La directiva de la perredista Asociación de Autoridades Locales (AALMAC) cuestionó a la dirigencia del sol azteca por mantenerse alejada de sus gobiernos municipales y brindar a su agrupación poco respaldo político y nulo apoyo financiero.
En un crítico balance, dijo que las instancias partidistas encargadas de la relación “están desarticuladas y sin rumbo”. Tanto, que desde hace casi 11 años no hay una asamblea nacional municipalista ni se debate el tema.
Además, los comités estatales y sus secretarios de asuntos municipales o de gobierno “no articulan el trabajo con los gobiernos de los estados, por lo que muchos de los vacíos entre el partido y nuestras autoridades se generan al no contar con una política partidista que oriente las acciones de nuestros regidores y síndicos”.
En el estudio, el director ejecutivo de AALMAC, Ricardo Baptista González, cuestionó que la dirigencia del PRD olvide que en sus orígenes el partido se caracterizó por tener una política municipalista fuerte y ahora “los gobiernos municipales ya no están en la agenda prioritaria”.
Resaltó como uno de los problemas de ese cambio el surgimiento de las corrientes, pues “la confrontación y la lucha intestina por cargos, candidaturas y prerrogativas” llegó hasta los cabildos, “generando conflictos, desgaste y descuidos en el ejercicio de gobierno y un deterioro de imagen ante los ciudadanos”.
Baptista reconoció que los gobiernos locales del PRD “muchas veces no cuentan con la capacidad técnica para encarar sus gestiones y, en muchos casos, se encuentran solos ante los embates centralistas y discriminatorios de los gobiernos estatales del PRI y el PAN”.
Reconoció que las selecciones de candidatos a autoridades locales “se vuelven momentos de enorme dificultad, lo cual deriva en divisiones. El partido deviene presa de las corrientes y grupos que buscan parcelas dentro de los cargos de gobierno en los últimos años, ante la incapacidad de encarar exitosamente al PRI y al PAN”.
De este modo “los grupos de poder se preocupan más por imponer a su gente en los primeros lugares de las planillas para asegurar los cargos de representación proporcional”.
El PRD, subrayó, “no tiene memoria de gobierno. No existe una sistematización de buenas y malas experiencias. Se parte de cero y sin definición de una plataforma que otorgue un sello distintivo. No se buscan los mejores hombres, sino que todo se decida según las negociaciones internas en el partido y sus corrientes, e incluso con los adversarios políticos”.
En un crítico balance, dijo que las instancias partidistas encargadas de la relación “están desarticuladas y sin rumbo”. Tanto, que desde hace casi 11 años no hay una asamblea nacional municipalista ni se debate el tema.
Además, los comités estatales y sus secretarios de asuntos municipales o de gobierno “no articulan el trabajo con los gobiernos de los estados, por lo que muchos de los vacíos entre el partido y nuestras autoridades se generan al no contar con una política partidista que oriente las acciones de nuestros regidores y síndicos”.
En el estudio, el director ejecutivo de AALMAC, Ricardo Baptista González, cuestionó que la dirigencia del PRD olvide que en sus orígenes el partido se caracterizó por tener una política municipalista fuerte y ahora “los gobiernos municipales ya no están en la agenda prioritaria”.
Resaltó como uno de los problemas de ese cambio el surgimiento de las corrientes, pues “la confrontación y la lucha intestina por cargos, candidaturas y prerrogativas” llegó hasta los cabildos, “generando conflictos, desgaste y descuidos en el ejercicio de gobierno y un deterioro de imagen ante los ciudadanos”.
Baptista reconoció que los gobiernos locales del PRD “muchas veces no cuentan con la capacidad técnica para encarar sus gestiones y, en muchos casos, se encuentran solos ante los embates centralistas y discriminatorios de los gobiernos estatales del PRI y el PAN”.
Reconoció que las selecciones de candidatos a autoridades locales “se vuelven momentos de enorme dificultad, lo cual deriva en divisiones. El partido deviene presa de las corrientes y grupos que buscan parcelas dentro de los cargos de gobierno en los últimos años, ante la incapacidad de encarar exitosamente al PRI y al PAN”.
De este modo “los grupos de poder se preocupan más por imponer a su gente en los primeros lugares de las planillas para asegurar los cargos de representación proporcional”.
El PRD, subrayó, “no tiene memoria de gobierno. No existe una sistematización de buenas y malas experiencias. Se parte de cero y sin definición de una plataforma que otorgue un sello distintivo. No se buscan los mejores hombres, sino que todo se decida según las negociaciones internas en el partido y sus corrientes, e incluso con los adversarios políticos”.
Alma Muñoz, La Jornada, 4 de enero.
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