Atribuyen a Fidel papel negociador

LA HABANA.- Este verano, Fidel Castro ha roto su clausura y ha sorprendido a la opinión pública con una maratónica asistencia a reuniones y actos fuera de su residencia oficial, dando así por terminada una convalecencia de cuatro años.

Por primera vez desde que cayó gravemente enfermo en 2006, la imagen del líder isleño en espacios públicos ha dado la vuelta al mundo despertando toda clase de conjeturas sobre las intenciones de su regreso.

En la Isla, ciudadanos consultados por REFORMA consideran lógico el retorno de Castro a la arena política y opinan que el fundador de la Revolución podría estar enviando en clave el mensaje de que ni retirado del Ejecutivo permanece ajeno a las decisiones políticas.

"Es lógico que superada su enfermedad quiera salir y participar. La política es la pasión de su vida", opinó un profesor de la Universidad de La Habana.

A diferencia de cubanólogos que desde fuera barajan la variante de que el ex Mandatario impone sus criterios inmovilistas al Gobierno reformista de su hermano, el Presidente Raúl Castro, la mayoría de los expertos locales entrevistados restan trascendencia a la reaparición del líder.

"Los cambios que necesita el sistema están pactados. Fidel es y seguirá siendo el asesor más experto de Raúl", aseguró un alto funcionario defenestrado.

Fuentes del entorno de los Castro aseguran que la agenda del ex Mandatario se ciñe a los temas internacionales de los que se ha ocupado durante casi medio siglo, y que no se inmiscuirá en asuntos internos, como quedó demostrado con su ausencia del último pleno ordinario del Parlamento.

"El (nuevo) protagonismo de Fidel Castro está atado al cierre de un círculo histórico que debe cumplir para dejar lo más solucionado posible el diferendo con Washington, dijo un experto en Relaciones Internacionales.

"Sólo Fidel y Raúl gozan del aval para hacerlo (trabajar en la relación) sin levantar sospechas de traición en tres generaciones de cubanos a los que él mismo inculcó un concepto de soberanía nacional enfrentado a los intereses de la Casa Blanca", añadió.

Del abanico de teorías en pugna desplegado con la reaparición de Castro, en el marco de la reciente alianza estratégica entre el Gobierno y la Iglesia católica isleña como mediadora en la liberación de 52 reos opositores, la que más convence a los cubanos parece ser la del interés del líder en participar en la búsqueda del entendimiento con Estados Unidos.

Y en ese sentido, dicen, el mayor obstáculo son los presos de ambas partes.

Pero en un país donde pocos creen en las casualidades, tampoco faltan quienes recelan de la coincidencia entre la reaparición de Fidel y el anuncio de excarcelación y traslado a España de los disidentes, condenados en 2003.

En la Oposición y entre aquellos que siempre han visto en el líder isleño "un afán desmedido de protagonismo", su vuelta a escena anima el fantasma del frenazo a los cautelosos cambios iniciados por Raúl.

La bloguera Yoani Sánchez cree que los Castro buscan desviar la atención de la "delicada posición del régimen", el cual, dijo, fue forzado por el activismo de la disidencia a liberar a unos presos políticos cuya existencia hasta hace poco negaban.

Y voces como la del sociólogo cubano Alejandro Armengol, residente en Estados Unidos, consideran que no es la búsqueda de mayor democracia lo que está en juego en La Habana, sino el intento de encaminar al país en una estructura económica más eficiente.

Una posibilidad que, según dijo, con la recuperación de Fidel parece estar más en duda que meses atrás.

Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 13 de agosto.

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