El general de la policía Luis Mendieta, liberado por el ejército el domingo junto con otros tres uniformados, e Ingrid Betancourt, rescatada desde un campamento guerrillero de las FARC en 2008, enviaron un mensaje de fortaleza a los uniformados que siguen cautivos y aseguraron que muy pronto les llegará su día de libertad.
Mendieta y Betancourt, recordaron también los duros momentos de su secuestro, cuando ambos por estar enfermos debían ser transportados en hamacas por insurgentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Betancourt, secuestrada en febrero de 2002 y rescatada por el ejército junto a otras 14 personas en julio de 2008, aseguró que sabía de la angustia de los que aún estaban retenidos y que esperaban su liberación.
“Yo sé que todos los compañeros nuestros que están en la selva están esperando también su momento y añorando que les llegue la libertad”, informó la ex rehén franco-colombiana.
Los aún retenidos, añadió Betancourt, “deben estar con esos sentimientos encontrados, de sentir la felicidad por la libertad de nuestros cuatro compañeros, por mi general Mendieta... pero también deben sentir como esa angustia de no saber cuándo les va a llegar a ellos el turno.
“Tengan fe que esta pesadilla se va a acabar muy pronto”, aseguró.
Por su parte, Mendieta, de 53 años dijo que confía en la capacidad de los militares para ayudar en la liberación de los demás uniformados cautivos y que, a lo largo de todos estos años de secuestro, una de las peores experiencias fue la soledad y cuando los insurgentes le retiraron hace 16 meses y sin explicaciones los radios con las que lograban tener noticias sobre sus parientes y el mundo.
Sin los radios “controlar, diríamos, esa soledad es difícil, porque no hay una canción, no hay un sonido de una persona del exterior”, observó Mendieta.
“Lo que se escucha es la lluvia, el sonido de los animales, algunos dicen que eso es la plenitud, pero uno se cansa luego de tantos años de escuchar la selva, lo que uno quiere es escuchar a las personas’’, agregó.
Mendieta y Betancourt, recordaron también los duros momentos de su secuestro, cuando ambos por estar enfermos debían ser transportados en hamacas por insurgentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Betancourt, secuestrada en febrero de 2002 y rescatada por el ejército junto a otras 14 personas en julio de 2008, aseguró que sabía de la angustia de los que aún estaban retenidos y que esperaban su liberación.
“Yo sé que todos los compañeros nuestros que están en la selva están esperando también su momento y añorando que les llegue la libertad”, informó la ex rehén franco-colombiana.
Los aún retenidos, añadió Betancourt, “deben estar con esos sentimientos encontrados, de sentir la felicidad por la libertad de nuestros cuatro compañeros, por mi general Mendieta... pero también deben sentir como esa angustia de no saber cuándo les va a llegar a ellos el turno.
“Tengan fe que esta pesadilla se va a acabar muy pronto”, aseguró.
Por su parte, Mendieta, de 53 años dijo que confía en la capacidad de los militares para ayudar en la liberación de los demás uniformados cautivos y que, a lo largo de todos estos años de secuestro, una de las peores experiencias fue la soledad y cuando los insurgentes le retiraron hace 16 meses y sin explicaciones los radios con las que lograban tener noticias sobre sus parientes y el mundo.
Sin los radios “controlar, diríamos, esa soledad es difícil, porque no hay una canción, no hay un sonido de una persona del exterior”, observó Mendieta.
“Lo que se escucha es la lluvia, el sonido de los animales, algunos dicen que eso es la plenitud, pero uno se cansa luego de tantos años de escuchar la selva, lo que uno quiere es escuchar a las personas’’, agregó.
Milenio, 16 de junio.
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