Escribe que en 1988 “el corazón me hacía creer que le robaron a Cuauhtémoc la elección”

La Habana, 13 de agosto. En los comicios presidenciales de México en 1988, en los que fue declarado ganador Carlos Salinas de Gortari, “no me constaba si había habido o no fraude”, escribió hoy Fidel Castro. “Sólo el corazón me hacía creer que le robaron a Cuauhtémoc [Cárdenas Solórzano] la elección”.

En la continuación de su artículo del jueves (“El gigante de las siete leguas”), Castro aseguró que Salinas estaba en Cuba cuando el empresario Carlos Ahumada le mostró videos de la campaña contra Andrés Manuel López Obrador. El líder cubano ratificó su coincidencia de opiniones con el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal y agregó: “No albergo la menor duda que mucho más pronto que lo que él imagina, todo cambiará en México”.

Castro recordó que asistió a la toma de posesión de Salinas, cuya elección fue impugnada por Cárdenas por considerarla fraudulenta. “No me constaba si había habido o no fraude. Era el candidato del PRI, partido por el que siempre votaron durante décadas los electores mexicanos. Sólo el corazón me hacía creer que le robaron a Cuauhtémoc la elección”, señaló.

El ex presidente cubano no explicó las circunstancias en las que Ahumada mostró los videos a Salinas, a quien describió así, en valoraciones inéditas: “Sumamente hábil, sabía mover todas las fichas como un experto en ajedrez, con talento muy por encima de los que lo rodeaban”.

En su conocida gestión entre Washington y La Habana por la crisis de los balseros de 1994, el ex presidente mexicano “se portó bien y actuó realmente como mediador y no como un aliado de Estados Unidos”, estimó Castro.

Luego su sucesor, Ernesto Zedillo, “un hombre realmente mediocre” y quizás “celoso” de su influencia política, le “prohibió” residir en México, añadió el líder cubano. Según el relato, Castro accedió “sin vacilación” a la petición de Salinas de vivir en Cuba y aquí nació la primera hija de su segundo matrimonio.

Contó que no autorizó a Salinas a invertir en Cuba, pero le permitió comprar una residencia particular. El ex presidente de México visitaba la isla y conversaban, pero “nunca trató de engañarme”. Tras caer enfermo en 2006, añadió Castro, “no volví a saber de él”.

Castro habló públicamente por primera vez del caso Ahumada, con pocas novedades. Relató que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) pidió “la copia filmada de las declaraciones” del empresario mientras estuvo preso en La Habana.

“En eso no lo podíamos complacer”, señaló el líder cubano. “Le enviamos como correspondía a la autoridad que solicitó la extradición. Otra actitud no habría sido seria.”

El líder cubano no agrega detalles, por lo que no queda claro si se refiere a todas las grabaciones de los interrogatorios que, según el entonces canciller Felipe Pérez Roque, sumaban 40 horas.

Tampoco queda claro el destino del material. Ahumada fue deportado de la isla el 29 de abril de 2004. Autoridades cubanas lo entregaron en la ciudad de México a la Procuraduría General de la República (PGR), que después de cuatro horas lo puso a disposición de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

El 31 de marzo del mismo año, la cancillería mexicana había pedido a su contraparte cubana la detención de Ahumada con fines de extradición. Según el tratado bilateral vigente, México contaba de plazo hasta el 10 de mayo para fundamentar su demanda, lo que estaba preparando la PGR cuando el empresario fue deportado.

Según el relato de Castro, Ahumada declaró en La Habana que fueron Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos los principales instigadores de la campaña contra López Obrador entre 2003 y 2004, y que fue el ex presidente mexicano quien indicó al empresario que viajara a la isla.

“Salinas de Gortari y Fernández de Cevallos vieron los videos previamente y organizaron, con el secretario de Gobernación y el procurador general de la República del gobierno del presidente Fox, Santiago Creel y Rafael Macedo de la Concha, respectivamente, la ejecución de la denuncia y su divulgación posterior, ofreciéndole a cambio apoyo económico en sus negocios y protección judicial para él y su familia”, anota el comandante.

Agrega que “publicados los videos, Salinas, a través de su abogado Juan Collado Mocelo y de su ayudante personal Adán Ruiz, le indicó abandonar México y refugiarse en Cuba”.

Ahumada confesó lo mismo en un libro publicado el año pasado. Hasta ahora Cuba se abstuvo de entrar en precisiones. Castro añadió que la deportación fue bien recibida por el PRD, López Obrador, “numerosas personalidades”, representantes de organizaciones y partidos políticos, diputados y senadores.

Castro recordó que ordenó al vicejefe de Relaciones Internacionales del Partido Comunista, José Arbesú, que explicara en México a partidos políticos que el gobierno cubano no era parte del plan contra López Obrador y que sólo supo por la Interpol que Ahumada estaba en la isla.

Arbesú tenía que pedir opiniones entre políticos mexicanos sobre qué hacer con el detenido. Castro anotó que comprendía “la desconfianza de López Obrador” por la estancia de Ahumada en Cuba y agregó que el entonces precandidato “había sido traicionado por personas que creía honestas y esas circunstancias fueron aprovechadas por los que estaban dispuestos a clavarle un puñal”.
Gerardo Arreola correponsal, La Jornada, 14 de agosto.

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