Vestidos de blanco o simplemente con ropa cómoda y tenis, decenas de personas, participaron en la segunda clase de “Yoga por la armonía” en el Zócalo capitalino.
En esta ocasión, los asistentes disfrutaron de una plaza libre de muñecos gigantes y huelguistas; sólo compartieron el espacio con los trabajadores del gobierno capitalino, quienes preparaban los últimos detalles previos a la asamblea del presidente legítimo.
En punto de las ocho de la mañana, el Instituto Mexicano de Yoga inició la clase dominical en la que mujeres y adultos fueron los principales asistentes, aunque tampoco faltaron hombres y niños, quienes entusiasmados y con mucha energía comenzaron la clase.
Inhalaciones y exhalaciones profundas se escucharon en medio de comerciantes ambulantes, quienes desde primera hora se colocaron a los alrededores del Zócalo para obtener el mejor lugar y poner a la venta, desde artículos de moda o temporada, hasta cualquier tipo de suvenires con la imagen de Andrés Manuel López Obrador.
Atentos a las indicaciones de los monitores, los asistentes intentaron relajarse y concentrase en las indicaciones y posturas. Hace ocho días era el bullicio de los integrantes del SME y de quienes visitaban a Simón, el muñeco inflable. Ayer fueron los simpatizantes del Proyecto Alternativo de Nación.
Minutos antes de las 9:30 de la mañana concluyó la segunda de seis clases de yoga gratuitas que se impartirán en el Zócalo el Instituto Mexicano de Yoga y la Secretaría de Cultura local.
Después de más de 80 minutos de ejercicio, el hambre aprieta. “Tortas bien preparadas de a 10”, ofrece una señora; del otro lado la competencia de las gelatinas y el café, también de a 10 pesos. Y los clásicos en el Zócalo: los tamales oaxaqueños, y las tlayudas con frijoles y nopales. Para los que llevaron más hambre que dinero, estuvieron las bolsas de pan bimbo llenas de sandwiches preparados en casa y un garrafón de agua de horchata.
De los asistentes a la clase dominical, los menos se quedaron para estar presentes durante el discurso de López Obrador. A las 10 no queda nada de la relajación que otorgaron las posturas del camello, el león y la tortuga.
“Es un honor estar con Obrador”, se escucha con fuerza. En el fondo, el sonido de los DVD de a cinco pesos con la más amplia variedad de discursos y entrevistas de López Obrador.
No faltó quién se tomó la foto del recuerdo. Con celular o cámara digital, todos abrazados con playeras amarillas; en el fondo, la catedral. Por si a caso no llevó cámara, ahí estaba el señor que ofrecía la foto instantánea del recuerdo en tan sólo 50 pesos.
El sonido de los cohetes, la banda, los gritos de apoyo al SME, y en las pantallas, la imagen de las señoras que se lanzaban contra las vallas para alcanzar un beso de López Obrador.
En esta ocasión, los asistentes disfrutaron de una plaza libre de muñecos gigantes y huelguistas; sólo compartieron el espacio con los trabajadores del gobierno capitalino, quienes preparaban los últimos detalles previos a la asamblea del presidente legítimo.
En punto de las ocho de la mañana, el Instituto Mexicano de Yoga inició la clase dominical en la que mujeres y adultos fueron los principales asistentes, aunque tampoco faltaron hombres y niños, quienes entusiasmados y con mucha energía comenzaron la clase.
Inhalaciones y exhalaciones profundas se escucharon en medio de comerciantes ambulantes, quienes desde primera hora se colocaron a los alrededores del Zócalo para obtener el mejor lugar y poner a la venta, desde artículos de moda o temporada, hasta cualquier tipo de suvenires con la imagen de Andrés Manuel López Obrador.
Atentos a las indicaciones de los monitores, los asistentes intentaron relajarse y concentrase en las indicaciones y posturas. Hace ocho días era el bullicio de los integrantes del SME y de quienes visitaban a Simón, el muñeco inflable. Ayer fueron los simpatizantes del Proyecto Alternativo de Nación.
Minutos antes de las 9:30 de la mañana concluyó la segunda de seis clases de yoga gratuitas que se impartirán en el Zócalo el Instituto Mexicano de Yoga y la Secretaría de Cultura local.
Después de más de 80 minutos de ejercicio, el hambre aprieta. “Tortas bien preparadas de a 10”, ofrece una señora; del otro lado la competencia de las gelatinas y el café, también de a 10 pesos. Y los clásicos en el Zócalo: los tamales oaxaqueños, y las tlayudas con frijoles y nopales. Para los que llevaron más hambre que dinero, estuvieron las bolsas de pan bimbo llenas de sandwiches preparados en casa y un garrafón de agua de horchata.
De los asistentes a la clase dominical, los menos se quedaron para estar presentes durante el discurso de López Obrador. A las 10 no queda nada de la relajación que otorgaron las posturas del camello, el león y la tortuga.
“Es un honor estar con Obrador”, se escucha con fuerza. En el fondo, el sonido de los DVD de a cinco pesos con la más amplia variedad de discursos y entrevistas de López Obrador.
No faltó quién se tomó la foto del recuerdo. Con celular o cámara digital, todos abrazados con playeras amarillas; en el fondo, la catedral. Por si a caso no llevó cámara, ahí estaba el señor que ofrecía la foto instantánea del recuerdo en tan sólo 50 pesos.
El sonido de los cohetes, la banda, los gritos de apoyo al SME, y en las pantallas, la imagen de las señoras que se lanzaban contra las vallas para alcanzar un beso de López Obrador.
Phenélope Aldaz, El Universal, 26 de julio.
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