Fidel-Goldberg: la entrevista de la discordia

Bajo el título “El modelo cubano ya ni siquiera funciona para nosotros”, el corresponsal Jeffrey Goldberg, a quien Fidel Castro (FC) invitó a fines de agosto a La Habana para hacer una entrevista, publicó el 8 de septiembre la segunda parte de su conversación con el líder cubano en la revista The Atlantic tras dedicar la primera, un día antes, a Irán e Israel.

En rigor, la tajante afirmación que Fidel Castro habría hecho sobre el socialismo no aparece en su contexto en la nota de Goldberg, sino que éste la incluye casi al inicio, como puede cotejarse en el sitio (www.theatlantic.com) y también en español: cubainformación.com

A continuación, lo más relevante de la plática.

“Hubo muchas cosas peculiares en mi reciente parada en La Habana (aparte del espectáculo de delfines, que trataré en breve), pero una de las más inusuales fue el nivel de introspección de Fidel Castro. He tenido una experiencia limitada con autócratas comunistas (tengo más experiencia con autócratas no comunistas) pero resultó muy llamativo que Castro estuviera dispuesto a admitir que jugó mal su mano en un momento crucial de la Crisis de los Misiles de Cuba (pueden leer sobre lo que dijo hacia el final de mi post anterior, pero lo que señaló, de manera clara, es que se arrepiente de haber solicitado a Khruschev atacar con armas nucleares a Estados Unidos)

“Todavía más llamativo fue algo que dijo en la comida del día de nuestro primer encuentro. Estábamos sentados alrededor de una pequeña mesa: Castro, su mujer, Dalia; su hijo, Antonio; Randy Alonso, una figura importante de los medios de comunicación del Estado; y Julia Sweig, la amiga que hice me acompañara para asegurarme, entre otras cosas, de que yo no decía nada demasiado estúpido (Julia es una destacada erudita en América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores).

“En un inicio yo estaba interesado principalmente en ver comer a Fidel —fue una combinación de problemas digestivos que conspiraron para casi matarle, y por tanto pensé que haría un poco de ‘Kremlinología’ gastrointestinal y mantendría una cuidadosa atención ante lo que él ingiriese (para que conste, él ingirió pequeñas cantidades de pescado y ensalada, y un poquito de pan untado en aceite de oliva, así como un vaso de vino tinto)—. Pero durante la desenfadada conversación general (habíamos estado tres horas hablando de Irán y Oriente Medio), le pregunté si consideraba que el modelo cubano era algo digno de exportar. ‘El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros’ dijo él. Esto me chocó como salido de los más grandes momentos de Emily Litella [personaje de ficción, con problemas auditivos, en el programa Saturday Night Live, N. de T.]. ¿Acababa el líder de la Revolución de decir, en esencia, ¿’No importa’?”

Goldberg le pide entonces a Sweig, que oficiaba de traductora, que interpretara “esta impresionante declaración”. Y el mismo Goldberg la cita: “Él no estaba rechazando las ideas de la Revolución. Lo he tomado como un reconocimiento de que bajo ‘el modelo cubano’ el Estado tiene un rol demasiado grande en la vida económica del país. Julia señaló que un efecto de semejante opinión podría ser otorgar espacio para su hermano, Raúl, quien es ahora presidente, para promulgar las reformas necesarias de cara a algo que seguramente encontrará oposición desde los comunistas ortodoxos dentro del Partido y la burocracia. Raúl Castro está ya soltando la adhesión del Estado sobre la economía. Él anunció recientemente, de hecho, que pequeños negocios pueden ahora operar y que los inversores extranjeros pueden ahora comprar inmuebles en Cuba”.

En el siguiente párrafo Goldberg ironiza sobre el absurdo de las prohibiciones de EU para comerciar con la isla, “que está adoptando las medidas económicas que EU largamente le ha demandado. Nos arrepentiremos de esto, por supuesto —dice Goldberg—, cuando los cubanos acuerden con europeos y brasileños la acaparación de los mejores hoteles”.

Lo que sigue es un diálogo sobre la visita al Acuario de La Habana, a invitación de FC, para ver el espectáculo de los delfines, un sorprendente show bajo el agua, con buzos sin equipos de respiración que hacen complicadas acrobacias con los delfines. La veterinaria encargada es nada menos que Celia Guevara, la hija del Che. Cuando alguien le recuerda a Fidel en la mesa de la comida que los lunes el centro está cerrado, éste responde: “Mañana estará abierto”.

Ya en el sitio, continúa Goldberg, “Fidel hizo venir a Guillermo García, el director del acuario (cada empleado del acuario, por supuesto, fue a trabajar —me dijeron que ‘de manera voluntaria’—) y le pidió que se sentara con nosotros. ‘Goldberg —dijo Fidel— hágale preguntas sobre los delfines’. ‘¿Qué tipo de preguntas?’. ‘Eres un periodista, hazle buenas preguntas’, dijo él, y entonces se interrumpió. ‘De todas formas, él no sabe demasiado sobre delfines’, dijo Fidel señalando a García. Él es realmente un físico nuclear”.

“¿Por qué diriges el acuario?”, le preguntó entonces Goldberg a García. Y de nuevo Fidel, desternillándose de risa: “¡Le pusimos aquí para alejarlo de construir bombas nucleares!

“En Cuba únicamente emplearíamos poder nuclear para objetivos pacíficos”, dice ahora García, con gran seriedad. “No sabía que estuviera en Irán”, responde Goldberg.

FC muestra la pequeña alfombrilla debajo de la silla giratoria especial que sus guardaespaldas le acercaron. “¡Es persa!” dice, y vuelve a reírse, antes de insistir: “Goldberg, haga sus preguntas sobre los delfines”.

“En el acto, me giré hacia García y le pregunté, ‘¿Cuánto pesan los delfines?’ ‘Pesan entre 100 y 150 kilogramos’, dijo él. ‘¿Cómo entrenan a los delfines para que hagan lo que hacen?’, le pregunté. ‘Esa es una buena pregunta,’ dijo Fidel. Pero García, que explica que no puede responder esa pregunta, llama a una de las veterinarias”. Es ahí cuando entra en acción la hija del Che.

Golderg termina la nota coincidiendo con Fidel en que el Acuario de La Habana es el mejor que ha visto en el mundo, y ambos ratifican su admiración por los delfines.

El periodista concluye anunciando una tercera parte donde dirá lo conversado con Fidel Castro sobre el bloqueo de EU, el estatus de la religión en Cuba, la situación de los disidentes políticos, y la reforma económica.

Irene Selser. Ciudad de México, Milenio, 13 de septiembre.

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