Cautivo de las FARC, liberado luego de 12 años de secuestro

Florencia, Colombia, 30 de marzo. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) entregaron hoy a una misión humanitaria al sargento Pablo Emilio Moncayo, último de dos militares que el grupo guerrillero prometió liberar unilateralmente como gesto de paz, poniendo fin a uno de los secuestros más prolongados en Colombia.

Moncayo, secuestrado el 21 de diciembre de 1997 en el sureño departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, logró esta tarde cumplir el sueño de su padre, el profesor Gustavo Moncayo, para quitarle las cadenas que éste ató desde mediados de 2007 a sus manos en demanda de un acuerdo humanitario que permitiera el intercambio de efectivos cautivos por la guerrilla y combatientes de las FARC.

“Escuché a mi padre decir que deseaba que yo le quitara las cadenas. Eso voy a hacer ahora”, aseguró al final del día el militar colombiano de 32 años de edad, quien agradeció a los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Venezuela, Hugo Chávez, y Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, por sus gestiones para liberarlo, sin mencionar al gobernante colombiano, Álvaro Uribe.

“No saben cuán asombroso es volver a ver civilización”, dijo el sargento, que junto con su compañero de armas José Emilio Martínez era uno de los dos rehenes más antiguos en poder de la guerrilla. Tras salir del helicóptero del ejército brasileño en que venía con la misión humanitaria, el militar se fundió en un abrazo con sus padres, pero dedicó especial atención a su hermana menor, Laura Valentina, de cinco años, a quien conoció hoy.

Después de un breve encuentro con sus familiares, Moncayo salió a saludar a la prensa y enseguida retiró las cadenas que su padre, conocido en Colombia como “el caminante de la paz”, llevó varios años en las manos en caminatas con las que recorrió cientos de kilómetros a lo largo del país, así como Ecuador, Venezuela y Europa.

Tras agradecer también a la senadora Piedad Córdoba, que ha participado como mediadora para lograr la liberación de 13 rehenes de las FARC desde 2008, y a la misión que lo recogió en una acción coordenada dispuesta por la guerrilla, el sargento Moncayo pidió a organizaciones internacionales que se preocupen por la liberación de una veintena de militares y policías que siguen secuestrados, en especial el coronel Édgar Duarte y el “sargento Martínez”, quienes temen morir en cautiverio. Aseguró ya tener definido lo que va a hacer con su vida y afirmó que no simpatiza con la guerrilla ni sufre el síndrome de Estocolmo (simpatía por los plagiarios), al tiempo que resaltó que a lo largo de su cautiverio llevó con orgullo el uniforme del ejército colombiano.

La misión humanitaria que fue a recoger a Moncayo en algún punto de la selva de Caquetá estuvo compuesta por la senadora liberal Piedad Córdoba, el obispo Leonardo Gómez, dos miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja, un médico y seis militares brasileños.

Los integrantes de la misión, que también se encargaron de recibir de las FARC el domingo pasado al soldado Libio José Calvo, salieron en busca del sargento Moncayo por la mañana con más de dos horas de retraso, debido a una fuerte lluvia que estuvo a punto de aplazar la operación. Su retorno también se prolongó más de lo esperado por el mal tiempo.

El presidente Álvaro Uribe comentó: “Damos la bienvenida al sargento Moncayo; Colombia recibe con los brazos abiertos a quienes regresan del cautiverio y rechaza con la mayor firmeza a los secuestradores”.

Acuerdo humanitario, piden guerrilleros
Por su parte, la guerrilla reiteró en un comunicado que no habrá más liberaciones unilaterales y que los demás rehenes saldrán por medio de un acuerdo humanitario. “Las FARC-EP consideran que el camino queda desbrozado para el inmediato canje de prisioneros de guerra como única forma viable para que, sin menoscabo de la integridad física, regresen a la libertad los prisioneros que están en la selva, lo mismo que los guerrilleros presos en las mazmorras de Colombia y de Estados Unidos”, aseguró el grupo rebelde, al destacar que esta liberación se retrasó diez meses debido a la “obsesión” de Uribe de pretender un rescate militar.

La liberación fue opacada por una polémica tras la difusión en Telesur de imágenes de Moncayo previas a la entrega, lo que fue condenado por el gobierno de Álvaro Uribe, quien subrayó que en el protocolo de seguridad firmado se estableció la prohibición de difundir fotos o videos. La senadora Córdoba y el obispo Gómez dijeron no saber en qué momento se grabó el material.

La cadena Telesur afirmó haber cumplido con su compromiso de informar “oportuna y verazmente” al divulgar las imágenes que, aclaró, no fueron grabadas por su personal, sino recibidas por medio del correo electrónico público.
La Jornada, 31 de marzo.

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