que terminó en la sede del Congreso, en Sacramento.

“Quisimos asegurarnos de que todo el mundo supiera que en el país de las oportunidades, en el país de los derechos, la gente se moría de sed”, comenta Lauro Barajas.

La caminata cubrió 150 millas, durante cinco días. Al frente iban tres ataúdes. El primero simbolizaba la muerte de María Isabel. El segundo, el del bebé que se creyó llevaba en sus entrañas, y el tercero era para anunciarle al gobernador que tras la adolescente vendría un muerto más si las cosas no cambiaban pronto.

Schwarzenegger se comprometió a que ello no volviera a repetirse. Acudió dominado por tal convicción al funeral de la mexicana. Firmó nuevos acuerdos para castigar a quien violara la ley. Anunció la suspensión de licencia para el contratista responsable de la muerte. Se mostró conmovido. Pero nada cambió en los hechos. Tras María Isabel, otros cuatro campesinos murieron por las mismas causas, los dos meses siguientes. Este año van otros siete.

“A veces lo que se anuncia que se va a hacer, da risa”, dice Lauro Barajas. “Las compañías lo que hacen es lavarse las manos con los contratistas. Así esquivan la ley. Pase lo que pase a los trabajadores, los dueños evaden su responsabilidad, y la responsabilidad recae siempre sobre el contratista. ¿Y, qué hace el gobierno? Les aplica penas que dan risa, también: les quita la licencia pero luego vuelve a dárselas, aun cuando muere más gente. Todo es una gran hipocresía”.
El Universal, 30 de noviembre.

0 Responses to "Buscan oportunidades y encuentran la muerte"