Colombia celebra libertad de rehén

BOGOTÁ (Agencias).— Colombia celebró ayer la liberación del soldado Josué Daniel Calvo, por parte de la guerrilla de las FARC, tras haber permanecido casi un año como cautivo, y se alistaba para el fin de un largo cautiverio de más 12 años de otro militar, el sargento Pablo Emilio Moncayo, el próximo martes, en el marco de una operación humanitaria.
Un pichón de un pájaro carpintero, un lorito, un fuerte aguacero, un grueso número de guerrilleros, carne llanera y oraciones de monseñor Leonardo Gómez marcaron el ambiente donde las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) entregaron ayer a Calvo.

Gómez, representante de la Iglesia católica en la misión humanitaria, y la senadora Piedad Córdoba contaron a medios de prensa algunos detalles del acto de entrega del militar en el corazón de las selvas del sur de Colombia.

Cuando el helicóptero brasileño se acercó al caserío Santa Lucía, en el departamento del Meta, los integrantes de la misión humanitaria divisaron un grueso número de guerrilleros rasos y comandantes de frente que se mezclaban con los campesinos del lugar.

En el momento que el helicóptero aterrizó, el ambiente era tenso por los supuestos sobrevuelos de aviones militares en las primeras horas de este domingo, pero fue la intervención espiritual de Gómez la que logró relajar la situación.

El representante de la Iglesia católica llevó un buen número de rosarios, hizo algunas reflexiones sobre la paz y la necesidad de terminar con la guerra y luego condujo una oración entre guerrilleros armados hasta los dientes y los humildes campesinos. En medio de la oración cayó un fuerte aguacero sobre el amplio salón comunal del pequeño caserío, lo que generó preocupación entre la delegación por el peligro de que el mal tiempo se profundizara y evitara el regreso a Villavicencio.

Apenas dos horas después de su liberación, Calvo, de 23 años, apareció ante la prensa enfundado en un flamante uniforme camuflado con su apellido escrito en el bolsillo derecho, gorra y lustrosas botas negras, pero no dijo ni media palabra, sólo saludó a la prensa levantando el pulgar derecho en señal afirmativa.

Abrazado con su hermana Nubia, quien tampoco habló, Calvo escuchó a su padre, Luis Alberto Calvo, hacer unas breves declaraciones a la prensa en el aeropuerto de Villavicencio, en el departamento de Meta y a unos 75 kilómetros al suroeste de Bogotá, donde había llegado horas antes.

“Llegó la alegría a la casa otra vez”, dijo Calvo padre, asegurando que la madre de sus dos hijos los abandonó siendo chicos. El padre de Calvo mostró una foto y leyó varios nombres de personas que dijo fueron secuestradas o dadas por desaparecidas hace varios años y que pedía a quienquiera que fueran los captores que enviaran pruebas de vida porque sus familias vivían en la incertidumbre.

Tras la declaración, el soldado y su familia se trasladaron en un avión castrense hasta Bogotá, donde el liberado sería sometido a pruebas en el Hospital Militar.

El alto comisionado para la Paz, Frank Pearl, al lado de la familia Calvo, dijo que el soldado había decidido no hacer declaraciones porque salía de la dura experiencia del secuestro y que las autoridades la respetaban. La liberación de Calvo fue la primera de las FARC en 13 meses, desde que a inicios del 2009 dejaran libres a seis hombres, entre ellos dos políticos con al menos seis años de cautiverio.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, se mostró ayer dispuesto a aceptar un acuerdo humanitario con las FARC por el que se intercambiarían secuestrados por guerrilleros presos, con la condición de que “no vuelvan a delinquir”.

“Hay que insistir en el intercambio humanitario, yo me he comprometido con la comunidad (guerrillera) a seguir trabajando”, dijo la senadora Córdoba. La política opositora del Partido Liberal confió en que Uribe todavía puede lanzar una señal en ese sentido antes del 7 de agosto, cuando dejará la Presidencia.

“Estamos muy contentos. No hay ninguna posibilidad de que se paralice a pesar de todo la entrega del cabo Moncayo el próximo martes”, declaró Córdoba.

La senadora aseguró que la guerrilla denunció sobrevuelos de aeronaves militares en las horas previas a la liberación de Calvo y que la entrega se cumplió en presencia de varios campesinos y rebeldes que asistieron al lugar acordado.

Pero el alto comisionado para la Paz negó que aviones y helicópteros militares hubieran violado el protocolo de seguridad.
El Universal, 29 de marzo.

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