México es una democracia amplia y creciente, con una economía también creciente, así que lo que ocurre en este país no puede ser comparado con lo que sucedió en Colombia hace veinte años, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Desmintió así, abiertamente, a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien expresó que en México los cárteles de la droga están transformándose “en lo que consideramos una insurgencia”, pues controlan todo; además, este país “se está pareciendo cada vez más a la Colombia de hace veinte años”.
En una entrevista con el periódico La Opinión de Los Ángeles, Obama expresó desde la Oficina Oval de la Casa Blanca: “México es democracia amplia y creciente, con una economía creciente, y como consecuencia no puedes comparar lo que está pasando en México con lo que ocurrió en Colombia hace 20 años”.
Con el presidente Obama suman tres miembros de su administración que disienten de lo expresado por la secretaria de Estado.
El primero fue el subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Arturo Valenzuela, quien se distanció de lo manifestado por Clinton al considerar que “de lo que estamos hablando (en México) es de una escalada de violencia, pero no del surgimiento de una insurgencia por motivos políticos”.
Luego lo hizo el zar antidrogas, Gil Krelikowske, quien señaló: “yo sería muy cauteloso al caracterizar a los cárteles de la droga como una insurgencia.
“Yo diría que hay preocupación por la utilización de coches bombas, pero eso no puede trasladarse automáticamente a la acción de una insurgencia”.
En la entrevista con el diario angelino Obama habló asimismo del tema migratorio y sin ofrecer disculpas por lo que ha hecho para impulsar la reforma en este campo, dio su visión sobre el trabajo realizado.
“No me disculpo, por el hecho de que he sido un partidario constante y fuerte de la reforma migratoria. De alguna manera hay una visión poco realista respecto a lo que puedo lograr por mí mismo”, dijo en respuesta a la pregunta de si abriga arrepentimiento por su liderazgo para tratar de alcanzar una reforma.
La periodista Antonieta Cádiz le formuló tal pregunta debido a que Obama ha recibido críticas considerables, por parte de grupos activistas e hispanos, en relación a su iniciativa y postura en esta área, punto que “evidentemente parece molestarle”, señaló el diario.
El presidente estadunidense prosiguió: “Mi posición ha sido clara desde el comienzo. Nunca he renunciado a ella. Sé que en la prensa latina ha habido este comentario... de que si tenía 60 votos para la reforma de salud, por qué no los usé para inmigración.
“Le quiero recordar a todos que después de que Scott Brown ganó en Massachussets tenía 59 votos y la única razón por la que la pasamos fue porque apenas habíamos alcanzado los votos en el Senado”, explicó con relación al tema de salud.
Por otra parte, ayer también el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, pidió que los demócratas que controlan el Congreso de Estados Unidos tomen el liderazgo de un plan que permita la legalización de inmigrantes indocumentados.
Señaló que es necesario que los demócratas no sólo se enfoquen en asegurar la frontera, sino en lograr la legalización de unos 11 millones de indocumentados, lo cual consideró como “una buena política exterior” de Estados Unidos.
Desmintió así, abiertamente, a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien expresó que en México los cárteles de la droga están transformándose “en lo que consideramos una insurgencia”, pues controlan todo; además, este país “se está pareciendo cada vez más a la Colombia de hace veinte años”.
En una entrevista con el periódico La Opinión de Los Ángeles, Obama expresó desde la Oficina Oval de la Casa Blanca: “México es democracia amplia y creciente, con una economía creciente, y como consecuencia no puedes comparar lo que está pasando en México con lo que ocurrió en Colombia hace 20 años”.
Con el presidente Obama suman tres miembros de su administración que disienten de lo expresado por la secretaria de Estado.
El primero fue el subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Arturo Valenzuela, quien se distanció de lo manifestado por Clinton al considerar que “de lo que estamos hablando (en México) es de una escalada de violencia, pero no del surgimiento de una insurgencia por motivos políticos”.
Luego lo hizo el zar antidrogas, Gil Krelikowske, quien señaló: “yo sería muy cauteloso al caracterizar a los cárteles de la droga como una insurgencia.
“Yo diría que hay preocupación por la utilización de coches bombas, pero eso no puede trasladarse automáticamente a la acción de una insurgencia”.
En la entrevista con el diario angelino Obama habló asimismo del tema migratorio y sin ofrecer disculpas por lo que ha hecho para impulsar la reforma en este campo, dio su visión sobre el trabajo realizado.
“No me disculpo, por el hecho de que he sido un partidario constante y fuerte de la reforma migratoria. De alguna manera hay una visión poco realista respecto a lo que puedo lograr por mí mismo”, dijo en respuesta a la pregunta de si abriga arrepentimiento por su liderazgo para tratar de alcanzar una reforma.
La periodista Antonieta Cádiz le formuló tal pregunta debido a que Obama ha recibido críticas considerables, por parte de grupos activistas e hispanos, en relación a su iniciativa y postura en esta área, punto que “evidentemente parece molestarle”, señaló el diario.
El presidente estadunidense prosiguió: “Mi posición ha sido clara desde el comienzo. Nunca he renunciado a ella. Sé que en la prensa latina ha habido este comentario... de que si tenía 60 votos para la reforma de salud, por qué no los usé para inmigración.
“Le quiero recordar a todos que después de que Scott Brown ganó en Massachussets tenía 59 votos y la única razón por la que la pasamos fue porque apenas habíamos alcanzado los votos en el Senado”, explicó con relación al tema de salud.
Por otra parte, ayer también el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, pidió que los demócratas que controlan el Congreso de Estados Unidos tomen el liderazgo de un plan que permita la legalización de inmigrantes indocumentados.
Señaló que es necesario que los demócratas no sólo se enfoquen en asegurar la frontera, sino en lograr la legalización de unos 11 millones de indocumentados, lo cual consideró como “una buena política exterior” de Estados Unidos.
La Crónica, 10 de septiembre.
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