Un grupo de 165 opositores cubanos criticó ayer en una carta abierta al papa Benedicto XVI la intervención de la Iglesia católica de la isla a favor de la liberación de los disidentes presos, al considerar que sólo beneficia al gobierno del presidente Raúl Castro. “No estamos de acuerdo con la postura que ha tenido la jerarquía eclesiástica cubana en su intervención por los presos políticos, es lamentable y de hecho bochornosa”, afirma la misiva entregada en la nunciatura apostólica en La Habana, en la que se exige que “cese el apoyo político” de los obispos cubanos al gobierno de Castro.
El arzobispado de la capital cubana emitió poco después un comunicado en el que calificó de “ofensivo” el contenido de la carta y defendió que la actuación de la Iglesia “no se ha apoyado, ni se apoyará nunca, en tendencias políticas, ni en las del gobierno ni en las de quienes se le oponen, sino en su misión pastoral”. Asimismo, la Iglesia dijo que “no desviará su atención de aquello que la motivó a actuar en este proceso: el reclamo humanitario de las familias que han sufrido por el encarcelamiento de uno o más de sus miembros”. El comunicado reafirmó que en esa gestión cuenta con el apoyo “espiritual y la autoridad internacional” del Vaticano.
La carta enviada al Papa está firmada entre otros por Martha Beatriz Roque, Jorge Luis García Antúnez y Vladimiro Roca, además de presos como Pedro Argüelles y Arnaldo Ramos, ambos pertenecientes al grupo de 75 opositores detenidos en la llamada “Primavera Negra” de marzo de 2003 y condenados a hasta 28 años de cárcel bajo la acusación de ser “mercenarios” de EU.
La Iglesia católica cubana, tras semanas de conversaciones con el gobierno, anunció a principios de julio que serían excarcelados los 52 miembros de dicho grupo que seguían hasta entonces entre rejas. De ellos, 26 han salido ya de la cárcel y se han trasladado a España con sus familias. El último de ellos, Juan Adolfo Fernández Saínz, arribó ayer a Madrid junto con su esposa y un hermano de ella.
En la carta al pontífice se afirma que “una correcta mediación sobre el tema hubiera implicado oír los reclamos de ambas partes (gobierno y oposición) y conciliarlos”, pero que “la solución del destierro (...) sólo beneficia a la dictadura”.
Los firmantes califican de “un pequeño éxodo” la marcha de los ex presos y sus familias a España, y consideran que el gobierno “aspira desesperadamente” a la “desaparición” de las llamadas Damas de Blanco, madres y esposas de los reclusos y que con frecuencia desfilan por las calles de La Habana en señal de protesta. Ayer, el Arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, recibió a una representación de cuatro Damas de Blanco, que le solicitaron su mediación ante el gobierno para que “cese el acoso” a Reina Tamayo, madre de Orlando Zapata, muerto en febrero pasado tras más de 80 días en huelga de hambre en demanda de mejoras carcelarias.
En tanto, Berta Soler, una de las Damas de Blanco (DB) que se reunió con el cardenal Ortega, declaró a MILENIO “que tanto él como el obispo de la provincia de Holguín (este) están haciendo todo lo posible con el gobierno para que se ponga fin al acoso a Reina Tamayo”. Soler dijo que el cardenal les explicó que “no es lo mismo” el acuerdo para que la DB marchen sin hostigamiento en La Habana, “que hacerlo en Banes”, lugar remoto del oriente isleño.
Además, informó que el arzobispo no les aclaró la suerte “de los presos que han decidido quedarse en Cuba” luego de ser indultados, ni la de los disidentes puestos en libertad con “licencia extrapenal” en los últimos años, que tienen visa para viajar a EU y el gobierno no les concede permiso de salida.
Claves
“Sin opción”
En Madrid, el ex preso Juan Adolfo Fernández Saínz, de 61 años, quien salió de la cárcel el jueves, dijo que decidió irse porque le parecía “que no tenía otra opción”.
“Era demasiado lo que había soportado. Pero los verdaderamente admirables son los que han decidido quedarse”, afirmó. Según fuentes opositoras, diez disidentes que siguen entre rejas no desean abandonar Cuba.
Las Damas de Blanco prevén que queden libres todos los presos en cumplimiento de las promesas del gobierno, aunque creen que los que no deseen exiliarse serán los últimos en salir de la cárcel.
La Habana/Manuel J. Somoza/DPA, Milenio, 21 de agosto.
El arzobispado de la capital cubana emitió poco después un comunicado en el que calificó de “ofensivo” el contenido de la carta y defendió que la actuación de la Iglesia “no se ha apoyado, ni se apoyará nunca, en tendencias políticas, ni en las del gobierno ni en las de quienes se le oponen, sino en su misión pastoral”. Asimismo, la Iglesia dijo que “no desviará su atención de aquello que la motivó a actuar en este proceso: el reclamo humanitario de las familias que han sufrido por el encarcelamiento de uno o más de sus miembros”. El comunicado reafirmó que en esa gestión cuenta con el apoyo “espiritual y la autoridad internacional” del Vaticano.
La carta enviada al Papa está firmada entre otros por Martha Beatriz Roque, Jorge Luis García Antúnez y Vladimiro Roca, además de presos como Pedro Argüelles y Arnaldo Ramos, ambos pertenecientes al grupo de 75 opositores detenidos en la llamada “Primavera Negra” de marzo de 2003 y condenados a hasta 28 años de cárcel bajo la acusación de ser “mercenarios” de EU.
La Iglesia católica cubana, tras semanas de conversaciones con el gobierno, anunció a principios de julio que serían excarcelados los 52 miembros de dicho grupo que seguían hasta entonces entre rejas. De ellos, 26 han salido ya de la cárcel y se han trasladado a España con sus familias. El último de ellos, Juan Adolfo Fernández Saínz, arribó ayer a Madrid junto con su esposa y un hermano de ella.
En la carta al pontífice se afirma que “una correcta mediación sobre el tema hubiera implicado oír los reclamos de ambas partes (gobierno y oposición) y conciliarlos”, pero que “la solución del destierro (...) sólo beneficia a la dictadura”.
Los firmantes califican de “un pequeño éxodo” la marcha de los ex presos y sus familias a España, y consideran que el gobierno “aspira desesperadamente” a la “desaparición” de las llamadas Damas de Blanco, madres y esposas de los reclusos y que con frecuencia desfilan por las calles de La Habana en señal de protesta. Ayer, el Arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, recibió a una representación de cuatro Damas de Blanco, que le solicitaron su mediación ante el gobierno para que “cese el acoso” a Reina Tamayo, madre de Orlando Zapata, muerto en febrero pasado tras más de 80 días en huelga de hambre en demanda de mejoras carcelarias.
En tanto, Berta Soler, una de las Damas de Blanco (DB) que se reunió con el cardenal Ortega, declaró a MILENIO “que tanto él como el obispo de la provincia de Holguín (este) están haciendo todo lo posible con el gobierno para que se ponga fin al acoso a Reina Tamayo”. Soler dijo que el cardenal les explicó que “no es lo mismo” el acuerdo para que la DB marchen sin hostigamiento en La Habana, “que hacerlo en Banes”, lugar remoto del oriente isleño.
Además, informó que el arzobispo no les aclaró la suerte “de los presos que han decidido quedarse en Cuba” luego de ser indultados, ni la de los disidentes puestos en libertad con “licencia extrapenal” en los últimos años, que tienen visa para viajar a EU y el gobierno no les concede permiso de salida.
Claves
“Sin opción”
En Madrid, el ex preso Juan Adolfo Fernández Saínz, de 61 años, quien salió de la cárcel el jueves, dijo que decidió irse porque le parecía “que no tenía otra opción”.
“Era demasiado lo que había soportado. Pero los verdaderamente admirables son los que han decidido quedarse”, afirmó. Según fuentes opositoras, diez disidentes que siguen entre rejas no desean abandonar Cuba.
Las Damas de Blanco prevén que queden libres todos los presos en cumplimiento de las promesas del gobierno, aunque creen que los que no deseen exiliarse serán los últimos en salir de la cárcel.
La Habana/Manuel J. Somoza/DPA, Milenio, 21 de agosto.
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