Diálogo sobre seguridad, acepta el Ejecutivo, “pero la solución tardará”

Antes del cónclave priísta en Tamaulipas por el asesinato de su candidato a gobernador, Rodolfo Torre, el presidente Felipe Calderón convocó a políticos, intelectuales y medios de comunicación a formar un frente común y expresar sus inquietudes en aras de fortalecer al Estado mexicano en la seguridad pública. Más tarde, el mandatario señaló que ello no implica “actos de martirio o de heroismo de los ciudadanos”.

Una vez que la dirigente del PRI, Beatriz Paredes, exigió justicia tras la ejecución de Rodolfo Torre Cantú, y planteó que no usan los duelos “para cadenas nacionales”, el mandatario federal se quejó de que enfrentamos la descomposición generada durante muchos años de abandono que tarde o temprano termina por cobrarse en la sociedad.

Calderón Hinojosa fijó su postura sobre la violencia en Tamaulipas en dos tiempos. Primero en un mensaje a las 8 de la mañana –que programó de última hora– y después en una comida con consejeros del banco BBVA, con los que se reunió en privado, vio el partido de futbol España-Portugal y luego les comentó sonriendo que esperaba “las vuvuzelas todavía”.

Después de recibir elogios del presidente de BBVA por su “valentía” en la lucha contra el crimen, y porque les permitió seguir el juego de futbol, Calderón reiteró el llamado al diálogo, pero dejó en claro que ello no implica de ninguna manera declinar en el cumplimiento de un deber. También advirtió que el tema de la inseguridad tardará en arreglarse porque tardó mucho en descomponerse.

Por la mañana, apareció por segunda vez en 17 horas ante las cámaras de televisión para hacer un nuevo llamado a la unidad, acompañado sólo por el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien regresó a la ciudad de México después de reunirse durante la madrugada en Tamaulipas con la cúpula priísta, encabezada por Beatriz Paredes, y los coordinadores en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, y en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas.

Tres años y medio después de que emprendió esta guerra contra la delincuencia, la cual ha generado diversos cuestionamientos, el Presidente señaló por primera vez que no sólo está dispuesto a actuar, sino también a escuchar y a dialogar.

No obstante defendió su estrategia porque no ha evadido la inseguridad, demandó “el apoyo de los ciudadanos, la colaboración franca y sin titubeos de las fuerzas políticas y sociales del país”.

Con los consejeros de Bancomer, explicó que “a los ciudadanos no les pido actos de martirio, de heroismo, sino simplemente pido su apoyo decidido y su comprensión”.

En el mensaje de la mañana aclaró que su invitación al diálogo es para “definir entre todos cuál debe ser esa respuesta; es momento de que se expresen las inquietudes de todos los actores, especialmente los políticos, a fin de fortalecer la estrategia del Estado por la seguridad pública”.

Pidió a “quienes creemos y defendemos la democracia” que hagamos un “frente común para acordar acciones concretas que den una respuesta decidida de todas las fuerzas políticas ante este desafío compartido; es decir, que demos verdaderamente no sólo una respuesta de gobierno, sino una respuesta del Estado mexicano”.

De nuevo hizo la convocatoria a los actores políticos e incluyó en esta ocasión a la sociedad, a los sectores productivos, a los empresarios y a los trabajadores, académicos e intelectuales del país para que cada quien, en el ámbito de su competencia e influencia, puedan crear un frente común contra quienes pretenden imponer su voluntad por encima de la ley.

En su intento por justificar este llamado, señaló que ha escuchado, “y de manera muy atenta, el llamado que durante el día de ayer diversos actores políticos y sociales han expresado, en el sentido de que, por encima de legítimas diferencias, es indispensable que las fuerzas políticas nacionales y las autoridades de los distintos órdenes de gobierno nos reunamos de manera urgente para dialogar y dar una respuesta unitaria y eficaz”.

El día anterior, Manuel Camacho Solís, coordinador de Diálogo para la Reconstrucción de México (Dia), integrado por PRD, PT y Convergencia, había emplazado al Presidente a realizar a la brevedad posible una reunión de emergencia con todas las fuerzas políticas, para unirse en favor de la democracia y la tranquilidad de los ciudadanos.

Sin mencionar al perredista, el mandatario explicó que esta situación amerita “una respuesta serena y determinante, que sea reflejo de causa común de todos los que representamos a los ciudadanos, y no sólo del Presidente; una respuesta que implique unidad de esfuerzos y voluntad política de todas las representaciones partidistas”.

Argumentó que “es en la división entre los mexicanos donde los criminales encuentran los espacios y las vulnerabilidades para dañar a México”. Reiteró su petición de que “cerremos filas” frente al desafío que “hoy nos plantea la delincuencia organizada; no hay margen para pretender dividendos políticos. Éste es un reto donde sólo caben la unidad y la corresponsabilidad de los mexicanos”.

Los dirigentes de Nueva Alianza y del PVEM, aliados del PRI en Tamaulipas, fueron los primeros que se reunieron en privado con Calderón y, de acuerdo con un boletín de Los Pinos, le expresaron su disposición a sumarse a este llamado con el fin de explorar y definir las líneas de acción en materia de seguridad.

El mandatario se entrevistó por separado con el presidente del Panal, Jorge Kahwagi Macari, así como con el dirigente del Verde Ecologista de México, Jorge Emilio González Martínez, y los coordinadores parlamentarios de ese instituto político, Arturo Escobar y Juan José Guerra.
Claudia Herrera y ROberto GOnzález, La Jornada, 30 de junio.

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