Pierden bastión histórico

OAXACA.- El PRI perdió ayer uno de sus bastiones históricos en el País, la entidad que le aporta casi medio millón de votos a la elección presidencial y la tierra natal del héroe de todos sus discursos, Benito Juárez.

Tras 80 años de gobiernos emanados del tricolor, Oaxaca alcanzó la alternancia al concluir un sexenio plagado de conflictos, enfrentamientos, desvíos, litigios y ejecuciones.

El golpe electoral colocará en manos de la oposición la llamada cuna del liberalismo, considerada como un emblema para el priismo nacional.

Y es que el temor del Revolucionario Institucuonal se hizo realidad en la jornada electoral.

En los días previos, las cuentas de los estrategas de la campaña advertían que su principal enemigo sería una alta participación de los electores que pudiera rebasar a la maquinaria que mueve al voto duro del PRI.

Sin embargo, pasadas las 14:00 horas, el tricolor ya tenía malas noticias: los cálculos proyectaban una asistencia superior al 50 por ciento.

Luego de votar, el Gobernador Ulises Ruiz no vaciló en asegurar en voz alta, mientras hablaba por teléfono, que una encuestadora le daba cinco puntos de ventaja a su partido.

En contraste, casi a la misma hora, los dirigentes priistas recibían información que les hablaba de una elección cerrada.

El panorama empeoró.

Fuentes del equipo de campaña aseguraron que la propia presidenta nacional, Beatriz Paredes, se comunicó con el Gobernador, para expresarle su preocupación al conocer las primeras tendencias.

A unas horas del cierre de las casillas, sus números los colocaban con desventaja.

En lo público, todo eran caras largas y molestia.

En lo privado, la tensión desbordaba a los operadores, incluido al Mandatario que no soltó el teléfono en prácticamente todo el día.

Por la noche, después de conocer la primera encuesta de salida desfavorable, el PRI y el PVEM denunciaron una intentona de la oposición de montar un "show mediático" que les permitiera hablar de triunfo, para luego denunciar un fraude.

Tres horas después del cierre de casillas, el abanderado de la alianza PRI-PVEM, Eviel Pérez Magaña, apareció públicamente en el centro de prensa instalado por su equipo.

Fue recibido por aplausos intermitentes y porras que no lograron prender a la concurrencia.

Con una sonrisa forzada, se negó a aceptar su derrota a pesar de las tendencias, y aseguró que comprobaría su ventaja con las actas de las casillas en la mano.

Más tarde, el festejo preparado por el tricolor se quedó esperando.

La fiesta lució desangelada.

Enfundados en camisetas rojas con la leyenda "Ya Ganamos", algunos seguidores del candidato se dieron cita en la Alameda central, pero no se animaron a bailar y menos cuando les tocaron la cumbia de "El Gallo Mojado".

El revés electoral de ayer integra a Oaxaca al corredor opositor del sureste del País, hoy conformado por Guerrero y Chiapas, gobernados hoy por partidos distintos al PRI.

Y aunque es considerado como uno de los principales operadores electorales del PRI, Ulises Ruiz será el encargado de entregar el poder a la oposición.
Claudia GUerrero enviada, Reforma, 5 de julio.

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