Mintió Sedena; soldados mataron a los niños Almanza, dice CNDH

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, aseguró ayer que la muerte de los niños Martín y Bryan Almanza Salazar, y las heridas a otras cinco personas, ocurridas el 3 de abril de este año en Ciudad Mier, Tamaulipas, “fueron resultado del fuego directo y discrecional por parte de elementos del Ejército Mexicano y no de un tiroteo cruzado con miembros de la delincuencia organizada”, como sostuvieron las secretarías de Gobernación (SG) y de la Defensa Nacional (Sedena).

Plascencia Villanueva dijo: “Los militares involucrados –elementos del tercer Regimiento Blindado de Reconocimiento– alteraron y manipularon el lugar de los hechos para justificar una legítima defensa, lo cual es inadmisible para la CNDH”.

El ombudsman nacional afirmó que en la investigación que realizó la comisión a su cargo “hubo obstáculos” de parte de servidores públicos de la Sedena y de la Procuraduría General de la República (PGR), y los resultados revelan “alteración de la escena de los hechos, omisión, dilación, uso arbitrario de la fuerza y obstrucción a la justicia”.

Aseveró que la CNDH constató violaciones a los derechos humanos, a la vida, a la integridad, seguridad personal, trato digno, a la justicia, a la legalidad y a la seguridad jurídica, así como al derecho de los menores a que se proteja su integridad por actos consistentes en “privación de la vida, atentados a la integridad y seguridad personal, tratos crueles y degradantes, omisión de auxilio, alteración de la escena de los hechos, ejercicio indebido de la función pública y el incumplimiento de algunas de las formalidades para la emisión de la orden de cateo en agravio de Martín y Bryan Almanza Salazar y 11 personas más, de las cuales cinco resultaron heridas”.

En conferencia de prensa, el titular de la CNDH hizo pública la recomendación 36/2010, que dirigió al secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, y al procurador general de la República, Arturo Chávez Chávez, donde les notifica que presentará denuncia penal en contra de los servidores públicos de esas dependencias que participaron en las irregularidades y hechos que motivaron el pronunciamiento público.

Plascencia Villanueva sostuvo: la versión de la Sedena que sostiene que los hechos tuvieron como origen “un enfrentamiento entre elementos militares, quienes iban con dirección a Nuevo Laredo y varias camionetas donde viajaban presuntos miembros de la delincuencia organizada con dirección a Ciudad Mier, a la altura del kilómetro 117, es incompatible con el resultado que arrojan las evidencias obtenidas por la Comisión Nacional.

“Se observa que el contenido del informe de la autoridad responsable no tiene sustento ni apego a las evidencias a que se allegó esta comisión, y que existió además un indebido levantamiento de indicios y de preservación de evidencias.”

Informó el ombudsman nacional que “los testimonios de las víctimas, incluyendo a los menores de edad, son coincidentes al señalar que no llevaban camionetas adelante ni atrás y la visibilidad era clara; disminuyeron la velocidad y bajaron los cristales; avanzaron cuando un elemento militar les dio el paso e inmediatamente después les empezaron a disparar, por lo que huyeron al monte hasta que encontraron una casa en un rancho donde les brindaron auxilio”.

El informe con “la alteración de los hechos” que se entregó a la CNDH por parte de Sedena, y en las fotografías proporcionadas, donde la camioneta agredida “presenta impactos al frente, no coinciden con la narrativa de las víctimas. Los orificios en el cristal, de acuerdo con el dictamen de peritos de esta comisión, indican que los disparos se hicieron una vez que la camioneta estaba desocupada, es decir, después de la agresión y cuando los ocupantes ya no se encontraban en ella”.

Testigos informaron a la CNDH que “sólo estaba una camioneta, pero después de dos horas y media ya estaban cinco en el lugar referido. Las víctimas relataron que “los disparos de arma de fuego sólo fueron en el costado izquierdo del vehículo y de atrás hacia adelante, nunca del lado derecho, ya que por ese costado descendimos; de haber existido disparos (ello) nos hubiese imposibilitado la huida hacia el monte donde nos refugiamos”.

La comisión sostiene que las camionetas “fueron colocadas para alterar la escena del crimen y representar que había existido un enfrentamiento, pero las muertes de los menores y las heridas a cinco personas más fueron resultado del fuego directo y discrecional por parte de elementos del Ejército y no de un tiroteo cruzado con miembros de la delincuencia organizada”.
Víctor Ballinas, La Jornada, 17 de junio.

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