Tras casi dos años al frente de la Policía Metropolitana de Bogotá, el general César Pinzón vuelve a lo que más le gusta: cazar capos. En la Dirección de Policía Judicial de Colombia (Dijín), encabezó las operaciones para dar con jefes criminales como Los Mellizos y Don Mario.
Ahora, en la Dirección Antinarcóticos, asegura que delincuentes como Cuchillo, El Loco Barrera y Los Comba, todos capos emergentes al frente de sus propias bandas, tienen pactos con las FARC y que ambos sectores trabajan para la mafia mexicana. “Todos ellos son objetivos de alto valor para la policía y vamos por ellos”, dice.
El oficial señala que en la alianza entre las mafias de los dos países fue pionero el llamado cártel del Norte del Valle y que el verdadero Señor de los Cielos no era el fallecido capo mexicano Amado Carrillo, sino su principal socio en la década de los 90, el extraditado Hernando Gómez Bustamante, Rasguño, que en un solo viaje envió 11 aviones con coca desde una pista en Cartago.
—¿Qué tan fuertes son los nexos entre narcos y FARC?
—Muy fuertes y ya viejos. Por poner un ejemplo: si la gente de Don Mario (ya preso) y la de Cuchillo quedan desabastecidas de coca por cualquier razón, recurren a las FARC para que les vendan o les presten toneladas de droga. Entre ellos se ayudan para cumplir con los embarques para México. Eso ha ocurrido porque las FARC son el gran cártel que controla los laboratorios en la selva y maneja las rutas de la droga.
—¿Cómo están jugando los capos mexicanos en el país?
—Si uno mira los capos que han caído en los últimos cuatro años en Colombia, todos tenían vínculos en México. Hay jefes del narcotráfico mexicanos que han venido acá; no los grandes capos, pero sí gente de niveles importantes.
—¿Qué tantos nexos tenía La Barbie con Colombia?
—Él ya reconoció que mandó a alguien para que lo ayudara con los contactos con las bandas y las FARC, y que toda su mercancía ilegal salía de Colombia. También confirmó lo que ya sabíamos: la presencia de mexicanos en Colombia y de colombianos en México.
Ahora, en la Dirección Antinarcóticos, asegura que delincuentes como Cuchillo, El Loco Barrera y Los Comba, todos capos emergentes al frente de sus propias bandas, tienen pactos con las FARC y que ambos sectores trabajan para la mafia mexicana. “Todos ellos son objetivos de alto valor para la policía y vamos por ellos”, dice.
El oficial señala que en la alianza entre las mafias de los dos países fue pionero el llamado cártel del Norte del Valle y que el verdadero Señor de los Cielos no era el fallecido capo mexicano Amado Carrillo, sino su principal socio en la década de los 90, el extraditado Hernando Gómez Bustamante, Rasguño, que en un solo viaje envió 11 aviones con coca desde una pista en Cartago.
—¿Qué tan fuertes son los nexos entre narcos y FARC?
—Muy fuertes y ya viejos. Por poner un ejemplo: si la gente de Don Mario (ya preso) y la de Cuchillo quedan desabastecidas de coca por cualquier razón, recurren a las FARC para que les vendan o les presten toneladas de droga. Entre ellos se ayudan para cumplir con los embarques para México. Eso ha ocurrido porque las FARC son el gran cártel que controla los laboratorios en la selva y maneja las rutas de la droga.
—¿Cómo están jugando los capos mexicanos en el país?
—Si uno mira los capos que han caído en los últimos cuatro años en Colombia, todos tenían vínculos en México. Hay jefes del narcotráfico mexicanos que han venido acá; no los grandes capos, pero sí gente de niveles importantes.
—¿Qué tantos nexos tenía La Barbie con Colombia?
—Él ya reconoció que mandó a alguien para que lo ayudara con los contactos con las bandas y las FARC, y que toda su mercancía ilegal salía de Colombia. También confirmó lo que ya sabíamos: la presencia de mexicanos en Colombia y de colombianos en México.
El Universal, 14 de septiembre.
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