Hugo Chávez rompe la ilusión opositora

BUENOS AIRES.— Pudo ser una ilusión, una especie de recreo a tanta tensión en Venezuela. Una suerte de veranillo de San Juan, en medio de ese intenso invierno político que se viene prolongando desde hace años en ese país. Todo por un fenómeno que no es el del “Niño” o “la Niña”, sino Hugo Chávez.

Precisamente fue el presidente el que había ilusionado a muchos con señales de que la polarización que viene caracterizando al país a lo largo de casi la última década, podía comenzar a ceder, al mostrarse por primera vez en mucho tiempo reflexivo y de manos abiertas con la oposición y sus ex aliados en la Asamblea Nacional, ante quienes había prometido recortar el plazo de la Ley Habilitante (poderes especiales para gobernar por decreto). Pero como suele ocurrir cuando se trata de Chávez, lo volvió a traicionar su pasión por la confrontación, ante una oposición que una vez más pareció acusar ausencia de reflejos.

La sorpresiva propuesta del jefe de Estado a un diálogo, acortando el plazo de la Ley Habilitante, había ocurrido el pasado sábado 15, pero el jueves último, cuando los analistas aún seguían saludando su “cambio de estilo” y su opción por la interlocución, obligado por una coyuntura política desfavorable, Chávez dirigió un discurso en cadena nacional para desechar cualquier posibilidad de reducir de 18 a 6 meses el plazo de los poderes especiales.

“No voy a devolverles la Ley Habilitante, están muy equivocados. Ellos se niegan a debatir porque se quitan la máscara de voceros de la burguesía. Dicen que todo o nada. Entonces vayan a lavarse ese paltó (‘vayan a lavarse ese traje’). La ley Habilitante está en la Constitución”, dijo.

De esa manera Chávez y su ciclotimia daban por tierra con la posibilidad de un diálogo político, ante un antichavismo que volvió a pecar de cierta ingenuidad, al contragolpear reclamando la suspensión total de la Habilitante y no recoger rápido el guante para una negociación. “O debatimos el escenario de la política o debatimos el de la violencia”, advertía horas antes el diputado oficialista Aristóbulo Isturiz.

De esa manera la oposición volvió a quedar atrapada en las redes que el propio presidente les había tendido, esta vez, durante su informe anual a la Asamblea.

Difícil de creer

“Es muy difícil creerle al presidente. Él observó los estudios de opinión y registró la caída de popularidad, junto a la caída de la imagen a nivel internacional y propuso el diálogo, pero como otras veces, eso quedó muy lejos de la realidad”, observó el gobernador del estado de Lara, Henry Falcón. Cuando durante la semana todavía se hablaba del “nuevo” Chávez, los cálculos en los que coincidían la mayoría de los analistas era que el comandante comenzaba a abandonar la radicalización para optar por el camino de la concordia política y así tratar de revertir su baja popularidad, cuando ya había detectado signos de hartazgo en algunos sectores de su tropa.

“Hoy ese análisis no ha cambiado pero asistimos a una nueva demostración de que el peor enemigo del presidente se llama Hugo Chávez”, sostuvo Vladimir Villegas, ex subsecretario de Relaciones Exteriores y ex embajador en México, alejado del chavismo.

Ese cambio constante de decisiones no es nuevo en el presidente. Las idas y vueltas, los raptos de enojo que supo mostrar más de una vez en su difícil relación con Colombia, en tiempos de Álvaro Uribe (2002-2010), o las veces que había propuesto abrir un diálogo con la oposición —después del frustrado golpe de Estado de 2002 o durante la larga huelga petrolera de 72 días entre diciembre de ese año y febrero de 2003—, aparecen como los antecedentes inmediatos de los constantes cambios de humor del mandatario venezolano. Así como la tranquilidad no es patrimonio del carácter presidencial, para el politólogo Augusto García ese cambio de postura en tan corto lapso “entraba en los planes, desde el mismo momento en que apareció conciliador ante la oposición”.

Presionado por la crisis

Más allá de cómo deshoje Chávez la “margarita” de la oposición, su gobierno sigue presionado por una crisis que no encuentra salidas por el momento. Con una inflación que en 2010 fue de 26.9% en 2010 según el Banco Central y que las previsiones más optimistas la ubican por encima del 35% este año, con decenas de miles de evacuados que esperan respuestas y viviendas, con las críticas que muchas veces llueven desde sus propias filas, el presidente se vio obligado a mantener su decisión sobre el futuro de la Ley Universitaria.

Primero la había impulsado por decreto, pero las críticas de todos los sectores, incluso del propio secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, a quien muchos en Venezuela lo consideran “un aliado del chavismo”, lo llevaron a revisar aquella decisión y dejar que sea la Asamblea Nacional la que la discuta. “A Chávez el invierno lo ha pillado a mitad de camino y sin víveres”, sintetizó el analista Rafael Poleo para quien “los cambios en el humor presidencial no cambian el panorama”.

Y el panorama se muestra complicado. Según el director de Datanálisis, “el presidente sigue perdiendo popularidad”, desde que en septiembre la última encuesta conocida ya lo ubicaba con un bajo 36% de aceptación. Aun con la crisis y en baja de aceptación los venezolanos volvieron a comprar que la polarización y los cambios de humor del presidente son una constante de la era chavista, mientras no parecen tener mucho margen para prolongar esperanzas de poder dejar atrás la constante tensión política. Volvieron a evidenciar que, como otras veces, lo que vivieron esta semana fue una mera ilusión efímera.
José Vales corresponsal, EL Universal, 24 de enero.

0 Responses to "Hugo Chávez rompe la ilusión opositora"