'Escuché disparos y gritos'

CIUDAD IXTEPEC, Oax.- Los migrantes que escaparon del secuestro narraron antes de ser trasladados a la Ciudad de México la forma en la que fueron asaltados, golpeados y otros compañeros "levantados", en medio de disparos, insultos y de una excesiva violencia contra mujeres, niños y hombres.

Los centroamericanos contaron a REFORMA que un grupo de 200 personas abordaron la noche del jueves 16 un tren de carga en Arriaga, Chiapas, con destino a Ixtepec, Oaxaca. Cerca de la media noche, el tren disminuyó la velocidad debido a que personal del Instituto Nacional de Migración realizó un operativo en el que detuvieron a 98 personas.

En el albergue "Hermanos en el Camino", los sobrevivientes relataron que quienes lograron evadir el retén volvieron a subirse al tren, sin embargo, poco tiempo después fueron asaltados y golpeados ya en territorio oaxaqueño.

"De pronto sentimos que el tren bajaba la velocidad y vimos a unos 10 sujetos vestidos de negro con armas que salían de un potrero y ellos habían colocado dos durmientes sobre las vías para parar la máquina", contó el hondureño Marvin Adonay.

Adonay escuchó disparos, incluso, dijo que sintió que las balas le pasaron cerca. También vio como uno de los sujetos macheteaba a un compañero de ellos, mientras unas 30 personas entre mujeres y hombres gritaban mientras los golpeaban.

"Yo escuché disparos y los alaridos de las mujeres, y del hombre al que machetearon. Ellos ordenaban que nadie corriera mientras gritaban 'párate hijo de tu pinche madre o te va a cargar la chingada'. Pero los que pudimos, corrimos entre los matorrales", abundó.

Al albergue lograron llegar 18 migrantes, algunos de ellos lastimados por los golpes que les propinaron los asaltantes con la palma del machete.

El hondureño Wilmer Reyes, de 16 años, perdió a su padre mientras huía para no caer en manos de los agentes migratorios o de los asaltantes.

"Todo mundo se dispersó. Los que nos logramos salvar nos venimos al albergue, pero los agentes de Migración van agarrando primero a las mujeres, niños y hombres que viajan en el segundo vagón".

Él logró saltar y esconderse. Fue así que pudo escuchar los gritos de una joven que pedía que no la tocaran.

"Ya no supe nada porque seguí corriendo. Sólo alcance ver a los hombres de negro que agarraban a las mujeres. Yo me logre zafar, pero mi papá se me perdió ahí en el robo",.

Su padre se llama Adán Reyes y habían salido de su natal Yoro, en Honduras, para ir a Estados Unidos.

En medio de un fuerte dispositivo de seguridad y en total hermetismo, los migrantes fueron trasladados al DF para rendir su declaración en la PGR.
Reforma, 23 de diciembre.

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