El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció la suspensión de un viaje a Cuba para asistir a los festejos del 26 de julio en la isla (considera el inicio de la revolución), ya que dijo contar con “información de inteligencia” que sugiere el peligro de una “agresión” desde Colombia, apoyada por Estados Unidos.
“He decidido suspender el viaje que tenía hoy para Cuba”, dijo Chávez en un acto político ayer en Caracas, y acusó a Washington de ser “el gran culpable” y “el gran instigador” de preparar una “fuerza de contención” para apoyar esa eventual agresión. También amenazó con suspender la venta de crudo a EU en caso de agresión, “desde territorio colombiano u otro lugar impulsada por el imperio yanqui”.
Aunque Chávez es un firme opositor de Washington, el petróleo venezolano, sostén de la economía de este país sudamericano, se destina principalmente a las refinerías estadunidenses.
“Nosotros rechazamos, hemos rechazado y rechazaremos siempre la posibilidad de que una fuerza guerrillera extranjera o paramilitar extranjera o militar extranjera se instale en el más pequeño milímetro cuadrado de nuestro territorio soberano”, dijo Chávez ayer en alusión a las acusaciones de Colombia, país con el cual Venezuela rompió relaciones el 22 de julio.
Esto ocurrió horas después de que el gobierno del presidente colombiano Álvaro Uribe denunciara ante la Organización de Estados Americanos (OEA) la presencia “activa” de unos mil 500 guerrilleros colombianos en suelo vecino.
Chávez desplegó el jueves 22 unos 20 mil militares en “máxima alerta” en la frontera con Colombia, de unos dos mil kilómetros de extensión.
Pero el presidente venezolano abrió ayer a la vez una ventana de acercamiento con vistas a la toma de posesión del presidente electo de ese país, Juan Manuel Santos, el 7 de agosto. “Tenemos que recibir señales claras e inequívocas de que hay una voluntad política real en el nuevo gobierno de Colombia para reemprender el camino del diálogo, sin trampas”, escribió Chávez en su columna dominical que se publica en algunos diarios venezolanos.
Por su parte, Santos, en gira por algunos países del área, ha rechazado pronunciarse sobre la crisis, ya que, insiste, Uribe “es todavía presidente en funciones”.
La ruptura entre Caracas y Bogotá activó los mecanismos regionales de resolución de conflictos, con la reacción de varios gobiernos y el anuncio de mediación de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), cuyos cancilleres se reunirán el próximo jueves en Quito.
En Bogotá, el presidente Álvaro Uribe envió un mensaje a militares y policías de que “la victoria final ya no está lejos”, en alusión a la lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otros grupos ilegales.
“Gracias soldados y policías de Colombia. Adelante, la victoria final ya no está lejos”, dijo Uribe al visitar un cuartel en la localidad de La Macarena (450 km al sur de Bogotá), antiguo fortín de las FARC, la mayor guerrilla del país.
Uribe agradeció de nuevo a la fuerza pública por haber aplicado su política de “seguridad democrática”, que desde 2002 le reportó un índice de popularidad de 70 por ciento.
Santos, en gira por México, Chile, Argentina, Perú, República Dominicana y Haití, prometió continuar esta política contra las FARC, el guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), paramilitares de extrema derecha y narcotraficantes.
“He decidido suspender el viaje que tenía hoy para Cuba”, dijo Chávez en un acto político ayer en Caracas, y acusó a Washington de ser “el gran culpable” y “el gran instigador” de preparar una “fuerza de contención” para apoyar esa eventual agresión. También amenazó con suspender la venta de crudo a EU en caso de agresión, “desde territorio colombiano u otro lugar impulsada por el imperio yanqui”.
Aunque Chávez es un firme opositor de Washington, el petróleo venezolano, sostén de la economía de este país sudamericano, se destina principalmente a las refinerías estadunidenses.
“Nosotros rechazamos, hemos rechazado y rechazaremos siempre la posibilidad de que una fuerza guerrillera extranjera o paramilitar extranjera o militar extranjera se instale en el más pequeño milímetro cuadrado de nuestro territorio soberano”, dijo Chávez ayer en alusión a las acusaciones de Colombia, país con el cual Venezuela rompió relaciones el 22 de julio.
Esto ocurrió horas después de que el gobierno del presidente colombiano Álvaro Uribe denunciara ante la Organización de Estados Americanos (OEA) la presencia “activa” de unos mil 500 guerrilleros colombianos en suelo vecino.
Chávez desplegó el jueves 22 unos 20 mil militares en “máxima alerta” en la frontera con Colombia, de unos dos mil kilómetros de extensión.
Pero el presidente venezolano abrió ayer a la vez una ventana de acercamiento con vistas a la toma de posesión del presidente electo de ese país, Juan Manuel Santos, el 7 de agosto. “Tenemos que recibir señales claras e inequívocas de que hay una voluntad política real en el nuevo gobierno de Colombia para reemprender el camino del diálogo, sin trampas”, escribió Chávez en su columna dominical que se publica en algunos diarios venezolanos.
Por su parte, Santos, en gira por algunos países del área, ha rechazado pronunciarse sobre la crisis, ya que, insiste, Uribe “es todavía presidente en funciones”.
La ruptura entre Caracas y Bogotá activó los mecanismos regionales de resolución de conflictos, con la reacción de varios gobiernos y el anuncio de mediación de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), cuyos cancilleres se reunirán el próximo jueves en Quito.
En Bogotá, el presidente Álvaro Uribe envió un mensaje a militares y policías de que “la victoria final ya no está lejos”, en alusión a la lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otros grupos ilegales.
“Gracias soldados y policías de Colombia. Adelante, la victoria final ya no está lejos”, dijo Uribe al visitar un cuartel en la localidad de La Macarena (450 km al sur de Bogotá), antiguo fortín de las FARC, la mayor guerrilla del país.
Uribe agradeció de nuevo a la fuerza pública por haber aplicado su política de “seguridad democrática”, que desde 2002 le reportó un índice de popularidad de 70 por ciento.
Santos, en gira por México, Chile, Argentina, Perú, República Dominicana y Haití, prometió continuar esta política contra las FARC, el guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), paramilitares de extrema derecha y narcotraficantes.
Milenio, 26 de julio.
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