Bogotá, 23 de septiembre. El jefe militar y segundo al mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Víctor Julio Suárez Rojas, mejor conocido como Jorge Briceño y Mono Jojoy, murió la madrugada de este jueves durante un bombardeo de las fuerzas militares a su campamento, en una acción calificada por el presidente colombiano Juan Manuel Santos de “el golpe más contundente” contra ese grupo guerrillero.
“Vamos por ustedes... No ahorraremos esfuerzo alguno y ustedes saben que sabemos cumplir”, advirtió Santos al dirigirse a la cúpula rebelde en un mensaje televisado, en el cual hizo un balance del operativo Sodoma, preparado en menos de cinco días y en el que participaron unos 400 militares de elite y miles de soldados en el cerco (800 comandos de elite, según Afp que cita fuentes de inteligencia), 30 aviones y 27 helicópteros equipados con bombas inteligentes, en la zona de La Macarena, en el departamento sureño de Meta.
Rodrigo Rivera, ministro de Defensa, describió el lugar donde cayó el líder rebelde como “la madre de todos los campamentos, una madriguera”, adonde se llegó tras destruir tres anillos de seguridad.
El Mono Jojoy, de 57 años, integraba el secretariado (mando central) de las FARC desde 1993 y dirigía el bloque oriental, el más numeroso y el que manejaba mayores recursos económicos.
El cuerpo de Briceño, quien tenía otra cédula de identidad con el nombre de Luis Suárez, fue encontrado en las primeras horas de este jueves, tras bombardeos aéreos y nueve combates en tierra.
Su campamento, de 300 metros de longitud, contaba con un búnker construido de hormigón y en el cual había unos 400 guerrilleros, explicó el ministro Rivera.
En los combates murieron unos 20 guerrilleros y fueron heridos cinco militares que se encuentran fuera de peligro, informaron las autoridades. Según el ministro Rivera, la única baja en las fuerzas militares fue la de Sasha, una perra experta en detectar explosivos.
Entre los mandos medios abatidos en las filas rebeldes estaría Henry Castellanos, alias Carlos Antonio Lozada o Romaña, quien desde los años 90 empezó a ejecutar el secuestro masivo de civiles que viajaban por carretera entre los departamentos de Cundinamarca –del que Bogotá es capital– y Meta, en lo que se conoce como las “pescas milagrosas”.
“Éste es el golpe más contundente” a las FARC, “más que el de Raúl Reyes, porque Mono Jojoy era el símbolo del terror, de la violencia”, dijo Santos desde Nueva York, donde asiste a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. “Es una noticia histórica para nuestro país; con este golpe se muestra que la guerrilla se desmorona porque además hubo militantes de la propia insurgencia que, cansados de una guerra perdida, cooperaron para llevar a cabo este operativo”.
El mandatario dijo a la sociedad colombiana: “ustedes se han librado de un verdugo”, y expresó que este golpe a las FARC es un “triunfo de la seguridad democrática”.
Se trató de “una operación ciento por ciento colombiana”, subrayó Santos, quien asumió la presidencia en agosto pasado y era ministro de Defensa cuando fue abatido Raúl Reyes, entonces segundo al mando de las FARC, en un bombardeo en la frontera ecuatoriana, el primero de marzo de 2008, y que provocó la ruptura de relaciones con Quito.
El presidente Santos confirmó que aprobó el operativo el lunes, antes de viajar a Nueva York, y que ahora se buscará la paz y el progreso del país. Pero advirtió a los líderes de la insurgencia que deben abandonar las acciones violentas, deponer las armas y desmovilizarse. “Vamos por ellos, no bajaremos la guardia”, advirtió.
Rodrigo Rivera, ministro de Defensa, le envió un “mensaje” este jueves al máximo líder de las FARC, Guillermo León Sáenz Vargas, Alfonso Cano, para que se entregue “con garantía de su vida y un trato justo de acuerdo con el ordenamiento jurídico”. Su llamado a rendirse también lo hizo extensivo al Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero en importancia.
Cano, comandante rebelde más político, quien sería el próximo objetivo, propuso un diálogo al presidente Santos el 30 de julio, una semana antes de su toma de posesión. Este miércoles la organización reiteró su disposición al diálogo.
Estados Unidos brinda con el Plan Colombia una asistencia militar a esta nación andina para la lucha contra la insurgencia y el tráfico de drogas, que desde 2000 sumó desembolsos por 6 mil millones de dólares. En ese contexto, Washington afirmó que la muerte de Briceño representa una “importante victoria para Colombia”, según Mike Hammer, vocero de la Casa Blanca.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, felicitó a las autoridades colombianas y advirtió a los guerrilleros que “el camino armado que transitan se va cerrando cada vez más”. El presidente chileno Sebastián Piñera celebró la acción militar que acabó con el líder militar de las FARC, que consideró encaminada a derrotar a la guerrilla, el narcotráfico y el terrorismo.
La senadora colombiana Piedad Córdoba, quien en los últimos tres años medió en la liberación de 14 secuestrados de las FARC, pidió privilegiar el diálogo sobre la guerra. “El aplastamiento del otro no fortalecerá la democracia”, dijo Córdoba, al instar al gobierno y a las FARC a sentarse para definir las acciones a seguir, como la entrega de los cautivos, acuerdos de derecho humanitario y el diálogo sobre temas políticos”.
La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, rehén de las FARC entre 2002 y 2008, consideró que la muerte de Mono Jojoy “abre una rendija de esperanza para Colombia y quizá puede ser el fin de una larga noche”.
“Vamos por ustedes... No ahorraremos esfuerzo alguno y ustedes saben que sabemos cumplir”, advirtió Santos al dirigirse a la cúpula rebelde en un mensaje televisado, en el cual hizo un balance del operativo Sodoma, preparado en menos de cinco días y en el que participaron unos 400 militares de elite y miles de soldados en el cerco (800 comandos de elite, según Afp que cita fuentes de inteligencia), 30 aviones y 27 helicópteros equipados con bombas inteligentes, en la zona de La Macarena, en el departamento sureño de Meta.
Rodrigo Rivera, ministro de Defensa, describió el lugar donde cayó el líder rebelde como “la madre de todos los campamentos, una madriguera”, adonde se llegó tras destruir tres anillos de seguridad.
El Mono Jojoy, de 57 años, integraba el secretariado (mando central) de las FARC desde 1993 y dirigía el bloque oriental, el más numeroso y el que manejaba mayores recursos económicos.
El cuerpo de Briceño, quien tenía otra cédula de identidad con el nombre de Luis Suárez, fue encontrado en las primeras horas de este jueves, tras bombardeos aéreos y nueve combates en tierra.
Su campamento, de 300 metros de longitud, contaba con un búnker construido de hormigón y en el cual había unos 400 guerrilleros, explicó el ministro Rivera.
En los combates murieron unos 20 guerrilleros y fueron heridos cinco militares que se encuentran fuera de peligro, informaron las autoridades. Según el ministro Rivera, la única baja en las fuerzas militares fue la de Sasha, una perra experta en detectar explosivos.
Entre los mandos medios abatidos en las filas rebeldes estaría Henry Castellanos, alias Carlos Antonio Lozada o Romaña, quien desde los años 90 empezó a ejecutar el secuestro masivo de civiles que viajaban por carretera entre los departamentos de Cundinamarca –del que Bogotá es capital– y Meta, en lo que se conoce como las “pescas milagrosas”.
“Éste es el golpe más contundente” a las FARC, “más que el de Raúl Reyes, porque Mono Jojoy era el símbolo del terror, de la violencia”, dijo Santos desde Nueva York, donde asiste a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. “Es una noticia histórica para nuestro país; con este golpe se muestra que la guerrilla se desmorona porque además hubo militantes de la propia insurgencia que, cansados de una guerra perdida, cooperaron para llevar a cabo este operativo”.
El mandatario dijo a la sociedad colombiana: “ustedes se han librado de un verdugo”, y expresó que este golpe a las FARC es un “triunfo de la seguridad democrática”.
Se trató de “una operación ciento por ciento colombiana”, subrayó Santos, quien asumió la presidencia en agosto pasado y era ministro de Defensa cuando fue abatido Raúl Reyes, entonces segundo al mando de las FARC, en un bombardeo en la frontera ecuatoriana, el primero de marzo de 2008, y que provocó la ruptura de relaciones con Quito.
El presidente Santos confirmó que aprobó el operativo el lunes, antes de viajar a Nueva York, y que ahora se buscará la paz y el progreso del país. Pero advirtió a los líderes de la insurgencia que deben abandonar las acciones violentas, deponer las armas y desmovilizarse. “Vamos por ellos, no bajaremos la guardia”, advirtió.
Rodrigo Rivera, ministro de Defensa, le envió un “mensaje” este jueves al máximo líder de las FARC, Guillermo León Sáenz Vargas, Alfonso Cano, para que se entregue “con garantía de su vida y un trato justo de acuerdo con el ordenamiento jurídico”. Su llamado a rendirse también lo hizo extensivo al Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero en importancia.
Cano, comandante rebelde más político, quien sería el próximo objetivo, propuso un diálogo al presidente Santos el 30 de julio, una semana antes de su toma de posesión. Este miércoles la organización reiteró su disposición al diálogo.
Estados Unidos brinda con el Plan Colombia una asistencia militar a esta nación andina para la lucha contra la insurgencia y el tráfico de drogas, que desde 2000 sumó desembolsos por 6 mil millones de dólares. En ese contexto, Washington afirmó que la muerte de Briceño representa una “importante victoria para Colombia”, según Mike Hammer, vocero de la Casa Blanca.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, felicitó a las autoridades colombianas y advirtió a los guerrilleros que “el camino armado que transitan se va cerrando cada vez más”. El presidente chileno Sebastián Piñera celebró la acción militar que acabó con el líder militar de las FARC, que consideró encaminada a derrotar a la guerrilla, el narcotráfico y el terrorismo.
La senadora colombiana Piedad Córdoba, quien en los últimos tres años medió en la liberación de 14 secuestrados de las FARC, pidió privilegiar el diálogo sobre la guerra. “El aplastamiento del otro no fortalecerá la democracia”, dijo Córdoba, al instar al gobierno y a las FARC a sentarse para definir las acciones a seguir, como la entrega de los cautivos, acuerdos de derecho humanitario y el diálogo sobre temas políticos”.
La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, rehén de las FARC entre 2002 y 2008, consideró que la muerte de Mono Jojoy “abre una rendija de esperanza para Colombia y quizá puede ser el fin de una larga noche”.
La Jornada, 24 de septiembre.
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