Desfonde del PRD en 2009: se le esfumaron 6.3 millones de votos

Extraviadoen el escenario y la agenda nacional, distanciado de Andrés Manuel López Obrador, confrontado con sus socios del PT y Convergencia, la disputa afuera y en el interior entre sus tribus, que derivó en la salida de algunos de sus cuadros importantes, sobre todo de los Chuchos, el PRD pagó el costo en el 2009 y fue testigo de cómo se le esfumaron más de 6 millones 300 mil votos con respecto a los comicios del 2006, que lo desaparecieron de gran parte del país y pusieron en grave riesgo sus posibilidades de cara a las presidenciales del 2012.

Con la debacle electoral del año pasado, el sol azteca dejó de gobernar a más de nueve millones de mexicanos como resultado de las elecciones municipales, donde destaca la gran derrota que sufrió en uno de sus principales bastiones —sólo después del DF—, el Estado de México, al entregar al PRI las presidencias municipales de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco, Valle de Chalco, Ixtapaluca, Texcoco y Los Reyes La Paz, entre otros.

Sumido en sus conflictos internos, el PRD (con sus aliados) pasó de un 29 por ciento en el 2006 (12 millones 13 mil votos para diputados federales) a un 12 por ciento (4 millones 231 mil votos solo, y 6 millones 354 mil con PT y Convergencia) en las pasadas elecciones del 5 de julio, que lo mandaron a un lejano tercer lugar y a perder el 40 por ciento en la Cámara de Diputados.

Lo anterior se convirtió en fuerza testimonial en gran parte del país, pues en 23 estados no ganaron un solo distrito de los que estaban en juego el 5 de julio. Se perdieron importantes distritos, principalmente en el Distrito Federal, el Estado de México, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo y Tabasco, según un informe electoral de la secretaria general, Hortensia Aragón.

En 19 entidades no superó el 9 por ciento de votación, y en algunas la participación fue prácticamente testimonial como en Colima y Nuevo León, con 2 por ciento de votos; Coahuila, 3; Chihuahua, 3; en Querétaro 3.25; Durango 4.7; Jalisco, 5; Aguascalientes, 4.3; Sinaloa, 4.23; y en Sonora y Tamaulipas, 4.3 por ciento.

"Nos extraviamos un poco, perdimos la perspectiva del país para vernos siempre a nosotros mismos, perdimos la perspectiva de que el PRD es un instrumento para resolver los problemas del país y no un espacio para dirimir diferencias políticas o diferencias ideológicas entre los compañeros del propio partido, por eso fuimos a las elecciones con dos visiones y más partidos o divididos", admite el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega.

Este año sólo fue el colofón de los conflictos que ya arrastraba el sol azteca desde la renovación de su dirigencia nacional en el 2008 y que se agudizaron en el 2009, hasta traducirse en derrotas en cuanta elección participaron.

En Tabasco, tierra de López Obrador, perdieron sus principales bastiones y hasta Macuspana, de donde es oriundo su ex candidato presidencial; incluso en Coahuila perdieron el registro local.

"Un PRD del 12 por ciento no le sirve a nadie. La votación se desplomó a un lejano tercer lugar y en 20 estados nos fuimos a cuarta, quinta y hasta sexta fuerza política; se perdieron gobiernos estratégicos y se redujo aún más la de por sí escasa presencia en los Congresos locales", acusa por su parte Dolores Padierna, dirigente de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN) que fundó René Bejarano.

En tanto, para la secretaria general del PRD, Hortensia Aragón, el fracaso electoral del sol azteca tiene su explicación en "el movimiento de resistencia civil postelectoral, los conflictos públicos derivados de las elecciones internas, la falta de unidad partidaria y la decisión de no ir aliados en esta elección, pues ello desgastó el capital político de la izquierda y del partido mucho antes de iniciar el proceso electoral 2009".

PURGAS Y EXPULSIONES. En el 2009, el PRD no sólo se desfondó electoralmente, sino también en cuestión de militancia, pues sufrió desbandadas y expulsiones de afiliados por apoyar a otros partidos en las elecciones del 5 de julio, cuya cifra ascendió a cinco mil desafiliados, entre ellos, fundadores como Laura Itzel Castillo e Ifigenia Martínez, que ahora militan en el PT.

El revanchismo en el PRD estuvo a la orden del día y en todos los niveles, pues miles de perredistas apoyaron o se convirtieron en candidatos de otros partidos, llámese PRI, PT o Convergencia, pero la principal tragedia en ese sentido fue la elección en Iztapalapa, donde miles de perredistas, incluido López Obrador, apoyaron al Partido del Trabajo y a su candidato Rafael Acosta, Juanito.

Fue en esa demarcación donde se presentó una de las derrotas más dolorosas para el sol azteca en el Distrito Federal, frente al PT, con una población cercana a las 2 millones de personas.

El resultado total fue una caída estrepitosa en la votación del PRD capiotalino, donde del 39 por ciento cayó a un 25, y perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa del DF.

La situación llevó a las tribus perredistas a exigir la renuncia a la dirigencia nacional de Jesús Ortega, pero el dirigente de los Chuchos logró amainar la "tormenta" y que fuera el Congreso Nacional con carácter de refundacional el que decidiera el rumbo del sol azteca y su presidencia.

Anunciado con bombos y platillos, dicho Congreso no resultó lo esperado por muchos, y se constriñó a salvaguardar la frágil unidad interna entre las tribus del sol azteca para mantenerse juntos, de cara a las elecciones presidenciales del 2012, y antes en los comicios de este año, donde se renovarán 11 gubernaturas.

De esta manera, fue una unidad con ciertos costos, sobre todo para Jesús Ortega, pues renunciaron al partido René Arce y Víctor Hugo Círigo, integrantes de los Chuchos y con gran fuerza en Iztapalapa, quienes buscaban la expulsión de AMLO de las filas del PRD.

Al final no lograron la expulsión de López Obrador y fueron ellos quienes abandonaron las filas del PRD.

"Fue un congreso para mirarnos el ombligo, para sobrevivir tres años, para administrar el registro y para mantener la unidad en el 2012 con la firme convicción de que después ese año vamos a ir a otra cosa, porque ya no nos dio tiempo de ir a otra cosa ahora", sentencia el diputado Agustín Guerrero, uno de los operadores de la corriente bejaranista.

© Presencia simbólica

En 19 entidades el PRD

no superó el 9 por ciento

de votación y en algunas

la participación fue prácticamente testimonial como en:

Colima 2%

Nuevo León 2%

Coahuila 3%

Chihuahua 3%

Querétaro 3.25%

Durango 4.7%

Jalisco 5%

Aguascalientes 4.3%

Sinaloa 4.23%

Sonora 4.3%

Tamaulipas 4.3%
Alejandro Páez, Crónica, 5 de enero.

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