Unos 60 activistas, encabezados por el sacerdote católico Alejandro Solalinde, director del albergue Hermanos en el Camino, llegaron ayer al municipio oaxaqueño de Chahuites, para denunciar en una manifestación las violaciones a los derechos humanos de los migrantes centroamericanos.
La marcha "Paso a paso por la paz" inició la tarde del viernes en Arriaga, Chiapas, y llegó al filo de la medianoche al municipio de Chahuites, Oaxaca, donde presuntamente fueron secuestrados en diciembre pasado 50 inmigrantes centroamericanos, cuyo paradero se desconoce aún.
El cura católico Heyman Vázquez, quien dirige en Chiapas el albergue para centroamericanos Hogar de la Misericordia, dijo que los activistas y migrantes pernoctaron en un salón del municipio de Chahuites.
Pero aún les hacía falta caminar unos tres kilómetros para llegar a las vías del tren apodado "La Bestia" y que usualmente abordan los inmigrantes centroamericanos para internase en México en su camino hacia Estados Unidos.
En ese punto, según denunciaron primero Solalinde y después los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, fueron supuestamente secuestrados el 16 de diciembre medio centenar de indocumentados centroamericanos por bandas del crimen organizado.
El sacerdote Vázquez informó que la caravana hizo un alto junto una casa abandonada, "donde testigos han dicho que es usada" por el crimen organizado para ocultar a los secuestrados.
En Chahuites, dijo el cura, los activistas y migrantes hicieron una oración por los migrantes que han sido secuestrados.
Los integrantes de la caravana caminaron los 17 kilómetros que separan a Arriaga de Chahuites después de que fracasó su intención de hacer ese recorrido a bordo de "la Bestia", tren de carga que no operó el viernes.
Entre los que participan en la marcha hasta Chahuites están el sacerdote Solalinde, que dirige un albergue en Oaxaca de apoyo a migrantes, y la activista Elvira Arellano, que se convirtió en símbolo de los sin papeles tras pasar un año refugiada en una iglesia de Estados Unidos para evitar ser deportada.
Autoridades ordenaron a las corporaciones policiales garantizar la seguridad de los activistas en su paso entre Chiapas y Oaxaca.
Esa zona se ha convertido en peligrosa, pues no solo operan traficantes de personas y asaltantes de inmigrantes sino también narcotraficantes.
Según Derechos Humanos en 2010 fueron secuestrados en México unos 20 mil migrantes por parte del crimen organizado, que le exige a sus familiares el pago de rescate o los obliga a trabajar con ellos .
La Crónica, 9 de enero.
La marcha "Paso a paso por la paz" inició la tarde del viernes en Arriaga, Chiapas, y llegó al filo de la medianoche al municipio de Chahuites, Oaxaca, donde presuntamente fueron secuestrados en diciembre pasado 50 inmigrantes centroamericanos, cuyo paradero se desconoce aún.
El cura católico Heyman Vázquez, quien dirige en Chiapas el albergue para centroamericanos Hogar de la Misericordia, dijo que los activistas y migrantes pernoctaron en un salón del municipio de Chahuites.
Pero aún les hacía falta caminar unos tres kilómetros para llegar a las vías del tren apodado "La Bestia" y que usualmente abordan los inmigrantes centroamericanos para internase en México en su camino hacia Estados Unidos.
En ese punto, según denunciaron primero Solalinde y después los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, fueron supuestamente secuestrados el 16 de diciembre medio centenar de indocumentados centroamericanos por bandas del crimen organizado.
El sacerdote Vázquez informó que la caravana hizo un alto junto una casa abandonada, "donde testigos han dicho que es usada" por el crimen organizado para ocultar a los secuestrados.
En Chahuites, dijo el cura, los activistas y migrantes hicieron una oración por los migrantes que han sido secuestrados.
Los integrantes de la caravana caminaron los 17 kilómetros que separan a Arriaga de Chahuites después de que fracasó su intención de hacer ese recorrido a bordo de "la Bestia", tren de carga que no operó el viernes.
Entre los que participan en la marcha hasta Chahuites están el sacerdote Solalinde, que dirige un albergue en Oaxaca de apoyo a migrantes, y la activista Elvira Arellano, que se convirtió en símbolo de los sin papeles tras pasar un año refugiada en una iglesia de Estados Unidos para evitar ser deportada.
Autoridades ordenaron a las corporaciones policiales garantizar la seguridad de los activistas en su paso entre Chiapas y Oaxaca.
Esa zona se ha convertido en peligrosa, pues no solo operan traficantes de personas y asaltantes de inmigrantes sino también narcotraficantes.
Según Derechos Humanos en 2010 fueron secuestrados en México unos 20 mil migrantes por parte del crimen organizado, que le exige a sus familiares el pago de rescate o los obliga a trabajar con ellos .
La Crónica, 9 de enero.
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