“Fueron entre 30 y 40 los plagiadoss

Oaxaca, Oax., 22 de diciembre. El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue Amigos del Camino, informó que los migrantes secuestrados por presuntos integrantes del grupo Los Zetas son “entre 30 y 40”, y que al menos dos mujeres fueron violadas.

Para asegurar la integridad física y el anonimato de los testigos, que fueron amenazados en dos ocasiones, “el Instituto Nacional de Migración (INM) los tomó bajo custodia” el martes y los trasladó a la ciudad de México en coordinación con un visitador adjunto de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), dijo.

Del grupo de siete mujeres centroamericanas atacadas el 16 de diciembre, sólo cinco lograron llegar al albergue el lunes 20 y, según relataron al ingresar en el lugar, fueron “desnudadas y tocadas en sus intimidades en busca de dinero”. Eduardo, un guatemalteco que logró escapar, “corroboró que de su grupo siete son mujeres y dos habían sido violadas”, dijo Solalinde.

“¿Cómo niegan el secuestro y al mismo tiempo la CNDH se lleva a 13 testigos para iniciar la investigación?”, cuestionó. “Los migrantes ya relataron lo ocurrido, pero al rato también van a decir que las amenazas en nuestra contra son pura ficción”, añadió.

“(La postura del INM) es una negación de la realidad, y así no se resuelven los problemas, ocultándolos. No es posible que lo nieguen cuando ni siquiera la Procuraduría General de la República ha iniciado la investigación porque apenas se llevaron a los testigos”, agregó.

Si no hay evidencias del secuestro, ¿por qué el Ejército, elementos del INM y policías estatales realizaron el lunes un operativo en Chahuites para dar con su paradero?, preguntó.

“No encontraron nada porque hay filtraciones y hay grandes intereses. Recuerden que nada más en Veracruz el plagio de migrantes representa para los delincuentes un negocio de por lo menos 25 millones de dólares”, afirmó.

Comentó que él y los migrantes fueron amenazados por personas que “todo mundo sabe que son de Los Zetas”.

Señaló que un sujeto “ampliamente conocido en Juchitán, porque trabaja con sicarios, llegó al albergue para decirme que sólo quería conocerme. En este contexto me queda claro que es una amenaza. Las policías federal y estatal lo conocen, y la CNDH ya está al tanto”.
Agustín Galo Samario, La Jornada, 23 de diciembre.

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