Cárdenas, otra víctima de fraude: Fidel; habla sin sustento, dice SRE

El gobierno de México rechazó ayer las afirmaciones del ex presidente cubano Fidel Castro, de que el perredista Andrés Manuel López Obrador ganó los comicios presidenciales de 2006, “pero el imperio no le permitió asumir” el mando.

En un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dijo que con los señalamientos del comandante se pretende descalificar a las instituciones mexicanas y se hace eco de afirmaciones sin sustento sobre el país y su desarrollo.

En un tono inusual, la administración de Felipe Calderón hizo votos para que pronto el pueblo de Cuba pueda acudir a elecciones libres para designar a sus representantes y se respeten plenamente los derechos humanos en la isla.

Tras su recriminación, el gobierno de México aseguró que valora profundamente sus vínculos con el país caribeño y reiteró su firme voluntad de continuar estrechando sus relaciones de amistad y cooperación con el pueblo y las autoridades cubanas.

En el comunicado, dejó entrever que las declaraciones del líder cubano sólo son las de un ciudadano, pero más allá de estas opiniones, México está decidido a fortalecer sus lazos con la isla.

Aseguró que en meses recientes se ha podido constatar el fortalecimiento del diálogo entre gobiernos y el incremento del intercambio comercial.

Por lo demás, el gobierno mexicano se congratuló por la recuperación de la salud del comandante Castro en su cumpleaños número 84.

Fidel Castro se ha referido a México en sus últimos dos artículos para la prensa de su país. En el primero resaltó que López Obrador ganó los comicios de 2006, pero que “el imperio” no le permitió llegar al poder.

En el segundo destacó que el ex presidente Carlos Salinas fue el responsable de los videoescándalos, en los que estuvo involucrado René Bejarano, uno de los colaboradores de López Obrador, y otros antiguos miembros del PRD.

Destacó que sí hubo un complot contra el tabasqueño, en el que no sólo participó Salinas, sino también el secuestrado Diego Fernández de Cevallos y el empresario Carlos Ahumada.

Las relaciones diplomáticas México-Cuba se empezaron a deteriorar desde el gobierno de Ernesto Zedillo, por la posición crítica de éste sobre los derechos humanos en la isla.

Sin embargo, llegaron casi al rompimiento en 2004, durante el gobierno foxista, cuando las autoridades cubanas detuvieron a Ahumada y lo interrogaron sobre la situación política en México y las acusaciones de fraude que había en su contra.

México retiró de la isla a la embajadora Roberta Lajous y dio 48 horas para que saliera el embajador cubano, Jorge Bolaños. De manera adicional declaró no grato al consejero político de la sede isleña, Orlando Silva, y exigió que abandonara México de manera inmediata, con el argumento de que se había entrometido en asuntos que sólo competen a los mexicanos. Esta acusación la extendió a otros dos diplomáticos.

En julio retornaron los embajadores, pero el enfriamiento persistió. A partir de la la llegada del gobierno de Felipe Calderón, México buscó sacar del congelador la relación.

En marzo de 2008 la canciller Patricia Espinosa Cantellano visitó Cuba y uno de los acuerdos alcanzados con su contraparte fue que los presidentes de ambos países efectuarían visitas recíprocas. Sin embargo, hasta la fecha ninguno de los dos viajes se ha concretado y de hecho, el gobierno de México ha mostrado poco interés en ello.
Georgina Saldierna, La Jornada, 14 de agosto.

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