Desde finales de 78 Cuba ha liberado a miles de opositores

La Habana, 13 de junio. Durante décadas el gobierno de Cuba ha liberado a prisioneros opositores, accediendo a gestiones de emigrados o de personalidades extranjeras que han invocado razones humanitarias, pero en el caso de Ariel Sigler Amaya es la primera vez que lo hace respondiendo a una demanda de cubanos que viven en la isla: los obispos católicos.

La salida de Sigler y la reubicación de otros seis opositores presos fue anunciada la noche del viernes por el Arzobispado de La Habana, luego de que el cardenal Jaime Ortega recibió un informe oficial.

Todas las liberaciones de ese tipo han ocurrido al final de negociaciones discretas, que han consumido meses y hasta años.

La primera, que también es la más numerosa, se produjo como parte de un diálogo que buscaba distender las relaciones del gobierno con el exilio y con Estados Unidos. Los contactos se iniciaron en agosto de 1977 e incluyeron una reunión entre emigrados y autoridades en La Habana, del 20 al 21 de noviembre de 1978.

Entre fines de 1978 y octubre de 1979 salieron de prisión unos 3 mil 600 presos, entre ellos Leopoldina Grau, condenada por atentar contra la vida de Fidel Castro, así como Antonio Valle Cuesta, capturado en una acción armada, igual que muchos de los entonces liberados.

Durante su campaña como precandidato presidencial demócrata, el pastor bautista Jesse Jackson viajó a La Habana, habló con Castro y regresó a Estados Unidos en junio de 1984 con más de una veintena de excarcelados, entre estadunidenses y cubanos, aunque sus gestiones se habían iniciado meses antes.

Obispos católicos estadunidenses visitaron la isla medio año más tarde. El 24 de febrero de 1985 se reunieron con el mandatario, a quien pidieron la liberación de 146 opositores presos y la salida a Estados Unidos de ex prisioneros con familia en ese país, a quienes el gobierno cubano impedía viajar.

La respuesta ocurrió un año y medio después: el 15 de septiembre de 1986, cerca de 70 opositores cubanos excarcelados y sus familiares llegaron a Miami. Una docena de otros liberados prefirieron quedarse en Cuba por razones personales.

Otras gestiones simultáneas tuvieron resultados también durante 1986. El científico y oceanógrafo francés Jacques Cous-teau logró la liberación de cerca de una treintena de anticastristas. El 8 de junio salió Ricardo Montero Duque, ex oficial del ejército de Fulgencio Batista, quien participó en la invasión de Playa Girón en 1961 y por quien abogó el senador estadundiense Edward Kennedy. Finalmente, a instancias del presidente español Felipe González, el 20 de diciembre fue excarcelado Eloy Gutiérrez Menoyo, comandante de la guerrilla en los 50, que más tarde combatió a Castro.

Las apelaciones se repitieron en años siguientes. A petición del jefe de gobierno de Galicia, Manuel Fraga, hubo cerca de una treintena de excarcelaciones entre 1992 y 1994.

En visita de trabajo en París, el 15 de marzo de 1995, Fidel Castro habló con Danielle Mitterrand, quien le pidió algunas liberaciones. Al mes siguiente, una misión de France Libertés, organización que dirige la viuda del ex presidente francés, viajó a Cuba y pudo hablar con 24 opositores presos.

La delegación estuvo integrada por Raphael Doueb (France Libertés), José Miguel Vivanco (Human Rights Watch), Daniel Jacoby (Federación Internacional de Derechos del Hombre) y Pierre Micheletti (Médicos del Mundo).

Como resultado, el 31 de mayo de 1995 salió de prisión Sebastián Arcos Bergnes y un día más tarde Indamiro Restano, dos de los más conocidos opositores en ese momento. Otros cuatro activistas también fueron liberados.

El 19 de enero de 1996 visitó Cuba el senador estadunidense Bill Richardson. A petición suya fueron excarcelados Luis Grave de Peralta y Carmen Julia Arias Iglesias –dos de los interlocutores de France Libertés– y Eduardo Ramón Prida.

La segunda excarcelación más numerosa se produjo a raíz de la visita del papa Juan Pablo II a Cuba, del 21 al 25 de enero de 1998. El 12 de febrero, el Consejo de Estado decretó un indulto y en los dos días siguientes salieron de la cárcel 299 prisioneros –opositores y reos comunes enfermos o de avanzada edad–, en su mayor parte de una lista que había traído el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano.

Gerardo Arreola, La Jornada, 14 de junio.


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