Llaman a crear red pro migrantes

CHAHUITES, Oax.- A bordo de dos autobuses particulares, escoltados por policías estatales de Oaxaca y una patrulla de la Policía Federal, la Caravana Paso a Paso por la Paz, compuesta por poco más 60 migrantes y activistas de organizaciones de derechos humanos, dejó Chahuites.

En un mensaje, el padre Alejandro Solalinde señaló que esta caravana ha sido una exigencia unánime a las autoridades de los tres niveles de gobierno para garantizar la seguridad de los migrantes.

Además, el sacerdote hizo un llamado a la sociedad, a los párrocos y líderes de todas las religiones, a formar parte de una red de protección de migrantes, a través de la denuncia.

"En esta caravana pedimos a los párrocos que pidan a los feligreses denunciar lo que vean raro en sus pueblos, que apoyen a los migrantes. Esta caravana tendrá un efecto irreversible para que la ciudadanía y las iglesias ayuden para protegerlos", dijo en un mensaje sobre las vías del tren.

Solalinde acusó que durante la administración del ex Gobernador Ulises Ruiz se recrudeció el acoso a los migrantes. "Desde el principio Ulises Ruiz luchó contra mí, contra el proyecto, contra el albergue", dijo.

Por la ausencia del tren que provocó el apoyo de los gobiernos estatales de Chiapas y Oaxaca con transporte, la caravana que terminaría en este poblado se extendió hasta Ixtepec, a donde llegó la noche de ayer en dos autobuses.

Antes, a medio día, los habitantes de Chahuites organizaron una comilona en las vías. Prepararon emparedados y tacos dorados y los acompañaron con mensajes de aliento y reclamos al gobierno por la inseguridad.

En este corredor de alto peligro, la víspera, los migrantes tuvieron oportunidad de evadir por unos momentos el peligro y organizaron un partido de futbol.

Mientras unos jugaban, a otros los vencía el cansancio y algunos aprovecharon para hacer una llamada.

-¿Mamita?, soy Marvin. Escuchá, he avanzado mucho y dicen que nos van a dar paso libre...

Al día siguiente, las mujeres de Chahuites,hicieron pancartas con mensajes de apoyo y nombraron a este pueblo como "Casa de los Migrantes".

"Son nuestros hermanos y los vamos a proteger cuando esté en nuestras manos. Los apoyamos porque nuestros hijos también son migrantes en Estados Unidos", dijo Luz, una señora mayor.

Atrás quedó la casa de seguridad en donde el 16 de diciembre fueron secuestrados más de 40 migrantes que aún no aparecen.

Es una construcción de cemento, en obra negra, sin techo y con matorrales crecidos dentro que personal del Ejército limpió justo la noche anterior.

Quienes la conocieron cuando se denunció el secuestro, cuentan que vieron ahí playeras rotas con manchas de sangre así como pantaletas y brasieres.

Daniela Rea enviada, Reforma, 9 de enero.