Anestesiado contra el miedo

Hace cinco años, cuando el Padre Alejandro Solalinde fue a Ixtepec a buscar a un sacerdote de la Parroquia de Guadalupe, cruzó la plaza del poblado y encontró cientos de migrantes tirados intentando el descanso.

- Padre, fíjese cómo están esos migrantes. Son muchísimos, tienen hambre- le dijo al llegar a la parroquia.

- Sí, sí, es lo más normal. Siempre están ahí- respondió.

- Padre, son tus ovejitas. Están a una cuadra de tu parroquia- insistió Solalinde.

- Mira, ahorita que vayamos a Jalapa de Márquez, yo conozco un lugar riquísimo donde podemos almorzar.

Esa mañana, entrado en sus 60 años, supo que dedicaría su vida a proteger a los migrantes en su paso por México, afirma durante una entrevista con REFORMA.

Solalinde fue hijo de un maestro de barrio que a marchas forzadas sostenía a su familia. Nació en Texcoco, pero a los pocos meses su familia se mudó al DF. A los 20 años, relata, abandonó Arquitectura en la UNAM y a una novia llamada Yolanda, de quien se despidió llorando antes de irse a Guadalajara al seminario de la orden de los carmelitas, de donde lo corrieron por su rebeldía.

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Antes de dedicarse a la defensa de migrantes, Solalinde trabajó por los niños huérfanos. En los años 80, abrió un albergue en el municipio oaxaqueño de San Pedro Comitancillo, que atendió hasta mediados de 2000, cuando decidió irse a Ixtepec. Con tal de que no abandonara el pueblo, la gente lo acusó de robarse una campana del templo, recuerda.

En febrero de 2007 decidió abrir el albergue "Hermanos en el camino", a pesar de que Ulises Ruiz trató de impedir la venta del terreno. Empezó como una pequeña palapa de madera y láminas. Hoy tiene un dormitorio donde los migrantes descansan sobre colchonetas en el piso, una pequeña capilla, barda de tabique y malla de alambrón.

Lo mantiene con apoyo de su familia -sus 4 hermanos-, que le dan una pensión mensual. Los donativos ocasionales de verduras y granos, más lo que a veces tiene que pedir fiado en un par de tiendas, no alcanzan para los 300 migrantes que llegan a la semana. En el albergue se padece hambre.

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Su día está dedicado a la atención de los migrantes.

Alejandro, uno de los guaruras que el Gobierno de Gabino Cué le asignó para protegerlo por las amenazas de muerte en su contra, tiene 10 años en el oficio y asegura nunca haber cuidado a un hombre tan activo, que duerme sólo 5 horas diarias.

"Terminamos agotados de seguirle el paso al Padre", relata el hombre que debe vigilarlo hasta cuando va a barbechar las vías del tren.

Antes de dormir, el encargado de la Pastoral de la Movilidad Humana en la zona Sur-Pacífico de la CEM se da un tiempo para rezar. Cuando no lo tumba el sueño, dice, se acuesta en su hamaca y escucha música de Andrea Bocelli y Sara Brightman. Antes tenía tiempo para pintar y tocar la guitarra.

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El sacerdote que responsabilizó al Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de cualquier atentado en su contra y días después se reunió con él para exigirle protección a los migrantes, ha sido acusado de ser pollero y lucrar con el albergue, además lo han amenazado delincuentes y autoridades.

Como el 24 de junio de 2008, cuando personas lideradas por el ex Alcalde Gabino Guzmán y el síndico Erasmo Carrasquero entraron al albergue con palos, piedras y gasolina para incendiarlo.

En 2007, cuando denunció los secuestros de migrantes, un zeta lo citó en un baldío afuera de Ixtepec. Le ordenó ir solo, recuerda un colaborador a quien confió lo ocurrido.

"Cuando lo tuvo de frente, el Padre le dijo: 'Si me quiere matar, máteme, pero la labor que hago. Alguien más la va a hacer'. El zeta no pudo hacerle nada", narra el colaborador.

Aunque lo parezca, Solalinde no se considera temerario, sabe que es tan vulnerable como los migrantes.

"El Padre Alejandro no es de plástico, soy normal, pero, cuando tengo que dar testimonio de los migrantes, me llega una fuerza. Sé que me pueden matar, lo entiendo intelectualmente, pero, al dar testimonio de ellos, haga de cuenta que estoy anestesiado contra el miedo", sostiene.




Rebelde con causa

Situaciones que ha enfrentado el sacerdote Alejandro Solalinde por defender a los migrantes centroamericanos en su intento por llegar a EU:



2007
Enero 10. El presunto plagio de 12 indocumentados deriva en un enfrentamiento entre ilegales y policías municipales de Ixtepec así como en la detención y liberación del sacerdote al tratar de auxiliar a los indocumentados.

Diciembre 12. La CNDH emite una recomendación al Gobierno de Oaxaca por la agresión y detención del padre y centroamericanos.



2008
Junio 24. Habitantes y autoridades municipales de Ixtepec lo acusan de proteger a un migrante hondureño acusado de violación y amenazan con quemar el albergue si no se cerraba en un plazo de 48 horas.



2010
Enero 29. El sacerdote presenta una denuncia por amenazas contra policías federales que fueron reconocidos por migrantes salvadoreños como sus asaltantes.

Abril 23. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorga medidas cautelares a favor del padre y su equipo de colaboradores ante actos de intimidación.

Agosto 2. El Instituto Nacional de Migración acusa ante la PGR a Solalinde Guerra y a la hondureña Jeimy Celenia Moncada Mejía de tráfico de infantes.

Noviembre. Amnistía Internacional exige al Gobierno mexicano proteger al sacerdote Alejandro Solalinde y a su asistente José Alberto Donis Rodríguez, ante amenazas del crimen.

Diciembre 17. El director del albergue denuncia el secuestro masivo de indocumentados en Chahuites, Oaxaca.
Daniela Rea y Verónica Sánchez, Reforma, 20 de enero.

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