Human Rights Watch (HRW) criticó el debate “estéril” que protagonizan México y países centroamericanos sobre el tema migratorio, en un intento por “lavarse las manos” ante la violación a los derechos de los indocumentados en su tránsito a Estados Unidos, mientras los abusos de los que son víctimas siguen en territorio mexicano frente a un crimen organizado que opera con la tolerancia o complicidad de las autoridades.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW, en entrevista con EL UNIVERSAL cuestionó así los diferendos en la región. En el último episodio, la Cancillería mexicana dijo que los delitos cometidos contra los migrantes tienen su origen en países centroamericanos, lo que provocó la reacción de El Salvador, Honduras y Guatemala, que rechazaron este hecho y recordaron que es en México donde son secuestrados y se violan sus derechos.
“Es tan poco constructivo y hasta cierto punto tan infantil la calidad del debate a nivel de México y de los gobiernos centroamericanos, cuando lo importante no es intentar lavarse las manos, tratar de deslindar responsabilidades... lo importante es enfrentar esta situación”, manifestó Vivanco.
El experto agregó que “lo peor que puede ocurrir es abandonar a las víctimas, distrayéndose con este tipo de enfrentamientos y debate estéril; lo que corresponde es buscar una relación constructiva entre estos países, para que con la mayor información posible se pueda enfrentar el fenómeno”.
Fustigan complicidades
Vivanco dijo que no hay duda de que cientos de latinoamericanos y de otras regiones del mundo que pasan por México “están expuestos a abusos, corrupción, vejaciones, que de acuerdo con las denuncias son cometidas por pandillas o grupos del crimen organizado que no podrían operar sin contar con la tolerancia y en muchos casos con la complicidad de autoridades”.
También enfatizó: “Yo no estoy en favor de la inmigración ilegal, no estoy abogando por ella, México tiene perfecto derecho y el deber de controlar sus fronteras, así como lo tiene Estados Unidos, pero eso no significa que haya carta blanca para cometer abusos con impunidad, como ocurre desgraciadamente en México”.
Por ello, consideró que este es un hecho que el gobierno del presidente Felipe Calderón debe enfrentar, “en lugar de tratar de deslindar responsabilidades y ver la paja en el ojo ajeno y no en el propio; lo que corresponde es desarrollar una nueva política que evite abusos y que éstos sean castigados, además de defender y proteger los derechos de mujeres, hombres y menores que sufren vejaciones y a veces pagan con su vida el costo y riesgo que representa cruzar el territorio mexicano”.
Recomendó a México que aborde el problema con la profundidad que tiene.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW, en entrevista con EL UNIVERSAL cuestionó así los diferendos en la región. En el último episodio, la Cancillería mexicana dijo que los delitos cometidos contra los migrantes tienen su origen en países centroamericanos, lo que provocó la reacción de El Salvador, Honduras y Guatemala, que rechazaron este hecho y recordaron que es en México donde son secuestrados y se violan sus derechos.
“Es tan poco constructivo y hasta cierto punto tan infantil la calidad del debate a nivel de México y de los gobiernos centroamericanos, cuando lo importante no es intentar lavarse las manos, tratar de deslindar responsabilidades... lo importante es enfrentar esta situación”, manifestó Vivanco.
El experto agregó que “lo peor que puede ocurrir es abandonar a las víctimas, distrayéndose con este tipo de enfrentamientos y debate estéril; lo que corresponde es buscar una relación constructiva entre estos países, para que con la mayor información posible se pueda enfrentar el fenómeno”.
Fustigan complicidades
Vivanco dijo que no hay duda de que cientos de latinoamericanos y de otras regiones del mundo que pasan por México “están expuestos a abusos, corrupción, vejaciones, que de acuerdo con las denuncias son cometidas por pandillas o grupos del crimen organizado que no podrían operar sin contar con la tolerancia y en muchos casos con la complicidad de autoridades”.
También enfatizó: “Yo no estoy en favor de la inmigración ilegal, no estoy abogando por ella, México tiene perfecto derecho y el deber de controlar sus fronteras, así como lo tiene Estados Unidos, pero eso no significa que haya carta blanca para cometer abusos con impunidad, como ocurre desgraciadamente en México”.
Por ello, consideró que este es un hecho que el gobierno del presidente Felipe Calderón debe enfrentar, “en lugar de tratar de deslindar responsabilidades y ver la paja en el ojo ajeno y no en el propio; lo que corresponde es desarrollar una nueva política que evite abusos y que éstos sean castigados, además de defender y proteger los derechos de mujeres, hombres y menores que sufren vejaciones y a veces pagan con su vida el costo y riesgo que representa cruzar el territorio mexicano”.
Recomendó a México que aborde el problema con la profundidad que tiene.
Silvia Otero, EL Universal, 21 de enero.
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